Rajoy 1 – Puigdemont 0

Rajoy 1 – Puigdemont 0

Mariano Rajoy le ha ganado la partida política a Carles Puigdemont con un perfecto dominio de los tiempos. Así ha quedado latente tras el último espectáculo del presidente de la Generalitat en el Parlament. La declaración de independencia más corta e infructuosa de la historia ha acabado en charlotada política, con la división más que evidente entre las distintas facciones independentistas y unos rostros que denotaban un profundo fracaso. Algunos diputados secesionistas, incluso, ni se han intercambiado el saludo. Es de justicia reconocer, por tanto, el mérito de la meticulosa estrategia de desgaste que Rajoy y su equipo han llevado a cabo. Sin dar un solo pretexto para el victimismo de los golpistas, han ido minando su capacidad de reacción hasta dejarla en nada. 

Desde que el desafío al Estado de Derecho tomara forma, la diplomacia gubernamental en las formas ha contrastado con una enorme firmeza en el fondo. Siempre amparados en la legalidad vigente pero dando cada paso con suma prudencia para no dotar de excusas a unos pirómanos de la política que buscaban cualquier resquicio para desplegar la demagogia de un discurso falaz, autoritario siempre y, por momentos, incluso represor. Desde la Generalitat han perseguido a los ciudadanos que no querían saber nada del referéndum ilegal. El presidente del Gobierno ha demostrado una vez más que a pesar de las presiones recibidas en una situación tan complicada no se deja amedrentar y permanece firme en su criterio. Una convicción que, al igual que cuando evitó el rescate bancario durante la crisis, demuestra que tras su aparente tibieza hay una persona de acción y un sólido hombre de Estado. 

El Ejecutivo ha agotado mental y físicamente a los instigadores del procés. El presidente del Gobierno se ha encargado de hablar con las empresas que, una a una, han abandonado Cataluña en tiempo récord demostrando así que el golpe de Estado no sólo era contra España y sus intereses sino que también ponía en solfa la viabilidad económica de la región y, sobre todo, el bienestar de todos los catalanes. Ningún empresario se va a arriesgar a permanecer en un lugar sin las suficientes garantías jurídicas y los mercados jamás confiarían en un contexto así. Es ahí donde ha venido la primera gran derrota de los golpistas. Ahora Rajoy sólo tiene que dar un último paso: aplicar el artículo 155 de la Constitución y devolver la paz social y las garantías constitucionales a todos los ciudadanos que habitan al otro lado del Ebro.

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