Bruselas hace una llamada al buen gobierno

Bruselas hace una llamada al buen gobierno

Esta semana hemos aprobado en el pleno del Parlamento Europeo, en Estrasburgo, una revisión del Marco Financiero Plurianual. Se trata de algo muy relevante que merece ser explicado, para que entendamos qué implicaciones tiene y tendrá en los próximos años.

En primer lugar, la UE funciona con este tipo de planificaciones presupuestarias a largo plazo porque esto proporciona un marco estable, con límites generales de gasto para alinearlo con las prioridades políticas, para ser previsibles con nuestras finanzas, y para facilitar la adopción de un presupuesto año a año.

Pero es fácil comprender el riesgo que conlleva planificar un presupuesto a 7 años vista, que es lo que abarca el marco financiero actualmente. En concreto, el vigente comprende desde 2021 a 2027, pero fue en mayo de 2018 cuando la Comisión Europea lo presentó al Consejo y al Parlamento. Y desde entonces: una pandemia mundial, una guerra en el corazón de Europa, y sus consecuencias para el comercio internacional y el mercado energético global, entre otras eventualidades.

Así que, a mitad del periodo, hemos tenido que hacer una revisión para adaptarlo a este tipo de circunstancias difícilmente previsibles. Había que reevaluar el éxito o fracaso de determinadas políticas incluidas en algunas categorías de gasto, y redirigir los créditos de compromiso de unas partidas o de otras, dependiendo de su grado de ejecución, infraejecución o sobre ejecución.

Con la aprobación de esta revisión, también se han puesto sobre la mesa tres principios clave para el futuro de la Unión Europea. Se pone el foco en las energías limpias, no solo para que nuestro continente sea más sostenible, sino para alcanzar nuestra independencia energética. Se reforma la arquitectura financiera para hacer posible este gran programa industrial (STEP, por su acrónimo en inglés). En último lugar, se profundiza el papel geoestratégico de la UE, avanzando hacia una Defensa común, apoyando a Ucrania en su reconstrucción y con políticas activas de vecindad para garantizar la estabilidad en nuestro entorno..

Podría pensarse que esta es una revisión de medio término más, como las otras seis que ha habido en los distintos periodos. Pero, sin duda, esta no es una más. Por los ejes mencionados y también porque a partir de ahora concentraremos programas de gasto muy dispersos para establecer una Plataforma de Tecnologías Estratégicas con carácter estructural.

A partir de ahora, aceptamos que, dentro de la Política de Cohesión, el desarrollo tecnológico industrial será un elemento central y vertebrador. La única política futura de cohesión será la que permita reforzar la competitividad industrial, la soberanía energética y la lucha contra el cambio climático.

Por otro lado, esta revisión no es una más porque se asume que los niveles de absorción y ejecución por parte de los Estados Miembros del Marco Financiero Plurianual influyen directamente en la reasignación de recursos.

Es decir, pensando en positivo: aquellos Estados que alcancen los hitos comprometidos y ejecuten puntualmente sus fondos disponibles, no correrán el riesgo de perder parte de su dotación financiera.

Los gobiernos tendrán un incentivo adicional para usar (¡y usar bien!) los fondos que llegan desde la UE, y los ciudadanos tendremos más fácil poder hacer balance de la gestión de nuestros gobiernos.

En definitiva, esta revisión que hemos aprobado por amplísima mayoría (con apenas un 5% de votos en contra), es una llamada clarísima al buen gobierno y a la gestión financiera eficaz, que se ha perdido en algunos Estados… entre ellos, desgraciadamente, el nuestro.

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