Estados Unidos quiere dialogar de forma directa con los hutíes de Yemen
Estados Unidos tiene planes de mantener conversaciones directas con los rebeldes hutíes para buscar una solución al enfrentamiento abierto que lleva abierto en Yemen desde 2014. Esta información ha sido publicada en exclusiva por el diario The Wall Street Journal, que ha citado a funcionarios estadounidenses involucrados en los supuestos preparativos del diálogo, que tendría lugar en Oman. Este país ya acogió, en 2015, una reunión secreta entre los principales enviados de la Administración Obama y los rebeldes hutíes para presionar por un alto el fuego y la liberación de los estadounidenses detenidos por los milicianos, como ha revelado la publicación estadounidense.
Cabe destacar, en este punto, que “funcionarios estadounidenses también se reunieron con líderes hutíes el pasado diciembre en Suecia durante las conversaciones de paz dirigidas por Naciones Unidas, si bien no ha habido ninguna negociación directa significativa desde que el presidente Trump asumió el cargo en 2017”, expone The Wall Street Journal.
En suma, la Administración Trump estaría presionando a su socio en la región, Arabia Saudí, para que participe en el encuentro – que tendría carácter secreto – con el objetivo de perpetuar el alto el fuego declarado en Yemen a principios de esta semana, entre otros. Cabe recordar, en este punto, que la coalición internacional liderada por Arabia Saudí, también denominada coalición árabe, informó este martes día 27 de agosto de que había creado un comité conjunto con Emiratos Árabes Unidos (EAU) para estabilizar el alto el fuego en las provincias yemeníes de Shabwah y Abyan.
Estas informaciones llegan un día después de que, al término de la cumbre del G7 celebrada este año en la ciudad francesa de Biarritz, el presidente estadounidense Donald Trump mostrase su disposición a reunirse con su homólogo iraní, Hasan Rohaní, quien le respondió que para que eso sucediese, Washington debía levantar todas sus sanciones impuestas contra intereses de Teherán. Es necesario poner de manifiesto que Irán ha sido acusado tradicionalmente de apoyar a la milicia hutí, a través de la dotación de equipamiento militar, entre otros elementos. Prueba de ello fue, por ejemplo, el envío de armamento iraní a los hutíes a través del puerto yemení de Al Hudeida el pasado 25 de mayo.
La previsible celebración de esta ronda de diálogo se configuraría, así, como la continuación de la que tuvo lugar en diciembre de 2018, cuando, bajo los auspicios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), una delegación hutí se desplazó hasta Suecia con el objetivo de acercar posturas con el Ejecutivo de Al-Hadi. El resultado de la reunión fue la declaración de un alto el fuego en la ciudad portuaria de Al-Hudeida a partir del 18 de diciembre, así como el establecimiento de un plan para la retirada de los efectivos de ambas facciones, la instauración de un corredor humanitario para facilitar la salida de los civiles atrapados en fuego cruzado y el despliegue de fuerzas neutrales supervisadas por la ONU. El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, aseguró, en aquel momento, que las conclusiones de las negociaciones significaban “resultados concretos en la vida cotidiana de los yemeníes”. Sin embargo, el alto el fuego, que también se declaró en los puertos de Salif y Ras Issa, no ha llegado a implementarse nunca de forma efectiva.
De hecho, la escalada de tensiones se ha recrudecido en el país en los últimos meses por dos factores: los ataques de la milicia hutí y la entrada en el conflicto del Consejo Transicional Sureño (STC, por sus siglas en inglés).
Por un lado, cabe destacar el incesante goteo de ataques propiciados por los hutíes contra objetivos tanto militares como civiles en territorio yemení. Ejemplo de ello ha tenido lugar este martes 27 de agosto. La agencia estatal de noticias china, Xinhua, ha revelado que alrededor de 25 soldados del Ejército yemení respaldado por Arabia Saudí han sido asesinados durante un ataque a gran escala lanzado por los rebeldes hutíes en la provincia de Saada, situada al noroeste. En esta línea, el gobernador de la zona, Hadi Tarshan, ha confirmado a Xinhua que “se han producido intensos enfrentamientos armados cerca de Kataf por tercer día consecutivo”.
Ya el pasado 1 de agosto, la milicia hutí lanzó una ofensiva con misiles y aviones no tripulados contra un desfile militar en el que participaban efectivos de las fuerzas del Cinturón de Seguridad de Yemen, un cuerpo respaldado por EAU, en la ciudad portuaria de Aden. El resultado del ataque fueron 36 víctimas mortales, de acuerdo con los datos proporcionados por el Ministerio del Interior yemení. Entonces, la cadena afín a la rebelión hutí, Al Masirah TV, describió el ataque como “una preparación para un movimiento militar contra las regiones controladas por el Gobierno”, entre ellas, Aden.
En este punto, también entra en juego la retahíla de ataques lanzados por los hutíes contra objetivos militares y civiles en territorio saudí desde el mes de mayo, cuando la agencia afín Saba declaró que se inauguraban “las operaciones militares contra 300 objetivos vitales y militares” radicados tanto en Arabia Saudí como en EAU. Solo en el primer mes posterior al anuncio, los hutíes llevaron a cabo cinco ataques con drones del modelo Qasef-2K, y, en total, en estos cuatro meses, las ofensivas se contabilizan por decenas. Entre los objetivos más recurridos por el movimiento, destacan las ciudades de Khamis Mushait, La Meca y Jeddah; los aeropuertos de Najran, del Rey Abdullah de Jizán y de Abha, este último escenario de sendos ataques que han dejado, incluso, una víctima mortal de nacionalidad siria y medio centenar de heridos; y la base aérea del rey Khalid. El último incidente ha sucedido este miércoles, pues según ha asegurado un portavoz de los hutíes, se habría atacado un objetivo militar en la capital de Arabia Saudí, Riad, si bien ha sido desmentido por fuentes gubernamentales de este país del Golfo.
Aden, escenario de la gran batalla
Por otro lado, el factor que ha contribuido a intensificar la escalada de violencia en las últimas semanas ha sido la entrada en el campo de batalla de las fuerzas secesionistas del STC, que, además, se nutre de los efectivos del Cinturón de Seguridad. Tras una serie de enfrentamientos intensos, los efectivos sureños tomaron el palacio presidencial, los edificios gubernamentales y los campamentos militares de la ciudad de Aden. No obstante, las últimas informaciones obtenidas por Reuters exponen que el STC ya se había retirado del palacio presidencial y del banco central, al tiempo que estaban desalojando los edificios del Gobierno. Sin embargo, un portavoz citado por la agencia ha asegurado que las fuerzas secesionistas no abandonarían los campamentos militares – que les otorgan un control efectivo de Aden – a menos que “el partido Islah, una columna vertebral del Gobierno de Al-Hadi que EAU califica como una rama de la Hermandad Musulmana Islámica, sea desalojado de las posiciones de poder en el sur del país”.
En esta línea, la agencia de prensa local, Aden Press, ha recogido un comunicado del Cinturón de Seguridad publicado este martes en el que anuncian que sus efectivos “están listos para limpiar los territorios del sur de todos los elementos terroristas del partido Islah”, concretamente, en la gobernación de Shabwa, Hadramout y Al-Mahara. La nota también expresa que el mando del Cinturón está siguiendo de cerca “el caos que está ocurriendo en la gobernación de Shabwa desde que el llamado Ejército Nacional del Gobierno legítimo, el Partido Islah y las milicias de Al Qaeda atacan las instituciones gubernamentales”.
No obstante, el testimonio de fuentes militares recogido por la agencia EFE, podría propiciar un cambio de 180 grados en el tablero yemení. “Las fuerzas del Gobierno yemení reconocido internacionalmente arrebataron este miércoles a los separatistas sureños el control de Zinyibar, capital de la provincia sureña de Abián, y avanzan ahora hacia Aden, sede provisional del Ejecutivo, obligando a los separatistas a replegarse hacia esta localidad”, revelaron las fuentes.
Por ello, esta situación en Yemen reveló “los diferentes intereses de Riad y Abu Dhabi, porque, aunque las dos partes en Adén reclaman el pleno apoyo de la coalición, las fuerzas leales a Hadi cuentan con el respaldo de Arabia Saudí, mientras que EAU respalda al Consejo Transicional y al Cinturón de Seguridad”, como explicó International Crisis Group.
Ante este escenario, y ante el riesgo fehaciente de que la coalición internacional liderada por Arabia Saudí se resquebrajase por el conflicto de intereses nacionales comprometidos de sus miembros, permitiendo a los hutíes aprovechar esta inestabilidad, los países del Golfo han puesto sus cartas sobre la mesa. Así, el ministro emiratí de Estado de Asuntos Exteriores, Anwar Gargash, reafirmó su compromiso con los objetivos de la coalición: “Nuestro compromiso con Riad es ontológico y más completo, especialmente en las circunstancias difíciles que nos rodean y a la luz de nuestra firme convicción del papel fundamental y de liderazgo de Riad”, escribía en su cuenta de Twitter. Fruto de ello, además, ha sido la creación del comité conjunto para la estabilización del alto el fuego declarado en otras partes del país.
En suma, en un comunicado publicado este lunes, los Ministerios de Exteriores de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos han instado a las partes – STC y el Gobierno de Al-Hadi – a “una rápida participación en el diálogo de Jeddah convocado por Arabia Saudita para abordar las causas y consecuencias de los acontecimientos en algunas provincias del sur”. Por su parte, el príncipe Khalid bin Salman, viceministro de Defensa saudí, ha asegurado que el diálogo, no la lucha, era la única forma de resolver las diferencias internas de Yemen. “Estamos trabajando con los Emiratos Árabes Unidos para la seguridad y la estabilidad en Adén, Shabwa y Abyan y para unificar filas y voces para combatir las amenazas terroristas, ya sea de los hutíes respaldados por Irán o de Al-Qaeda y Daesh”, ha aseverado.
La crisis humanitaria se agrava
Los últimos datos publicados por la Comisión Europea siguen reflejando la realidad catastrófica que padece Yemen, país que alberga la mayor crisis humanitaria del mundo, con 24 millones de personas en necesidad de ayuda urgente. Un informe publicado por el Departamento de Ayuda Humanitaria y Protección Civil (ECHO) revela que, entre el 1 de enero y el 27 de agosto de 2019, el conflicto en Yemen forzó el desplazamiento de 334.236 personas, siendo las provincias más afectadas Hajjah, Al Dhale y Hudeida. En total, desde marzo de 2015, el conflicto ha provocado que más de 3,6 millones de personas en Yemen hayan abandonado sus hogares para huir de las zonas de conflicto.
La nota expone, también, que, en la primera quincena de agosto, debido a los enfrentamientos en las provincias del sur, se estima que 1.200 familias han salido de estas zonas en dirección a la ciudad de Taiz. Esta localidad ha sido escenario de uno de los últimos incidentes protagonizados por los hutíes. Los milicianos han destruido toneladas de comida, en concreto, arroz y harina, almacenadas en sacos con el logo del Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés). De acuerdo con el oficial hutí, Majed Sari, se habría tomado esta decisión porque “la comida se estaba pudriendo y estaba llena de pequeños insectos”, por lo que “no era buena ni para los animales”.
Los paquetes habían estado retenidos por los hutíes desde el mes de noviembre de 2018, cuando estaba previsto que estos se iban a repartir entre las familias de la ciudad de Taiz.
Un portavoz de WFP, en declaraciones a AFP, ha explicado que la agencia distribuye más de 130.000 toneladas de comida cada mes en Yemen a pesar de “los retos derivados del conflicto abierto”. Esta ayuda humanitaria permite que 11 millones de personas se alimenten mensualmente en el país.
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