Aeroport de Barcelona Joan Palomo

Salvador Illa ha ‘desafiado’ a los ‘titanes’ (ERC y Comunes) para pactar consigo mismo la ampliación del Aeropuerto de El Prat a costa de algunos patos que, sin duda alguna, estarían mejor en la carta de algún restaurante oriental que dificultando el progreso de la economía catalana y, por lo tanto, la economía española. Salvador Illa (PSC) ha llegado a un acuerdo con el Gobierno de España (con ministros del PSC) y AENA (dirigida por un ex diputado del PSC, Maurici Lucena) para favorecer el crecimiento de Barcelona (PSC) y de organismos claves del sector económico catalán como la Feria de Barcelona (controlada por el PSC).
Vamos, que esta infraestructura va a ser renombrada en breve, y cambiará su actual denominación de «Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat» por «Aeropuerto Juan Palomo Barcelona-El Prat». Perdón, quería decir «Joan Palomo», o «Joan Colom», que hay que cumplir las exigencias socialistas en materia lingüística. La ampliación va a ser un festival socialista y seguro que muchos honestos militantes, dirigentes y amigos del PSC van a ser muy felices con las obras que durarán años y años. Esperemos que tanta felicidad no nos salga demasiado cara a todos los españoles, aunque no tenemos que dudar en absoluto de la honradez socialista.
Los Comunes y ERC protestarán un poco, en el caso de los de Colau un poco más, por aquello de que gobiernan en El Prat, y los vecinos están hasta las narices de los aviones, y por apretar un poco con el tema ecologista para colocar a unos cuantos luchadores de las clases populares en los chiringuitos metropolitanos que dominan los socialistas. Junqueras tendrá que alternar su proyecto estratégico de colaboración perpetua con los socialistas con el cabreo de los críticos que se niegan a que el partido de Lluís Companys y Francesc Macià sea poco más que el sector más soberanista del PSC. Así que Free Oriol dará una cal y dos de arena, para evitar rebeliones internas.
Salvador Illa quiere ser la reencarnación en aburrido de Jordi Pujol, y para eso ha de demostrar al empresariado catalán que es útil para sus negocios. Y las patronales y otros chiringuitos que reúnen a lo más granado de la burguesía catalana desean un aeropuerto más potente que sirva como polo de atracción de inversiones. Tras la ensoñación fracasada de Barcelona como capital de un nuevo Estado europeo, que tanta baba segregó en algunas de las familias más notables de Cataluña durante la fase álgida del procés, toca el ‘seny’ de ampliar sus ‘negocis’ volviendo a la senda del crecimiento, olvidando la turismofobia y el poner por delante los patos a los aviones.
El PSC quiere heredar la enorme gestoría que lideró Miquel Roca en Madrid y Jordi Pujol en Barcelona al servicio de los intereses del empresariado catalán. Adhesión inquebrantable a cambio de una inversión pública por aquí y una enmienda a una ley por allá. La ampliación del aeropuerto es la primera baldosa (amarilla, como los lazos de sus socios de gobierno) del camino de Salvador Illa hasta la Ciudad Esmeralda de la Tierra de Oz, en el que todos los deseos socialistas pueden convertirse en realidad. Lástima que los sueños del PSC acostumbran a ser la pesadilla de los españoles de bien que solo quieren un país mejor, libre de fanatismos tribalistas y de imposiciones lingüísticas.