Valdemoro

El director de Valdemoro insistió en acusar a los funcionarios pese a no tener «evidencias concretas»

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El director de Valdemoro.
Luis Miguel Montero

El director de la prisión de Valdemoro (Madrid III), José Antonio Luis de la Iglesia, declaró el 1 de junio de 2021 en el marco de la Operación Orión Madrid contra el tráfico de drogas en la cárcel que él dirige ante la Guardia Civil que investigó la causa que «si bien no tiene una evidencia concreta, pero que ciertas informaciones que han llegado a esta Dirección apuntan a que (…) pudiera estar implicada en la introducción de sustancias estupefacientes y terminales móviles cuya información es de junio de 2020, durante el Estado de Alarma». A pesar de esta falta de evidencias hubo cuatro detenidos, tres de ellos encarcelados durante cuatro meses y medio, entre los funcionarios de Valdemoro.

Durante las diligencias de investigación los agentes de la Guardia Civil hicieron también preguntas sobre el papel de ciertos funcionarios. Por ejemplo, preguntaron al director del prisión sobre «Miguel», funcionario que fue detenido aunque no encarcelado y el director respondió sobre este trabajador que «tiene información antigua (septiembre de 2018) que le implicaba en la introducción de alcohol y móviles, que por referencias a la información dada sobre Miguel, solo puede precisar el nombre según le refirió un interno». A pesar esta afirmación Miguel fue detenido y pasó 72 horas igual que el resto en el cuartel de la Guardia Civil de Tres Cantos hasta que pasó a disposición judicial. La diferencia es que él fue puesto en libertad y para los otros tres funcionarios se decretó prisión provisional sin fianza.

Esta falta de evidencias durante la instrucción quedó constatada muy claramente durante la declaración del director ante la Guardia Civil y la juez. Los primeros se interesaron sobre unas tarjetas micro SD encontradas en su prisión, ante lo que explicó que «le refirió el subdirector de Seguridad, de una que se le incautó al interno (…), en la que según parece había una conversación en la que no hablaban muy claramente, pero que se desprendía de una cita en algún lugar entre la funcionaria (…) con otra persona y que se puede vincular con la introducción de sustancias estupefacientes. Que el dicente (el director) no llegó a escuchar la conversación, no está seguro de tener nada por escrito, de parte del Subdirector que tampoco puede asegurar que se informara a la cadena de mando superior al dicente».

Es decir, que un tema tan grave como una conversación guardada en una tarjeta entre varias personas sobre el presunto tráfico de drogas atribuido a una funcionaria, el director de Valdemoro le dice a la Guardia Civil que lo sabe su Jefe de Seguridad, que se lo ha dicho un preso, pero no hay nada por escrito y nadie por encima de él fue informado. Para «rematar» este episodio añade que «no le consta igualmente que al interno al que se le incautó dijera lo que aparecía en dicha tarjeta micro SD, afirmando a preguntas de esta instrucción que no recuerda si existe un informe de lo preguntado».

Ante la falta de datos la Guardia Civil insiste en el asunto de la tarjeta micro SD y preguntó a Luis de la Iglesia si «dicho dispositivo lo tiene en la actualidad en su posesión o alguien del personal del Centro» a lo que el director respondió que «no lo tiene, le consta que se ha buscado pero no lo encuentra, que el Subdirector tiene una copia». Luego el mismo director intentó sin éxito, porque no aclaró el destino de la famosa tarjeta, ampliar y matizar su declaración en un Juzgado de Valdemoro, en concreto el 16 de julio.

Ante la juez instructora que investigaba el tráfico de drogas y de teléfonos móviles en la cárcel de Valdemoro el director de la misma explicó que «la tarjeta fue intervenida en junio de 2020, (…) que el subdirector le comentó que había una conversación cree que de (…) que estaba en una estación de Metro (…). Que no sabe dónde está, que no han sido capaces de encontrarla, que esta tarjeta micro SD está reflejada, consta como intervenida al interno, tienen una fotografía pero no aparece físicamente» y añade que «el subdirector tiene una copia en el disco duro de su ordenador, que él ha oído los documentos sonoros que tiene esa copia de la micro SD» y luego sigue diciendo que «no hace mención a «vamos a entrar droga, móviles», hace referencia a champús, geles, que no son prohibidos (…)».

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