Oruga procesionaria en perros: síntomas y cómo actuar rápidamente
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Uno de los principales peligros de sacar al perro a pasear en primavera por bosques de pinos es la oruga procesionaria. El simple contacto con ella puede provocar en el perro síntomas de carácter grave que requieren la atención veterinaria urgente. En el caso de que el perro ingiera la oruga procesionaria, las consecuencias pueden ser fatales.
Las orugas desciende de los nidos, ubicados en las copas de los árboles, durante los meses de marzo y abril. Una vez tocan el suelo, forman una larga hilera, caminando una detrás de otra, como si fueran en procesión. Son muy peligrosas porque pueden proyectar sus pelos urticantes al aire ante la más mínima amenaza.
Síntomas
Ante la más mínima sospecha de que al perro le ha picado una oruga procesionaria es fundamental llevarle al veterinario, aunque parezca que se encuentra bien.
Si el perro «sólo» ha estado en contacto con la oruga, las señales más frecuentes son las siguientes: inflamación e irritación de la piel, malestar general, nerviosismo, dificultad respiratoria, inflamación de la lengua, úlceras y ampollas.
Si el perro se come una oruga procesionaria del pino, lo más común es que se necrose la lengua y la garganta. En este caso, no hay ni un solo minuto que perder ya que el animal puede fallecer en tres o cuatro horas.
Primeros auxilios
Antes de llevarle al veterinario, inmediatamente después de la picadura hay que prestarle una serie de primeros auxilios al perro.
Con el uso de guantes y pinzas, lo primero es retirar con mucho cuidado la oruga procesionaria o los pelos urticantes de la misma que hayan quedado en el pelaje del perro. A continuación, se lava la zona afectada con abundante agua fresca y limpia.
Lo más importante es no frotar o hacer presión en las heridas porque los pelos urticantes podrían liberar más sustancias tóxicas en el organismo del perro.
Por último, cabe señalar que el cambio climático influye de una manera directa en el ciclo biológico de la oruga procesionaria. Por esta razón, el incremento de las temperaturas hace que adopte un comportamiento activo durante más tiempo del habitual.
Pata prevenir en la medida de lo posible el contacto o la ingesta de la oruga por parte del perro, hay que tener mucho cuidado durante los paseos. Además, hay que desparasitar al animal de manera regular y cumplir con el calendario de vacunación anual.
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