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El mundo mira aterrorizado la invasión de Rusia sobre Ucrania. También son muchos los que tratan de averiguar la naturaleza real que ha llevado al presidente ruso, Vladimir Putin, atacar en pleno siglo XXI a sus vecinos ucranianos. Con cientos de conjeturas sobre un posible y anómalo estado metal o sin ellas, se sabe que Putin busca constantemente entre sus más cercanos colaboradores culpables por los fallos logísticos de esta invasión.
Y es que, según unos informes que han trascendido, dos miembros del servicio secreto FSB, sucesores del KGB, se encuentran bajo arresto al ser culpados por el Gobierno de Putin por la inexactitud de los datos de campo que fueron recabados en Ucrania y remitidos posteriormente a los servicios de Defensa rusa.
Los analistas expertos en conflictos bélicos coinciden en asegurar que esta operación ha sido un desastre, teniendo en cuenta la superioridad rusa sobre Ucrania. Si en principio se pensó que esta invasión duraría días, la prolongación en el tiempo está haciendo que Rusia no sólo se haya atascado, sino que no parece que a coto plazo se obtenga una solución.
Uno de los responsables del Centro para el Análisis de Políticas Europeas, Andrei Soldatov, ha señalado que los arrestados forman parte de un servicio especial de FSB. Representan al departamento más sensible del servicio de espionaje ruso, y quienes debían saber todo sobre los puntos más sensibles de la defensa de Ucrania. Y ahora, después de casi un mes desde que se inició la invasión, parece que Vladimir Putin finalmente, entendió que la información de inteligencia que le dieron antes de la invasión no era extremadamente precisa. Así, comenzó a mirar a su alrededor y está tratando de encontrar a alguien a quien culpar», aseguró Soldatov.
En este sentido, ha precisado que «las agencias de inteligencia rusas han estado viviendo en el clima de miedo durante al menos cinco o seis años». Para este funcionario, Putin inició represiones selectivas entre los años 2015 y 2016, atacando además a todos los sectores de la sociedad rusa, incluida la élite rusa y el propio FSB.
«Tenemos gobernadores en la cárcel, ministros en la cárcel, pero también a oficiales de élite del FSB y, al menos, un general en prisión. Y, por supuesto, en este clima, no se puede esperar que la gente en el FSB esté lista para decirle algo a Putin y que no quiera escuchar”.
“Putin tiene opiniones muy fuertes sobre Ucrania. Además, se cree que es el mejor analista de la historia de Ucrania y Rusia. Con todo esto y, sumado el clima de miedo que ya tenemos instalado en nuestra sociedad, incluso en el servicio secreto, se ha hecho imposible que alguien le lleve la contraria».