La guerra de Siria sigue en los despachos: Turquía y Rusia se acusan mutuamente pese al acuerdo de Múnich
El acuerdo entre Estados Unidos y Rusia y varios países más para un cese de hostilidades en Siria con el fin de poder proceder a repartir ayuda humanitaria es «un paso importante» hacia la resolución del conflicto, ha valorado el ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, a través de Twitter.
Las partes del conflicto deberían «aprovechar la oportunidad» que ofrece el acuerdo para cesar los bombardeos aéreos, cesar los ataques contra civiles y ofrecer acceso humanitario, ha defendido Cavusoglu, que ha advertido de que si Rusia no cesa sus bombardeos contra las fuerzas opositoras sirias no será posible aplicar el acuerdo de alto el fuego alcanzado.
Sin embargo, el Kremlin ya anunciado de primera mañana que seguirá con sus operaciones sobre el terreno, en lo que aparenta ser un jarro de agua fría de Rusia sobre la esperanza abierta en la madrugada de este viernes en Munich.
El ministro de Exteriores de Moscú, Sergei Lavrov, ha asegurado este viernes que su país continuará realizando bombardeos contra las «organizaciones terroristas» que operan en Siria, según han informado los medios locales.
En declaraciones tras la reunión de Munich a la televisión pública turca, el ministro de Exteriores de Ankara ha afirmado que Turquía y sus socios no tienen objeciones de que Rusia ataque a grupos como Estado Islámico o el Al Nusra en Siria, pero Moscú tiene que hacerlo «en coordinación con la coalición liderada por Estados Unidos».
Eso no es esperable. En la comparecencia conjunta de Lavrov con el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, y el enviado dela ONU para Siria, Stafan de Mistura, quedó claro que «ni Daesh [Estado Islámico] ni Al Nusra [la franquicia de Al Qaeda en el territorio] están incluidos en el cese de hostilidades», como dijo Kerry «por ser grupos terroristas». El problema es que Rusia llama «terroristas» a todos los grupos opositores a Bashar al Assad.
«Nuestras fuerzas aéreas seguirán trabajando contra estas organizaciones», ha dicho, Lavrov. Los representantes estadounidense y ruso no ocultaron sus «diferencias» en este aspecto durante la comparecencia de Múnich.
EL ACUERDO DE MÚNICH
Estados Unidos, Rusia y más de una decena de países más llegaron a un acuerdo en Munich en la madrugada del viernes que busca eventualmente allanar el camino para una transición política en Siria, que lleva casi cinco años inmersa en una guerra civil.
El acuerdo se implementará, en teoría, en dos fases. La primera da inicio este mismo viernes con el despliegue de una fuerza de intervención de la ONU sobre el terreno a la que «todas las partes deberán ayudar» para hacer llegar la ayuda humanitaria. La segunda será la retoma de las conversaciones de paz en Ginebra «la semana que viene» con, en principio, «todas las partes implicadas en el conflicto, todas», insistió Kerry, sentado junto a Lavrov, para remarcar el alcance de este paso.
El Grupo Internacional de Apoyo a Siria (ISSG) ha acordado que «un cese de las hostilidades a nivel nacional debe ser aplicado de forma urgente y aplicarse a todas las partes participantes en hostilidades militares o paramilitares», anunció De Mistura.
Pero Lavrov ha señalado esta mañana a Turquía (miembro de la OTAn y país fronterizo con la guerra) como parte interesada en la desestabilización de Siria, abundando sobre el enfrentamiento que mantienen Moscú y Ankara desde el derribo de un cazabombardero ruso el pasado mes de noviembre que sobrevolaba territorio turco.
El ministro de Exteriores ruso ha recalcado que los barrios occidentales de Alepo están controlados por las organizaciones islamistas Frente al Nusra y Jaish al Islam, y que ambos reciben ayuda desde Turquía, tal y como ha recogido la agencia rusa de noticias Sputnik.
Pero otro frente se abre en esta paradójica guerra de países que dicen luchar por la paz en Siria. Este jueves Arabia Saudí anunción una decisión «irreversible» de enviar tropas de tierra a Siria, liderando una coalición de 35 países musulmanes para luchar de la mano de la coalición liderada por EEUU contra los terroristas del autodenominado estado Islámico. Rusia se ha revuelto irritada ante este anuncio.
Lavrov ha rechazado la decisión de Riad, argumentando que cualquier operación de este tipo desembocará en un «recrudecimiento del conflicto».