Portugal va de nuevo a elecciones: Luís Montenegro cae en la cuestión de confianza tras sólo un año
La derrota se produce en medio de sospechas sobre un posible conflicto de intereses ligado a negocios familiares
El resultado evidencia la fragilidad de la coalición conservadora en un Parlamento profundamente dividido


El primer ministro de Portugal, Luís Montenegro, ha sufrido un revés político este martes al no superar una cuestión de confianza presentada ante el Parlamento, lo que ha desatado una crisis que llevará al país a celebrar sus cuartas elecciones en poco más de cinco años. La derrota, que pone fin a su Gobierno tras menos de un año en el poder, se produce en medio de sospechas sobre un posible conflicto de intereses ligado a negocios familiares, lo que ha erosionado su credibilidad y el respaldo legislativo.
Montenegro, líder del Partido Social Demócrata (PSD), de centroderecha, se ha enfrentado a una oposición unida que incluyó al Partido Socialista (PS), el ultraderechista Chega, el Bloco de Esquerda, el Partido Comunista (PCP), Livre y el PAN. Solo contó con el apoyo de su partido, el conservador CDS y los liberales, una minoría insuficiente que apenas suma una decena de diputados. Este resultado evidencia la fragilidad de su coalición en un Parlamento de profundamente dividido que aboca a Portugal a otras elecciones.
El origen de esta tormenta política se remonta a febrero, cuando medios locales revelaron que Spinumviva, una empresa fundada por Montenegro durante su etapa fuera de la política y ahora dirigida por su esposa e hijos, había recibido pagos de compañías como Solverde, donde el primer ministro trabajó anteriormente. Estas acusaciones alimentaron las dudas sobre su integridad y llevaron a la oposición a exigir respuestas claras.
Durante el debate, Montenegro ha defendido su gestión y ha llamado a votar por la «estabilidad» del país, argumentando que la cuestión de confianza era esencial para evitar «una degradación política e institucional indigna». «No he cometido ningún crimen», insistió, ofreciéndose a dar explicaciones adicionales, incluso en una eventual comisión de investigación parlamentaria. «Quien no debe nada, nada teme», afirmó con firmeza, buscando proyectar confianza y transparencia.
A pesar de sus esfuerzos, el PS, liderado por Pedro Nuno Santos, ha mantenido una postura inflexible. Los socialistas han exigido que Montenegro retirara la cuestión de confianza y se sometiera a una investigación exhaustiva, rechazando su propuesta de una comisión de 15 días por considerarla insuficiente. «El plazo serio es de 90 días; el investigado no pone las reglas», sentenció la portavoz socialista Alexandra Leitão, dejando claro que no habría concesiones.
El enfrentamiento en la Asamblea ha girado en torno a un tira y afloja entre el gobierno y la oposición. Montenegro intentó tender puentes con el PS, proponiendo suspender el debate para consensuar soluciones e incluso ofreciéndose a retirar la cuestión de confianza si los socialistas especificaban qué información buscaban. Sin embargo, Santos replicó que cualquier aclaración debía ser pública, descartando reuniones a puerta cerrada.
En las últimas semanas, Montenegro había sorteado con relativa facilidad dos mociones de censura impulsadas por Chega y el PCP, pero esta vez la coalición opositora fue implacable. La votación selló su destino: de las doce cuestiones de confianza presentadas desde la restauración democrática en 1976, la suya es la segunda en ser rechazada.
Hacia las cuartas elecciones en Portugal
Con este desenlace, Portugal se prepara para ir a las urnas nuevamente, probablemente en mayo, en un contexto de enorme inestabilidad. Desde 2019, ninguna legislatura ha llegado a su fin, reflejando la dificultad de formar mayorías estables. Montenegro, quien asumió el cargo tras la renuncia de António Costa en medio de otra crisis política aún sin resolver, ya ha anunciado que volverá a presentarse como candidato.
El fracaso de esta cuestión de confianza subraya las tensiones en un país donde los escándalos y la fragmentación política han erosionado la confianza en sus líderes: Portugal sigue envuelto en incertidumbre y abocado a otras elecciones.