Los cinco volantazos que dará Trump cuando sea presidente (o eso promete)

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Donald Trump, en una de sus imágenes preferidas.

El nuevo presidente de Estados Unidos promete dar un cambio de rumbo al país en cuanto jure su cargo el próximo 20 de enero ante el Capitolio. De su mano vendrán al menos cinco volantazos que dejarán atrás todo lo sembrado en estos ocho años por su predecesor, el demócrata Barack Obama. Política Exterior, sanidad, impuestos, comercio internacional…

No más inmigrantes de países peligrosos

En política exterior, la medida estrella de Donald Trump es «suspender la inmigración procedente de regiones peligrosas e inestables». No entra en detalles en su programa oficial, porque cuando se le calentaba la boca señalaba «a todos los musulmanes» como radicales potenciales «a los que no deberíamos dejar entrar en nuestro territorio».

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Estrella en el Paseo de la Fama de Donald Trump. (Foto: AFP)

Además del muro que pretende erigir en los más de 3.000 kilómetros de frontera con México, Según el nuevo presidente de EEUU, se puede «derrotar al ISIS exactamente del mismo modo que ganamos la Guerra Fría», aunque no entra en detalles. Pero sí que dijo durante la campaña que él tenía «un plan para acabar con los terroristas del ISIS en 80 días».

Para Trump, la política exterior se basa en «la paz del mundo a través de la fortaleza de Estados Unidos». Y si quiere «abandonar el papel de policía planetario», sí que reivindica «el trabajo con los árabes aliados y con amigos de Oriente Próximo» en la lucha contra los yihadistas.

Pero la clave está en el legado de los ocho años del presidente demócrata en la Casa Blanca, sobre todo en el deshielo en las relaciones con la dictadura de Cuba y en las consecuencias del acuerdo nuclear con Irán, país al que acusa de  «terrorista» y que insiste en que se ha visto beneficiado con «billones de dólares» en ingresos por petróleo y por el desbloqueo de cuentas gracias a la política de Obama y Clinton.

Donald Trump durante su primer discurso tras ganar las elecciones (Foto: AFP)
Donald Trump durante su primer discurso tras ganar las elecciones (Foto: AFP)

Bajada masiva de impuestos «para todos»

Donald Trump sabe que si a un hombre se le conquista por el estómago, a un votante se le enamora por el bolsillo. Así, al mismo tiempo que prometía «millones de empleos» con sus inversiones en obra pública y su proteccionismo comercial, el nuevo presidente de EEUU viajaba por el país asegurando que todos pagarían menos impuestos cuando él llegara a la Casa Blanca.

En su programa, el hombre que será presidente de Estados Unidos a partir del 20 de enero de 2017 se compromete a que nadie pague más de un  33% en su declaración de la renta. Y eso sólo lo tendrán que afrontar los que ingresen más de 225.000 dólares al año.

Sus compromisos se basan en «una bajada de impuestos general para todos, sobre todo para los estadounidenses de clase media». En su opinión, con más dinero en los bolsillos de los estadounidenses, éstos gastarán más y «la economía se reactivará». Son las cuentas habituales no ya del Partido Demócrata, sino de una formación de izquierda radical europea.

En este punto, Trump sabía que tenía poca credibilidad, sobre todo cuando durante la campaña se filtraron algunas de las cuentas de sus empresas y él siempre se negó a hacer públicas sus declaraciones de impuestos. Así, construyó un discurso autoindulgente: «Claro que pago menos impuestos que mi secretaria, y claro que eso es injusto, pero lo hago porque las leyes lo permiten», dijo. «La clave es que los ricos paguemos lo que nos toca, pero que ninguno tenga tanta presión fiscal como para que eso destruya empleo».

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Donald Trump. (Foto: AFP)

Mercantilizar (otra vez) la sanidad

Cuesta encontrar datos concretos, medidas mensurables, descripciones de la realidad que no sean una mera sucesión de eslóganes ideologizados en el discurso de Donald Trump. Pero su desprecio por la ley de sanidad impuesta por el actual mandatario, el llamado Obamacare, ha sido uno de los pilares de sus discursos durante la campaña. Ahora, ¿qué propone a cambio el presidente electo de EEUU?

Para empezar, quiere que el Congreso «revoque completamente» el Obamacare. Y desde su demolición, reconstruir una sanidad estadounidense de nuevo mercantilizada hasta el extremo.

Trump aboga por dar «libertad a todas las compañías» para vender sus seguros médicos en todo el país. Actualmente, una firma sólo puede comerciar dentro del estado en el que está radicada. La idea que preconiza la ley de Barack Obama es la de acercar el proveedor de servicios a sus usuarios. La de Donald Trump es que las empresas puedan acceder a sus clientes –el uso del lenguaje es revelador en este punto– con «total libertad». Según defiende en su programa, «las empresas libres y poderosas compitiendo entre sí ofrecen mejores precios».

Además, ha anunciado una «exención fiscal» para los servicios premium contratados en los seguros médicos, lo que sin duda favorece a quienes más dinero pueden pagar para obtener una mejor cobertura. A cambio, Trump asegura, esta vez sin entrar en detalles, que hablará con las empresas y con las administraciones públicas para asegurarse de que «no caigan en la desprotección aquellos que no puedan pagarse un seguro»… precisamente lo que motivó la creación del Obamacare.

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Donald Trump. (Foto: Getty)

No al libre comercio y sí a los aranceles

El presidente electo de Estados Unidos ha tocado la fibra sensible de los votantes blancos tradicionales. Lo ha hecho conociendo que son ellos, los que le podían votar por republicano y por lo que representa su imagen, los grandes perdedores de la globalización y de la crisis.

En Estados Unidos, el hombre blanco de clase media es el verdadero indignado, ha perdido poder adquisitivo, ha perdido el trabajo, su índice de drogadicción, alcoholismo y depresión es el mayor de todo el mundo occidental. La industria estadounidense ha visto cómo la recesión producida por la crisis ha vaciado ciudades enteras como Detroit, antes pujante sede de las grandes firmas automovilísticas.

Incluso, han desaparecido del orden de 50.000 compañías industriales en el país, de lo que el nuevo presidente republicano acusa al acuerdo con Canadá y México. Y al acuerdo con los países del Pacífico –la gran apuesta geoestratégica de Obama– le culpa de la «desaparición de dos millones de empleos en EEUU».

Eso de «hacer Estados Unidos grande de nuevo» lo basa Trump en ser «autosuficientes» y en una mezcla de ideas derechistas e izquierdistas que certifican las acusaciones de populista e incoherente que ha recibido. Así, apuesta por las energías fósiles, con una «autoabastecimiento» gracias a la explosión de la industria del fracking –la extracción de petróleo mediante la microfracturación geológica– y por «enormes inversiones públicas» en infraestructuras.

Así, las promesas de Trump en este aspecto son de todo punto autárquicas: propone sacar a EEUU de los tratados de libre comercio firmados (el del Pacífico y el sellado hace años con Canadá y México) y paralizar la negociación con la Unión Europea (el famoso TTIP). Exige a las compañías de su país que no deslocalicen la producción, sacándola de territorio nacional, bajo la amenaza de imponer aranceles a sus propios productos.

Y lo mismo para las importaciones: el nuevo presidente asegura que impondrá a China tasas del 45% para evitar la «invasión» de los mercados locales «porque quitan el trabajo a los americanos». De hecho, China es el nuevo «gran enemigo» de los EEUU de Trump. Su programa acusa al gigante asiático de «robar los secretos tecnológicos» de EEUU, de «actividades comerciales ilegales», y de hacer dumping internacional «subsidiando su economía» para dominar el mercado global.

Barack Obama y Donald Trump.
Barack Obama y Donald Trump.

Armas para todos

La defensa de Donald Trump de la segunda enmienda a la Constitución de Estados Unidos ha sido otro de los ejes de su campaña. Quizá no tan pronunciado como otros, por lo controvertido del asunto, pero sumándose con firmeza a los postulados de la Asociación del Rifle. Trump quiere «derecho a portar armas para todos en los 50 estados».

Dice el presidente electo que hay que apoyar «a los estadounidenses que se quieran defender de los criminales», y que «sacar de las calles a los asesinos y los vendedores de drogas hará el país más seguro». Aunque no explica cómo lo hará, sí dice que «las autoridades no pueden estar en todos sitios», de modo que es «necesario que los ciudadanos se puedan defender» de los malos.

Como medida estrella en este aspecto, además, Donald Trump se compromete a elegir jueces para la Corte Suprema eligiéndolo entre quienes «defienda el derecho constitucional de los estadounidenses a tener y portar armas». Y durante su mandato es probable que deba elegir a cuatro de los nueve que conforman el máximo órgano de jurisprudencia constitucional del país.

En sus discursos, Trump advertía de que «Clinton quiere abolir la segunda enmienda» y que sólo el era garante de uno de los «pilares» de la Constitución estadounidense. ¿De las grandes matanzas? No dijo nada, salvo cuando culpó directamente a «la debilidad e inacción» del presidente Obama a cuenta de la matanza de Orlando, donde 50 personas fueron asesinadas en un bar de ambiente gay por un presunto terrorista islámico.

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