La estrategia de Juan Carlos I en Londres: pedirá la nulidad por no recibir la demanda en mano
La Justicia inglesa retira la inmunidad a Juan Carlos I y abre la puerta a que sea juzgado por acoso a Corinna
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Los abogados de Juan Carlos I ya diseñan una nueva estrategia para responder a la sentencia del juez del Tribunal Superior de Londres, Matthew Nicklin, que retiró al ex monarca la inmunidad penal: reclamar la nulidad de todo el procedimiento porque el Rey Emérito nunca recibió en mano en su domicilio de la isla de Zaya Nurai, en Abu Dabi, la notificación del escrito de la demanda civil de Corinna Sayn-Wittgenstein por acoso y seguimiento ilegal.
Hoy por la mañana, a las 10,30, se celebrará una nueva vista en el Tribunal Superior de la capital británica en la que los representantes legales de Juan Carlos I tendrán que pronunciarse sobre si piensan apelar o exigir la nulidad. También se debatirá sobre si el ex monarca pagará las costas de la defensa de Corinna. El juicio está convocado a la misma hora en la que se celebra la misa en honor del fallecido Príncipe Felipe de Edimburgo, a la que asisten los Reyes de España.
El bufete londinense Clifford Chance pretende repetir la estrategia que ya plantearon los abogados del príncipe Andrés, hijo de Isabel II, en la denuncia de Virginia Roberts -en la actualidad Giuffre-, por abuso sexual cuando tenía 17 años, dentro de la causa contra el multimillonario estadounidense Jeffrey Epstein.
El hijo de la Reina del Reino Unido, de 61 años, se refugió en una de las propiedades de su madre para no recibir personalmente la notificación de un tribunal norteamericano. Aquella treta le sirvió de poco porque el magistrado de EEUU estimó que el Duque de York no podía escudarse en tales excusas porque había tenido suficientes medios y fórmulas para enterarse de la demanda. Sólo le proporcionó más tiempo para llegar a un acuerdo con la demandante que, finalmente, desistió y retiró la denuncia.
El magistrado norteamericano, ante la obcecación de uno de los herederos en la línea sucesoria británica, llegó a declarar: “Esto no es un juego al escondite detrás de los muros de Palacio”.
A Juan Carlos I, sólo le quedan dos salidas legales para afrontar su proceso civil en la capital británica: apelar a una instancia judicial superior o aferrarse a la nulidad de las diligencias, lo que podría denominarse la “opción príncipe Andrés”.
Según fuentes judiciales británicas, la primera tendría poco recorrido porque, desde que la Casa del Rey dio a conocer el pasado 7 de marzo la carta de Juan Carlos I en la que comunicaba su intención de fijar su residencia en Abu Dabi, los argumentos que había esgrimido para reivindicar su inmunidad quedaban invalidados. Pero, aún así, sus abogados piensan insistir en “la inmunidad soberana”, aduciendo que el juez se equivoca en sus conclusiones.
En el escrito de más de 20 folios que han presentado ante el juez Nicklin rechazan el contenido de la sentencia alegando que la posición de Juan Carlos I en la legislación española es especial y única, que no existe en otros países del mundo y tampoco en la normativa británica.
Reinciden aún a sabiendas de que la apelación contra la sentencia del Tribunal Superior resulta endeble porque los argumentos de los abogados del bufete Clifford Chance, Daniel Bethelehem y Philippa Wess, en la vista del juicio carecen ahora de sentido. Juan Carlos I no pertenece institucionalmente a la familia real, ni representa ni tiene asignada una nómina del Estado, no reside en Palacio y mantiene su domicilio fiscal en Abu Dabi. Lo contrario de lo que exigía el magistrado para decretar su inviolabilidad en el Reino Unido. Para la defensa, la sentencia de Nicklin es desacertada.
La segunda solución tampoco les sirve para revocar la sentencia del juez Nicklin. Los expertos legales consultados por OKDIARIO mantienen que parapetarse en la isla Zara Nurai bajo la protección de un régimen seudo-medieval como el de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) sólo le puede servir para ganar tiempo, como hizo en su día el príncipe Andrés.
Juan Carlos I actuaría como otros mandatarios internacionales que han buscado refugio en Abu Dabi u otros emiratos. Es el caso del ex presidente de Afganistán que fijó su residencia en el Hotel Palace de la capital de los Emiratos Árabes Unidos (EAU).
El blindaje especial de Juan Carlos I
Juan Carlos I, como invitado de honor del emir Jalifa bin Zayed Al Nahayan, disfruta de un blindaje especial, con la policía y la Justicia de los EAU de su parte, frente a los tribunales británicos, pero sólo le serviría para aplazar la causa. ¿Cómo va a argumentar que no ha recibido la notificación de la demanda y que desconoce su contenido si se ha celebrado un juicio y el proceso lleva abierto desde hace meses?, destacaron en Londres.
“Es difícil que Juan Carlos pueda a acogerse a cuestiones técnicas para reclamar la impugnación del proceso. Eso en el Reino Unido no puede prosperar”, señalaron.
Además, ni el Rey Emérito ni la Casa del Rey pueden alegar un desconocimiento porque, tras la denuncia de Corinna Sayn-Wittgenstein a comienzo de 2021, sus abogados mandaron una copia directamente al móvil que Juan Carlos I utiliza en Abu Dabi y a Jaime Alfonsín, jefe de la Casa del Rey, a La Zarzuela. Ambos tendrían que declarar ahora que jamás recibieron la notificación. Pero los letrados del Rey Emérito no aceptan ese procedimiento porque no se entregó en mano al demandado.
Sede del Tribunal Superior de Justicia de Londres.
Juan Carlos I lleva un año sin darle valor a las comunicaciones de la demanda por parte de Corinna. Su conclusión es no aceptar su inclusión en el proceso escudándose en que el ex monarca nunca recibió el escrito en mano. Incluso, rechaza los dos intentos de los abogados de la princesa alemana de remitir la denuncia al Palacio de la Zarzuela, siguiendo lo estipulado por la Convención de La Haya. El último intento fue el pasado mes de enero, haciendo caso al domicilio facilitado por los abogados del Rey Emérito.
La nueva estrategia del Rey Emérito vendría a demostrar que conocía el signo de la sentencia antes de remitirle la carta a su hijo Felipe VI el pasado 5 de marzo. A partir de esa fecha, los argumentos de los letrados londinenses dieron un giro importante. Estaba claro que pasaban de la cuestión de “inmunidad” por la que habían luchado denodadamente en el juicio oral en la Corte los días 5 y 6 diciembre de 2021
Admisión de la demanda
El juez del Tribunal Superior de Londres impuso unas medidas restrictivas de seguridad para mantener su decisión bajo secreto. Incluso, a los cuatro abogados que representaron a Juan Carlos I y a la princesa alemana en la Corte –los “barrister”, abogado en inglés – les advirtió de las consecuencias punitivas si se iban de la lengua. Ellos conocieron el resultado el pasado 21 de marzo, pero con el compromiso de no trasladarlo ni a sus propios clientes. Sin embargo, algún topo pudo acceder a información tan valiosa para preparar la carta remitida a Palacio desde Abu Dabi.
Los asesores legales de Juan Carlos I estaban convencidos de que el procedimiento iba a endurecerse, incluso, bajo el riesgo de tener que sentarse en el banquillo por el acoso a Corinna. Ante ese horizonte penal, para su estrategia, lo más sensato era permanecer tras los muros de su residencia en Abu Dabi, como el Príncipe Andrés.
La defensa de la ex compañera sentimental de Juan Carlos I va a reclamar hoy en la vista, al margen de los tecnicismos legales, que el magistrado de por válido el conocimiento de la demanda civil por parte del Rey Emérito y que vuelva a rechazar la apelación sobre la inviolabilidad.
Si Juan Carlos I regresara a España en próximas fechas quedaría expuesto a la reacción imprevisible de la opinión pública. Sobre todo, cuando se viera obligado a revelar la procedencia del dinero para pagar la minuta millonaria de sus abogados londinenses -como mínimo más de dos millones de euros-, siguiendo la política de transparencia impuesta por Felipe VI desde su llegada a la Corona.
Manteniendo su residencia fiscal en Abu Dabi Juan Carlos I consigue dos objetivos: eludir la declaración de sus bienes en España y mantenerse alejado de los vaivenes del Ministerio Fiscal, sobre todo si se produce un afloramiento de su dinero oculto. Además, la residencia fija en la capital de los Emiratos Árabes Unidos es la mejor coartada para justificar que no tiene dinero y vive a gastos pagados.
El hecho de que Juan Carlos haya aumentado su defensa con otros dos letrados, Ben Silverstone y Belinda McRae, da a entender que el Rey Emérito va a seguir luchando en los tribunales británicos para lograr la nulidad de actuaciones en la demanda de quien fuera su compañera sentimental durante más de cuatro años. El primero es un abogado especialista en medios e información, derecho público y derechos humanos y la segunda, experta en arbitraje internacional y con amplia experiencia en el Tribunal Supremo y Tribunal de Apelación.
Pero con la nueva estrategia, posiblemente, los letrados de Clifford Chance sólo puedan retrasar el procedimiento durante tan sólo unos meses, según los expertos. Desde bufete de Londres, como suele ser tradicional en su política de comunicación, se niegan a hacer cualquier tipo de declaración sobre sus procedimientos.