Brexit: ¿dureza o diplomacia?
Según un estudio del London School of Economics, un 62% de españoles quiere que la Unión Europea sea dura con el Reino Unido en las negociaciones del Brexit. Los siguientes argumentos deberían hacernos cambiar de opinión.
Mark Carney, gobernador del Banco de Inglaterra explicó la semana pasada al Comité Financiero Parlamentario Británico por qué el sector financiero europeo estaba bajo gran riesgo si había un Brexit no amistoso entre el Reino Unido y la Unión Europea.
Explicaba que el problema está unos 927.000 millones de derivados financieros europeos son compensados en Londres. Todos esos contratos tendrían que ser compensados en Frankfurt y la Asociación Internacional de Swaps y Derivados ha dicho que la Unión Europea no sabe cómo hacer esta transición sin aumentar los costes y las garantías financieras iniciales necesarias para negociar esos contratos. Aseguran que, de hacerlo sin ayuda de Londres, las garantías requeridas podrían aumentar en un 20% (otras fuentes aseguran que más). Necesitan a Londres para que les ayude en el cambio o para seguir manteniendo la compensación en la City.
Imaginemos un aumento de garantías y de costes. Los derivados son productos apalancados, por lo cual se puede operar un derivado de 100 millones con una garantía solamente de 1 millón. Un aumento de garantías repentino causaría que muchos operadores tuvieran que vender por no poder cubrir las nuevas garantías, con lo cual habría ventas forzadas masivas y la estabilidad financiera de Europa podría verse gravemente amenazada.
Otra razón por la que Europa debe intentar ser lo más diplomática posible con el Reino Unido en las negociaciones del Brexit es que la salida de éstos produciría un agujero fiscal de 10.000 millones, según cálculos de la propia UE. Ese agujero fiscal significaría más impuestos en los países miembros, lo cual sería increíblemente impopular. El Reino Unido se ha ofrecido a tapar ese agujero durante dos años si las negociaciones sobre las condiciones del Brexit llegan a mutuo acuerdo. Adicionalmente, Europa va a deber 67.000 millones de euros, sobre todo en jubilaciones de trabajadores de la Unión Europea, para finales de 2017. La UE había contado con que el Reino Unido pagara entre 10.000 y 20.000 millones de esta abultada factura (Bridgewater Associates).
El hecho es que si necesitas que alguien te pague entre 30.000 y 40.000 millones y te ayude a mantener los derivados estables, debes ir a las negociaciones con algo de humildad y mucha diplomacia. Hasta ahora, Juncker y compañía habían fallado estrepitosamente en poseer estas cualidades. Desde la charla de Carney, la UE ha cambiado el tono, evidenciado por las últimas palabras de Merkel en las que decía que la conclusión sería amistosa y favorable a ambos bandos.
Por lo tanto, ahora que podemos apreciar el verdadero coste del Brexit, cambiemos dureza por diplomacia porque si no van a volver la austeridad y las subidas de impuestos.
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