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Los 5 mejores restaurantes tradicionales del barrio de Chamberí

restaurantes Chamberí
Blanca Espada

Chamberí tiene algo que hace que sea muy especial y auténtico, un aire de barrio madrileño que huele a caña recién tirada, a patatas bravas con pimentón y a tortilla jugosa. Entre sus calles, que combinan historia, vida de barrio y modernidad, se esconden algunos de los mejores restaurantes tradicionales de Madrid. Lugares donde el tiempo parece detenerse, pero donde el sabor evoluciona sin perder sus raíces.

En este rincón castizo por excelencia, las tascas de toda la vida conviven con propuestas renovadas que mantienen el alma madrileña, pero con un toque contemporáneo. Desde tabernas centenarias con mostradores de mármol hasta locales de autor donde las tapas se reinventan, Chamberí conserva una autenticidad que atrae tanto a vecinos como a curiosos que llegan desde otras partes de la ciudad buscando esa esencia que ya no abunda. A continuación, te proponemos un recorrido por cinco restaurantes tradicionales imprescindibles de Chamberí, cinco paradas donde se come bien, se charla mejor y se respira Madrid en cada plato. Algunos conservan más de un siglo de historia; otros son el ejemplo de cómo la tradición puede modernizarse sin perder su sabor. Pero todos comparten algo: son el alma viva del barrio.

La Falda de Chamberí

En calle Espronceda 17, donde durante décadas funcionó una de las barras más queridas del barrio, ha abierto sus puertas La Falda de Chamberí, un proyecto que recoge el testigo de la tradición con un aire renovado. Su propuesta no busca romper con el pasado, sino dar continuidad al espíritu castizo que convirtió este rincón en lugar de peregrinaje para los amantes de la buena tortilla.

El local conserva parte de la esencia de la antigua taberna Sylkar, esa barra alargada, las mesas pequeñas, el ambiente de barrio, pero con una carta más amplia y actualizada. Aquí sigue reinando la tortilla de patata, con diferentes puntos de cocción (y que ha sido premiada como la mejor), pero también hay platos de cuchara, rabo de vaca, lentejas con foie o callos, todos elaborados con mimo y producto de mercado.

 

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Fide

Si lo tuyo son las barras bulliciosas, el olor a mar y las conversaciones que se cruzan entre cañas bien tiradas, el Fide es parada obligada. Tiene dos sedes, una en la calle Ponzano, 8, y otra en Bretón de los Herreros, 17, ambas con ese estilo de taberna marinera elegante y sin artificios. Aquí, la barra de mármol es un clásico y las tapas de marisco son las grandes protagonistas.

Desde percebes, centollos o almejas gallegas hasta conservas de altísima calidad, el Fide combina la frescura del producto con la sencillez que solo los lugares auténticos saben mantener. Entre semana encontrarás a vecinos de toda la vida disfrutando de una ensaladilla rusa y un vino blanco, mientras que los fines de semana el local se llena hasta los topes.

Alipio Ramos

Decir Alipio Ramos es hablar de una institución en Chamberí. Fundada en 1916 como bodega y reconvertida con el tiempo en taberna, esta joya de la calle Ponzano, 30, conserva intacto su espíritu original. Nada de minimalismo ni de decoración impostada: aquí el encanto está en las tinajas antiguas, las botellas polvorientas y el murmullo del bar que suena igual desde hace décadas.

Su cocina es pura tradición madrileña. Las patatas bravas con salsa pimentera, los berberechos al vapor o las navajas a la plancha son apuestas seguras. Todo preparado sin prisas, con ese punto casero que cuesta encontrar hoy.

La Ardosa

En el número 70 de la calle Santa Engracia resiste, desde 1919, La Ardosa, una taberna que conserva intacto su aire de otra época. Su fachada de azulejos y su interior reducido la convierten en un pequeño refugio del Madrid más auténtico. Aunque el local es pequeño, su terraza permite alargar la visita entre vinos y cañas bien tiradas.

Aquí no hay florituras ni carta interminable: torreznos, oreja, anchoas o vermut son los pilares de una oferta sencilla pero infalible. El encanto de La Ardosa está precisamente en esa fidelidad a sí misma. Es un sitio que no necesita reinventarse porque ya es parte del paisaje emocional del barrio. Ideal para el aperitivo, para una comida improvisada o para quienes buscan ese sabor que ya no abunda en las tabernas modernas.

Jota

Y por último Jota, ubicado en la calle Sandoval, 6, que lleva ya unos diecisiete años alimentando a fieles habitantes de Chamberí con platos de corte clásico.
El local tiene ese aroma hogareño que te hace sentir en casa: maderas, ladrillo visto, simplicidad bien entendida. Su carta combina lo castizo con detalles que no empalagan: pintxos con sidra, tapas delicadas y platos de cuchara bien ejecutados son su fuerte.

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