Más de 300 muertos y saqueos masivos en Sudáfrica por el encarcelamiento del ex presidente Zuma
La escalada de violencia en Sudáfrica lleva días creciendo. Este pasado jueves, la ministra interina de la Presidencia de Sudáfrica, Khumbudzo Ntshavheni, informaba de un balance de 337 muertos en los disturbios. Desde que encarcelaran al ex presidente Jacob Zuma el país africano se ha sumido en un violento caos.
La chispa que prendió los disturbios estalló después de que Zuma ingresara en prisión tras ser condenado por el Tribunal Constitucional a 15 meses de cárcel por negarse a testificar en un juicio contra él por corrupción. El alto tribunal sudafricano le está investigando por presuntos casos de corrupción en los que pudo estar implicado durante sus nueve años de mandato como presidente de Sudáfrica.
Zuma se convirtió así en el primer presidente elegido democráticamente en Sudáfrica que es condenado a prisión desde que el Congreso Nacional Africano (ANC), partido que encabezó entre 2007 y 2017, cuando fue apartado en un consejo interno por su vicepresidente, Ramaphosa, se hizo con el poder en 1994.
La caída de Zuma tuvo lugar en medio de la indignación popular por el peso de la familia Gupta, de origen indio, en la economía y la política del país africano, acusaciones que fueron recogidas en un informe de la ex Defensora Pública sudafricana, figura equivalente al Defensor del Pueblo, Thuli Madonsela titulado ‘La captura del Estado’.
El racismo de fondo
Los sollozos cubren las canciones fúnebres en el sepelio de Njabulo Dlamini, de 31 años, una de las más de 300 víctimas de los disturbios y los saqueos que han asolado Sudáfrica y que muchos consideran una forma de racismo.
Njabulo, un taxista que tenía 11 hijos, fue asesinado el 12 de julio en la localidad de Phoenix, adyacente al ‘township’ (barrio marginal de mayoría negra) de Inanda, cerca de Durban, donde vivía con su familia, al parecer por un grupo de vigilantes de etnia india que vigilaban un control de carretera. Su hermana Linda, de luto y con un sombrero de lentejuelas, dijo que le habían disparado los «indios» que vigilaban a los saqueadores.
Al igual que otros barrios de las zonas de disturbios, los residentes de Phoenix, una ciudad predominantemente poblada por la comunidad india, formaron sus propios escuadrones de protección. Fue una respuesta a los saqueos e incendios provocados que estallaron el 9 de julio tras el encarcelamiento del ex presidente Zuma, abrumando a las fuerzas de seguridad.
Algunas de estas movilizaciones locales se han vuelto violentas, y en Phoenix abundan las acusaciones de racismo en el ‘township’ vecino tras la muerte de al menos 20 personas, todas ellas negras. Njabulo Dlamini fue uno.
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