El tunecino Rached Ghannouchi afronta una sesión centrada en sus dudosos contactos diplomáticos

Túnez

La Asamblea de Representantes del Pueblo de Túnez acoge este miércoles una sesión parlamentaria para abordar los controvertidos vínculos de su presidente y líder del partido islamista Ennahda Rached Ghannouchi con Turquía, en referencia a la guerra en la vecina Libia, y con los Hermanos Musulmanes, entidad considerada terrorista por varios países del ámbito internacional.

La Cámara celebra una sesión plenaria esta jornada para examinar la moción planteada por el anti-islámico Partido Desturiano Libre (PDL), liderado por la abogada Abir Moussi, de cara a abordar la cuestionable diplomacia parlamentaria de Rached Ghannouchi, en relación con el conflicto bélico de Libia y los contactos con Turquía y Qatar, que sustentan al Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA, por sus siglas en inglés) del primer ministro libio Fayez Sarraj (reconocido internacionalmente por Naciones Unidas desde 2016) en su lucha contra el Ejército Nacional de Libia (LNA, por sus siglas en inglés) del mariscal Jalifa Haftar, que está aliado con el Ejecutivo de la ciudad oriental de Tobruk y que es apoyado por potencias foráneas como Rusia, Francia, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Egipto. La sesión plenaria se desarrollará sobre estos polémicos contactos del presidente del Parlamento tunecino, Rached Ghannouchi, con el eje turco-qatarí presente en Libia y sobre otro discutido nexo con los Hermanos Musulmanes, agrupación investigada por varias naciones occidentales por actividad terrorista (de hecho, varios líderes de la formación radical yihadista Al-Qaeda tuvieron participación en la también llamada Hermandad Musulmana), y que tiene una tendencia radicalizada por su deriva hacia el salafismo (versión rígida del islam). Varios actores políticos tunecinos han criticado a Rached Ghannouchi por sobrepasar los límites de su función institucional como presidente de la Asamblea de Representantes del Pueblo y por sus más que dudosas relaciones diplomáticas.

La activación de esta sesión parlamentaria viene dada por la presentación por parte del PDL en el Parlamento de un proyecto de moción que rechaza cualquier interferencia extranjera en los asuntos libios y trata sobre las posiciones expresadas por ciertos bloques sobre la diplomacia parlamentaria. El presidente del Parlamento del país norteafricano desarrolla estos citados contactos «sospechosos» en el extranjero, incluido su pasado desplazamiento a Turquía, cuando la nación presidida por Recep Tayyip Erdogan tiene una postura beligerante e intervencionista en las guerras de Libia y Siria de cara a expandirse en el Mediterráneo; y, también, sus conversaciones con el primer ministro del GNA Fayez Sarraj, quien recibe el apoyo del Ejército turco y de mercenarios a sueldo pro-turcos procedentes de Siria y que están vinculados a antiguas filiales de grupos terroristas como Al-Qaeda, según publicaron diversos medios. Espinoso asunto teniendo en cuenta también que Estados Unidos quiere tener presencia militar en Túnez para hacer de contrapeso ante la presencia de Rusia en el arco mediterráneo con su apoyo al LNA en Libia y al régimen de Bachar al-Asad dentro del conflicto de Siria.

Como recoge el artículo 141 del reglamento de la Asamblea de Representantes del Pueblo, cada presidente de un bloque parlamentario puede presentar una moción para debatirla y adoptarla en la sesión plenaria de la Asamblea, con el objetivo de anunciar una posición sobre un solo tema, siempre que el contenido de la moción no se refiera a una de las mociones regidas por las reglas de procedimiento. Varias formaciones políticas como Qalb Tounes, Tahya Tounès y Al-Mustaqbal entendieron también como necesario activar esta herramienta parlamentaria para cuestionar las acciones que está llevando a cabo Rached Ghannouchi.

Por su parte, el propio Ghannouchi pidió el apoyo popular en estos momentos: “Los tunecinos, la élite tunecina y los partidos políticos, todas las sensibilidades combinadas, deben mostrar más solidaridad. Además de favorecer el apaciguamiento y cerrar filas por el bien del pueblo tunecino”, como recogió el medio El Economista Magrebí.

Ennahda, el partido islamista liderado por Ghannouchi, está pasando por momentos difíciles con divisiones internas reflejadas en la marcha de Abdel Fattah Mourou, vicepresidente del partido y del Parlamento, y en la filtración de un documento interno que versaba sobre la próxima celebración del undécimo Congreso del partido para evaluar la situación de la formación, como informó el medio Arabi21. Texto ante el cual salieron al paso varias personalidades de la agrupación política como Nour Eddine Arbaoui, encargado de Relaciones Políticas de Ennahda, o Abdel Karim Harouni, presidente del Consejo Consultivo del partido, de cara a mostrar su férreo apoyo a Ghannouchi.

Todo esto se produce en un momento de dudas dentro de Ennahda y de asuntos turbios vinculados al dirigente Rached Ghannouchi, cuya riqueza está bajo sospecha. Activistas tunecinos ya advirtieron sobre el patrimonio del mandatario y se barajan muchas cifras sobre el dinero acumulado por el presidente del Parlamento de Túnez, pero medios como Al Ain News estiman una horquilla entre los 1.000 y los 8.000 millones de dólares, de dudoso origen. Una cifra que creció exponencialmente, según diversos medios, a raíz de su vuelta del exilio en 2011, cuando terminó la pasada dictadura de Zine al-Abidine Ben Ali.

Este planteamiento se une a los comentados vínculos que unen a Ghannouchi, escritor de profesión, con los Hermanos Musulmanes, grupo islamista radical considerado terrorista por varios países, como Estados Unidos o Egipto. A través de este tipo de agrupaciones llegan relevantes partidas de dinero, como en el caso tunecino, según han informado diversos medios como Al Ain News. Así, el activista Mourad Nouri indicó que grandes sumas monetarias han llegado a Túnez, principalmente desde Qatar y Turquía, para financiar la actividad precisamente de la Hermandad Musulmana. La mayor parte de estas transacciones quedan disfrazadas como remesas enviadas para financiar organizaciones dedicadas a la caridad o a la enseñanza del Corán. En esta línea, Zubair al-Shahoudi, antiguo secretario general de los Hermanos Musulmanes en Túnez, acusó a Ghannouchi y a su familia de enriquecerse desviando este tipo de fondos.

 

 

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