Ayuso: no había caso

Ayuso: no había caso

La Fiscalía Anticorrupción ha dicho que no hay causa en el famoso asunto del hermano de la lideresa madrileña. Tuvo que producirse la mayor crisis del PP de su historia, abrirse la caja de Pandora en la política regional y nacional, colocar a la vencedora en los últimos comicios en la Comunidad bajo sospecha para que unos meses después la Justicia haya dado carpetazo a un asunto que ha producido mucho dolor y excesivo protagonismo mediático.

Entiendo que Isabel Díaz Ayuso excite las bajas pasiones de la izquierda. Comprendo la desazón que produce que muchas ambiciones de sus líderes se estrellen contra la realidad de una mujer por la que pocos dieron un euro. Es lo que hay, señores.

Ahora andan los corifeos de aquí y acullá tratando de sacar verdad de mentira y de mentira verdad. Díaz Ayuso se ha ganado con votos su statu quo de representar con dignidad al territorio más progresista (viene de progreso, no de argumentarios fútiles), dinámico de todo el país. No hay otro secreto en la historia política de Ayuso que este: ni se metió, ni se mete debajo de la mesa cuando el cierzo ruge. Ello le ha permitido conectar con una mayoría de madrileños que durará mucho tiempo si no comete errores graves.

Es sumamente divertido y hasta aleccionador ver cómo semana tras semana se faja con sus adversarios políticos a propósito de cualquier cosa. En especial, con la señora médico/madre, madre/médico, que el bueno de Íñigo Errejón colocó ahí para que le abriera su propia carrera política nacional.
De un tajo, sus jefes en Génova 13 han cortado cualquier posibilidad de encono tras el éxito arrollador de Juanma Moreno el pasado domingo. Coinciden en los sustancial y ambos tienen el mismo objetivo: colocar a Feijóo en el sillón de Sánchez. El resto es mera bagatela.

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