Las frases más salvajes de Trump

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Trump y Clinton, durante uno de los debates televisivos de la campaña.

El presidente electo de Estados Unidos se reconoce «una persona imperfecta». Lo que pasa es que ejerce de ello en cuanto se le pone un micrófono delante… incluso cuando él mismo ni siquiera sabe que el micro está abierto. Es evidente que su llegada a la carrera republicana para la nominación presidencial se vio favorecida por su enorme fama de rico pendenciero y mujeriego, por sus apariciones televisivas en ‘reality shows’ como El aprendiz, en el que ejercía de jefe insensible que despedía empleados-concursantes a gritos, o sus cameos en series y espectáculos como peleas de lucha libre… en las que participó activamente.

Su controvertida personalidad se manifiesta «libremente» y, así, la popularidad que le han generado sus salidas de tono machistas, racistas, amenazantes o discriminatorias lo muestran como una persona imprevisible. Quizá de ahí haya venido el ‘miedo’ que ha provocado su victoria… y su misma victoria, pues toda la campaña –desde las primarias hasta las presidenciales– ha estado marcada por su agenda. Y ésta, como vemos en estos vídeos recopilados con sus frases más salvajes, debía de estar llena de anotaciones con signos de exclamación, tachones e improperios.

Trump a Clinton: «Te meteré en la cárcel»

En el segundo debate televisado entre los dos candidatos, Donald Trump se explayó describiendo la supuesta conducta «delictiva» de su contendiente y le advirtió de que nombraría «un fiscal especial» para investigar el uso del correo electrónico por parte de Clinton cuando era secretaria de Estado.

La respuesta de la candidata demócrata, tranquila en su butaca, parecía una perfecta bola ganadora: «Esto es lo que demuestra que sería mejor que una persona como Donald Trump no esté a cargo de las leyes de este país», espetó Clinton como única respuesta a las amenazas del magnate. Pero el republicano aún tenía un golpe de revés guardado: «Claro… porque te metería en la cárcel».

Trump se mofa de un periodista discapacitado

Una de las razones por las que Donald Trump fue señalado como ‘persona non grata’ en todos los escenarios fue su mofa de un reportero de The New York Times, Serge Kovaleski, que padece una enfermedad, la artrogriposis, que le dificulta el movimiento de sus brazos.

La polémica entre ambos partía de otra declaración controvertida del republicano, que había afirmado que cientos de personas celebraron la caída de las Torres Gemelas el 11S y Kovaleski lo negó. El caso es que Trump se había basado en una información de este periodista en 2001, cuando trabajaba en el Washington Post. Pero la reacción del hoy presidente electo fue verdaderamente desagradable. Gesticulando con los brazos al modo de la discapacidad del reportero e imitando su voz, dijo: «Ahora el pobre hombre… tenéis que ver a este hombre. ‘Oh, no sé, no recuerdo. No recuerdo, puede que sí lo dijera en el periódico’…».

«Sin Torres Gemelas, la mía es la más alta»

Precisamente, el 11 de Septiembre fue una de aquellas veces en que Trump se coronó. Durante una conexión en directo con un informativo de televisión, el entonces todavía sólo magnate de la construcción y famoso ‘playboy’ respondió a las preguntas del periodista sobre el doble atentado que destruyó uno de los símbolos de Nueva York asesinando a miles de personas con una frase que pasaría a la historia.

Aquel ataque de 2001 fue el primero sufrido en suelo estadounidense desde la ofensiva japonesa en Peral Harbor en 1941. pero para Trump la noticia era otra: «Antes del World Trade Center, mi torre era la más alta», dijo refiriéndose a la Torre Trump, «ahora que han caído, vuelve a serlo… eso le he dicho a mis empleados sobre esto, que ha sido una tragedia».

«Esos mexicanos son violadores»

 Durante la campaña, Donald Trump prometió «construir un muro» en la frontera entre EEUU y México y que, además, «lo pagarán los mexicanos». Es una de las promesas de las que ya se está arrepintiendo. Ni consta en su programa oficial ni se ha atrevido a repetirla desde que el pasado miércoles se conocieron los resultados electorales que le otorgaban la victoria.

Una de sus primeras imágenes en su carrera a la Casa Blanca fue un mitin ante el paso fronterizo cuando ya había estallado la polémica xenófoba. Trump soliviantó al Gobierno de su país vecino al asegurar que «México nos manda a personas que no son buenas, nos traen crimen, nos traen drogas, son violadores…».

«Hay que castigar a las mujeres que aborten»

 Todavía era sólo un aspirante más entre los republicanos que querían la nominación presidencial. Pero ya entonces, en marzo de este año, era él quien decidía de qué se hablaba en la campaña de las primarias. Ni Jeb Bush, ni Ted Cruz, ni Marco Rubio, ni John Kasich… ni por supuesto Carly Fiorina, por mujer, claro, podían controlar la verborrea del favorito de las masas.

En aquel momento, durante una entrevista en televisión, Donald Trump no supo colocar un mensaje adecuado sobre el aborto, motivo de controversia en el país y, sobre todo, entre los políticos del Partido Republicano. Así, el hoy ganador de las elecciones opinó a la ligera sobre sus consecuencias legales: «Habría que castigar a las mujeres que aborten… ¿cómo? No lo sé, opero merecen un castigo».

Pocos días después, se tuvo que desdecir, criticado incluso por las asociaciones provida por «extremista», y señaló «a los médicos que practican abortos, porque las mujeres siempre son víctimas».

«Podría disparar en la 5ª Av. y no perdería votos»

Trump siempre estuvo seguro de su victoria, o al menos eso traslucía en cada intervención, ya fuera en un mitin o en los debates televisados. Tenía claro que «el pueblo» estaba harto de «los políticos corruptos de siempre».

Incluso, en enero de este año se mostraba tan sorprendido como satisfecho del éxito que estaba teniendo su campaña. «Fijaos que podría disparar a alguien en la Quinta Avenida y no perdería votos… es increíble», dijo en un discurso público en el estado de Iowa.

Debía de ser cierto, porque sus seguidores, en lugar de escandalizarse, lo que hicieron fue echarse a reír.

«Soy una estrella, las puedo agarrar del coño»

 La polémica de la que más se habló y se escribió en la campaña estalló pocos días antes del segundo debate electora, a principios del mes de octubre. Un par de días antes, llegó a la prensa un vídeo  en el que se podía ver y escuchar a un Donald Trump del año 2005 hablando sin saber que estaba siendo grabado: «Es ver a una mujer guapa y sentirme inmediatamente atraído por ella», comentaba el por entonces solamente rico y famoso personaje.

«Cuando eres una estrella, como yo, puedes hacer con ellas lo que quieras», continuaba. «Yo me lanzo a besarlas, así, sin preguntar… las puedo hasta agarrar del coño, puedo hacer lo que quiera».

La conversación la mantenía con Billy Bush, presentador del programa ‘Hollywood Access’, que entrevistaba a ricos y famosos del panorama estadounidense. El propio Bush, familiar de los dos ex presidentes de Estados Unidos, asentía complacido a las revelaciones del ‘playboy’ y bromeaba con él cuando una azafata los recibió a las puertas del autobús en el que se desplazaban y Trump espetó a la chica: «Oye, me he tomado un caramelo… por si voy y te beso».

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