Los 10 restaurantes de moda en Chueca
Restaurantes fusión y con una gastronomía que sorprende entre los más de moda están ahora en Chueca
Qué ver y qué hacer en el barrio de Chueca: historia, por qué se llama así, qué ver, mapa y dónde está
os mejores bares de Chueca para salir de fiesta


Caminar por Chueca ya es una experiencia en sí misma. Este es uno de esos barrios en los que puedes pasar horas curioseando escaparates, descubriendo rincones que no sabías que existían y, sobre todo, comiendo muy bién. En los últimos años, esta zona del centro de Madrid se ha convertido en uno de los destinos gastronómicos más de moda de la ciudad. Y no hablamos sólo de clásicos. Hablamos de lugares que están marcando tendencia de verdad así que toma nota, porque te presentamos a continuación, los 10 restaurantes de moda en Chueca.
Entre las calles estrechas y plazas bulliciosas de Chueca se esconde una oferta culinaria capaz de sorprender a los paladares más exigentes. Desde bistrós con estrella Michelín hasta bares de tapas que rinden homenaje al recetario más castizo, pasando por coctelerías experimentales, propuestas vegetarianas que enamoran o templos del fuego y el producto. Y lo mejor de todo: en muchos de estos sitios puedes comer de maravilla si necesidad de pagar demasiado. Si estás pensando en reservar para esta semana o simplemente quieres descubrir nuevos sitios a los que volver, aquí tienes una selección de los 10 restaurantes de moda en Chueca que más están dando que hablar.
Chispá Bistró
No es sólo uno de los mejores restaurantes de Chueca, sino uno de los más especiales de todo Madrid. Desde que abrió sus puertas a finales de 2022, Chispá Bistró no ha dejado de sorprender. Su propuesta de alta cocina viajera, sin pretensiones ni rigideces, ha conquistado tanto a comensales como a críticos. Prueba de ello es la estrella Michelín que consiguió en 2024. Detrás del proyecto están Juan D’Onofrio y Gabriel Sodré, dos cocineros formados en grandes templos como El Celler de Can Roca o Enigma. ¿El resultado? Platos que mezclan sabores del mundo (—de Japón a México) con técnicas precisas y una ejecución impecable. La carta cambia a menudo, pero si te cruzas con su pichón en tres vuelcos o su molleja de ternera con beurre blanc y anchoa, no los dejes pasar. Y sus vinos son también, digno de mención. Está en la calle Barquillo, 8.
Zíngara
Si pensabas que un restaurante vegetariano sólo podía ofrecer ensaladas y tofu, es que aún no has probado Zíngara. Es un viaje a otro tiempo: su decoración retro te transporta al París bohemio de 1910, pero con un aire mágico, incluso algo brujesco. Aquí, el diseño del espacio es tan importante como lo que llega al plato. La carta, diseñada por Maximiliano Rossi, gira en torno a productos de temporada y cercanía, y tiene opciones tan originales como el papillote de setas, el saam coreano o los sorrentinos rellenos de ricotta. Es una experiencia diferente, tanto si eres vegetariano como si simplemente te gusta comer bien. Lo encontrarás en la plaza de las Salesas, 8.
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Comparte Bistró
Detrás de este local acogedor están Charlotte Finkel y Mario Sánchez, y juntos han creado uno de esos sitios a los que uno siempre quiere volver. Comparte Bistró ofrece una carta corta, pensada para compartir, donde el sabor y el producto están por encima de todo. La fusión franco-andaluza funciona a la perfección, con platos como el pulpo asado con puré de coliflor y bimi, la terrina de foie y pato, o sus deliciosas láminas de atún rojo. Para los más curiosos, tienen dos menús degustación (el de nueve pases por 59 euros y el de once por 75 euros) con una selección de sus mejores creaciones. Puedes encontrarlos en la calle Belén, 6.
Kuoco 360 Food
Rafa Bergamo se ha propuesto que cada plato en Kuoco 360 sea una explosión de sabor, y lo consigue. Aquí no hay normas, ni límites geográficos. Sólo producto de calidad, técnicas precisas y combinaciones inesperadas. Su steak tartar coreano, la presa ibérica con mole shiitake o la corvina con vichyssoise de edamame son buenos ejemplos de lo que aquí se cuece. Literalmente. También tienen menú degustación (85 euros) y un maridaje opcional para redondear la experiencia. Y si eres goloso, no te vayas sin probar su banoffee de plátano canario y miso. Está en la calle San Bartolomé, 14.
Los 33
Pocas cosas hay más difíciles últimamente que encontrar mesa en Los 33, pero te aseguramos que merece la pena el intento. Este restaurante, que une a los creadores de Charrúa y El Viajero, tiene un ambientazo y una propuesta muy singular: la fusión entre cocina española y uruguaya. Aquí se viene a disfrutar de unas croquetas criollas, unos chivitos o su mítica tortilla Salesas, todo con buen producto y ese punto canalla que tanto engancha. Por supuesto, las carnes son uno de sus puntos fuertes. Está en la Plaza de las Salesas, 9.
Bar de Fuegos
El nombre lo dice todo. Bar de Fuegos es un homenaje al fuego, a la parrilla, al producto cocinado con paciencia y destreza. Y además lo hacen a la vista del comensal, con cocina abierta y mucho espectáculo. Aquí puedes ver cómo se prepara un tomahawk de un kilo, cómo las flores de alcachofa se doran al punto, o cómo se sirve un tataki de atún con boniato que despierta todos los sentidos. Y para rematar, una tarta de queso que se ha convertido en uno de sus postres más celebrados. Está en la calle Barbieri, 7.
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Angelita
Angelita es mucho más que un restaurante. Es un lugar donde el vino, la coctelería y la cocina se funden en una experiencia redonda. Arriba, un wine bar con más de 500 referencias y platos que cambian cada día según el mercado. Abajo, una coctelería de autor escondida, premiada en más de una ocasión, donde el producto fresco y el ingenio mandan. Y entre medias, tapas viajeras, maridajes sorprendentes y una atención al detalle que marca la diferencia. Todo en un ambiente íntimo y elegante. Lo tienes en la calle Reina, 4.
Gioia
Davide Bonato ha creado en Gioia algo más que un restaurante italiano. Aquí, los clásicos se transforman en platos de autor con un sello muy personal. La carta gira en torno a la pasta, la carne y el pescado, con platos tan especiales como las flores de calabacín en tempura o el magret de pato con raviolo de calabaza y salsa asiática. Y si quieres ir más allá, su menú Essentia (por 79 euros) es un viaje gastronómico de principio a fin. Todo en un local elegante, con alma y mucha personalidad. Está en la calle San Bartolomé, 23.
Hermanos Vinagre
¿Te apetece un sitio más informal pero con mucho nivel? Hermanos Vinagre es el templo del tapeo castizo bien hecho. Su barra está repleta de escabeches, encurtidos y salazones que son una delicia. Su Gilda doble, los boquerones con piparras, o su foie escabechado no fallan nunca. Y si lo que buscas es algo más contundente, atrévete con su bocadillo de calamares o sus huevos con papada Joselito. Un homenaje al bar de siempre, pero con calidad máxima. Está en la calle Gravina, 17.
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Roostiq
Y por último Roostiq en el que todo gira en torno al producto. Y cuando decimos todo, es todo. Tienen su propia finca en Ávila, de donde traen las carnes, los pollos y hasta las verduras. Su propuesta es una oda a las brasas, al fuego, al sabor auténtico. Aquí se viene a disfrutar de unos torreznos, una buena chuleta o incluso una de sus famosas pizzas de masa madre. Además, el ambiente es elegante pero relajado, y siempre hay buena música sonando de fondo. Está en la calle Augusto Figueroa, 47.
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