Trump dice que está «bajo asedio» pero que «vencerá» en pleno escándalo con James Comey
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha asegurado que se encuentra «bajo asedio», si bien se ha mostrado convencido de que «vencerá», en un discurso que ha pronunciado mientras el ex director del FBI James Comey declaraba ante la Comisión de Inteligencia del Senado por la supuesta obstrucción a la justicia del magnate neoyorquino.
Aunque no ha mencionado en ningún momento a Comey, sus palabras ante la Coalición para la Libertad y la Fe han sido interpretadas por la prensa estadounidense como un alegato en primera persona para defenderse de la acusación por obstrucción a la justicia que se cocina en el Congreso y que busca fundamento en el testimonio de Comey.
Comey ha rehusado determinar si Trump dificultó las pesquisas del FBI sobre la injerencia rusa en las elecciones presidenciales pero ha indicado que el jefe de Estado le pidió que abandonara la investigación contra su entonces asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn.
«Estamos bajo asedio, pero surgiremos más grandes y más fuertes, mejores que nunca», ha dicho a los asistentes al acto religioso. «Mentirán y obstaculizarán, difundirán su odio y sus prejuicios, pero no dejaremos de hacer lo correcto (…) Lucharemos y venceremos», ha afirmado.
Los abogados de Trump, por su parte, han señalado que «se siente completa y totalmente reivindicado» por el testimonio escrito que Comey anticipó el miércoles, en el que, además del asunto Flynn, cuenta que el presidente le preguntó si el FBI le estaba investigando por sus vínculos con Rusia y éste le confirmó que no.
Según ha podido saber la cadena estadounidense NBC, Trump ha podido ver parte de las declaraciones de Comey antes de que comenzara el acto con las congregaciones religiosas. «No sé si ha visto mucho», ha dicho la portavoz presidencial, Sarah Huckabee Sanders.
Comey fue cesado de forma fulminante porque, según explicó Trump después, «no estaba haciendo un buen trabajo». El ex director del FBI ha advertido de que la Casa Blanca intenta «difamarle» para ocultar la presión que ejerció sobre él para que desviara la atención de la supuesta influencia rusa en la política estadounidense.