Debate | Elecciones EEUU 2020

Joe Biden acusa a Donald Trump de tener «toda la responsabilidad» de las 223.000 muertes por Covid

Debate Donald Trump Joe Biden
Donald Trump y Joe Biden durante el último debate. Foto: AFP
Juanan Jiménez
  • Juanan Jiménez
  • Responsable de la mesa de coordinación. Especializado en información nacional e internacional, breaking news, periodismo de datos y visualización, también escribo sobre motor y tecnología.

El debate decisivo entre Donald Trump y el candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, se ha alejado del bronco espectáculo que los dos dieron en el primer cara a cara. Biden ha culpado al actual presidente de tener «toda la responsabilidad» de las casi 223.000 muertes por Covid, mientras Trump acusaba a su oponente de querer cerrar el país, con el consiguiente perjuicio para la economía y, directamente, para las familias.

Este debate, más moderado, se ha centrado más en la contraposición de ideas, pero sin olvidar los cruces de acusaciones que tanto Biden como Trump han realizado durante la campaña para intentar desprestigiar a su rival. Trump, que ha pasado recientemente el coronavirus, se ha mostrado mucho más enérgico y vital que su oponente, que ha vuelto a dar una imagen apagada. «Biden for resident», rezaba uno de los lemas de los seguidores de Trump en relación a la edad, el cansancio y la mala imagen que da el candidato demócrata.

En el último cara a cara antes de las presidenciales del 3 de noviembre entre ambos candidatos, Joe Biden ha vuelto a acusar a Donald Trump de carecer de un plan para gestionar la crisis del coronavirus y ha calificado la labor del actual presidente de Estados Unidos como «trágica».

Por su parte, Trump ha anunciado que la incidencia de la pandemia ha decaído en algunos estados del país y ha sugerido un poco de paciencia más porque la llegada de la vacuna es «cuestión de semanas».

Sin embargo, ante la pregunta de la moderadora, Kristen Welker, de la cadena NBC, Trump ha matizado que estos plazos «no son una garantía», pero confía que «para final de año» la vacuna ya esté disponible.

El presidente estadounidense ha vuelto a ponerse como ejemplo en relación a la recuperación de aquellos que contraen la enfermedad y ha resaltado que es «inmune», al igual que «cada vez más gente», por lo que ha defendido la necesidad de «aprender a convivir» con la enfermedad.

«La enfermedad pasará. No va a ser ningún invierno oscuro, tenemos el país abierto, estamos comprendiendo la enfermedad», ha dicho Trump, quien ha dicho que asume su responsabilidad, pero ha incidido en que la llegada del coronavirus a Estados Unidos no es culpa suya, sino de China.

El actual inquilino de la Casa Blanca ha recordado la gestión de su rival durante la crisis de la fiebre porcina cuando ejercía de vicepresidente y ha cuestionado que tras una labor «desastrosa», en palabras de su propio equipo, pueda ahora venir y decir cómo se deberían hacer las cosas.

Las medidas de confinamiento han vuelto a ocupar parte del debate, en esta ocasión desde la Universidad de Belmont, en el estado de Tennessee, y Trump ha remarcado nuevamente que «no se puede cerrar el país»

«No podemos encerrarnos en un sótano, como Biden», ha dicho un Donald Trump que ha lamentado la Ciudad fantasma» en la que se ha convertido Nueva York. «Estamos hablando de restaurantes que están muriendo, negocios sin dinero».

En cambio, Biden ha abogado por continuar con bares y restaurantes cerrados «hasta que la situación mejore» y defendido la necesidad de invertir en las escuelas del país para que los estudiantes puedan retomar sus clases en las mejores condiciones posibles.

El presidente ha querido mostrar a su electorado que, con él, el país seguirá en marcha, las industrias seguirán funcionando y la creación de empleo está garantizada. De hecho, Donald Trump ha hecho hincapié durante los bloques económicos en el peligro que supone Joe Biden para la industria. Le ha acusado de querer acabar con la industria petrolífera y con el fracking, y se ha referido en numerosas ocasiones a estados como Pensilvania uno de los que pueden ser decisivos ante su posible reelección.

Injerencias en las elecciones

El candidato demócrata ha tomado la palabra en primer lugar para abordar el bloque de política internacional del debate y se ha mostrado rotundo ante las últimas noticias que se han publicado en relación a un supuesto intento de países como Irán y Rusia de inmiscuirse en el periodo electoral.

«Cualquier país que interfiera en las elecciones va a pagar el precio, están intentando jugar con la soberanía norteamericana», ha dicho Biden, quien ha vuelto a acusar a Trump de seguir los dictados del presidente ruso, Vladimir Putin.

Trump ha respondido a estas acusaciones de indolencia ante el Gobierno del Kremlin, señalando que la OTAN ha aplaudido su política internacional en relación al apoyo armamentístico que ha dispensado a Ucrania, a diferencia, ha dicho, de cuando Biden era vicepresidente, cuando se produjo la anexión de Crimea por parte de Rusia.

El otro país que ha tomado protagonismo en el cara a cara ha sido Corea del Norte. Si bien Biden ha acusado al republicano de permitir el rearme de las autoridades de Pyongyang, Trump ha defendido que las gestiones de su administración han evitado una guerra que habría costado «miles y miles de millones de muertes».

«Hubo un período muy peligroso durante mis primeros tres meses antes de que resolviéramos un poco las cosas. Nos dejaron un desastre», ha dicho Trump.

Cuestionado por su ‘amistad’ con el líder norcoreano, Kim Jong Un, a quien Biden ha calificado de «matón», Trump ha asegurado que «tener una buena relación con los líderes de otros países es algo bueno».

«Tengo una muy buena relación con él, es un tipo diferente, pero probablemente él piense lo mismo de mí. Tenemos un tipo diferente de relación, pero es muy buena relación», ha afirmado.

China, Ucrania y Hacienda

No han faltado los momentos de acusaciones mutuas entre los dos candidatos. Donald Trump ha sacado a colación los negocios del hijo de Joe Biden en Ucrania, acusando al vicepresidente de beneficiar desde el cargo a su hijo. Ha recordado que el hijo de Biden no tenía trabajo y que, cuando éste llegó a la Vicepresidencia, empezó a cobrar sueldos estratosféricos.

Una de las grandes polémicas de esta campaña se produjo cuando el diario The New York Post publicó unos emails extraídos de un ordenador de Hunter Biden en los que quedaba al descubierto que éste utilizaba el cargo de su padre para beneficiar a la empresa energética con la que trabajaba. Desde luego, este tema ha incomodado demasiado a Biden, que no daba respuestas claras y contundentes y, cuando podía, cambiaba de tercio.

Por su parte, Biden ha sacado a colación otro escándalo destapado por la prensa. En concreto, se ha referido a la ridícula cantidad de impuestos que ha pagado el presidente Trump. Cifras publicadas en el New York Times –750 dólares en concreto– y que también demuestran la opacidad del presidente de EEUU que no ha presentado sus declaraciones al fisco. Trump se ha defendido de las arremetidas de Biden en este aspecto asegurando que «he pagado millones en impuestos de manera anticipada», se excusaba y añadía que «Hacienda está investigando mis declaraciones, cuando termine de hacerlo las haré públicas», ha prometido.

Biden también ha sacado en este último debate otro tema espinoso que ha salpicado a Trump en las últimas semanas. La posesión de una cuenta bancaria en China. Ambos se han acusado de hacer negocios con China, de recibir dinero de Rusia y de Ucrania, además de Irán. Trump ha explicado que, en su momento, tuvo una cuenta en el gigante asiático «porque como otros empresarios, quería hacer negocios en China. Cuando decidí que no los iba a hacer, esa cuenta se cerró. Después, fue cuando decidí presentarme a la Presidencia».

 

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