El ejército de Zimbabue ya controla el país pero aún no anuncia sus planes para Mugabe

El ejército de Zimbabue ya controla el país pero aún no anuncia sus planes para Mugabe
Presencia del ejército en las calles de Zimbabwe (Foto: AFP)

El Ejército se ha hecho con el control en Zimbabue en las últimas horas pero no ha aclarado el papel que tiene reservado en el futuro del país su presidente, Robert Mugabe, quien está confinado en su residencia en Harare pero al que no se ha dado oficialmente como cesado del cargo que ocupa desde la independencia del país en 1980.

En una declaración leída durante la noche en la cadena pública ZBC, los militares han asegurado que Mugabe, «presidente de la República y jefe del Ejército» «está sano y salvo» junto a su familia y «su seguridad está garantizada».

Posteriormente, el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, ha dicho que ha podido hablar con el mandatario, de 93 años, quien le ha confirmado que está «confinado» en su residencia pero se encuentra «bien». Más dudas hay respecto al paradero de su mujer, Grace, quien según algunas fuentes tanto opositoras como del gobernante ZANU-PF, se encontraría en Namibia.

Precisamente, ha sido la decisión de Mugabe de allanar el camino para que su mujer sea su sucesora en el poder la que ha provocado la intervención del Ejército, históricamente uno de los baluartes del poder del presidente y que durante todos estos años se había mantenido leal a este en sus momentos más duros.

El motivo ha sido la destitución del vicepresidente Emmanuel Mnangagwa, considerado su heredero natural ya que fue uno de los líderes históricos de la guerra de liberación del país. Conocido popularmente como ‘Cocodrilo’, Mnangagwa fue acusado de traición por el presidente, por su supuesto intento de querer sucederle.

Tras su cese, el ya exvicepresidente, que ha ocupado importantes cargos como ministro de Defensa y ha servido de enlace entre el Ejército y el ZANU-PF, huyó del país, asegurando que se sentía amenazado, aunque prometió volver para ocupar el puesto que se merecía.

La decisión de Mugabe no gustó en las filas del Ejército, de ahí que su comandante, el general Constantino Chiwenga, lanzara una clara advertencia este lunes de intervención, que finalmente se ha hecho efectiva.

«Debemos recordar a quienes están detrás de los actuales chanchullos traidores que, si se trata de proteger nuestra revolución, el Ejército no dudará en intervenir», fueron las palabras del comandante del Ejército, un estrecho aliado de Mnangagwa, alertando de que la «purga» contra miembros del ZANU-PF que tienen un pasado vinculado a la «liberación» del país debía cesar «inmediatamente».

En su mensaje leído por el general Sibusiso Moyo esta madrugada, el Ejército se ha pronunciado de manera similar, negando que lo que estaba llevando a cabo fuera un golpe de Estado, pese a la presencia de tropas en las calles y la toma de la televisión estatal, dos de los pasos claves en todo golpe que se precie.

«El objetivo son los criminales»

Según ha explicado, el objetivo del Ejército son «solo los criminales» en torno al presidente que «están cometiendo crímenes que están causando sufrimiento económico y social en el país con el fin de llevarles ante la justicia». «Tan pronto como hayamos cumplido nuestra misión esperamos que la situación vuelva a la normalidad», ha precisado.

Igualmente, ha apelado a los veteranos de guerra, otro de los pilares del poder de Mugabe hasta ahora, a que desempeñen «un papel positivo en garantizar la paz, la estabilidad y la unidad del país». Los veteranos ya se han pronunciado a favor de la actuación del Ejército, aunque han considerado necesario que Mugabe sea cesado de su cargo tanto como presidente como al frente del ZANU-PF.

La noticia de la intervención del Ejército no ha generado reacciones masivas de los ciudadanos que, a tenor de lo cuentan los medios zimbabuenses, han seguido con su rutina, quizá a la expectativa de que se aclare la situación y sobre todo quién está al frente del país.

Por lo pronto, Mnangagwa ha regresado a Zimbabue, según ha desvelado ‘The Guardian’, pero por ahora no ha aparecido en público ni ha hecho declaraciones. También ha regresado al país el líder histórico de la oposición, Morgan Tsvangirai, quien estuvo cerca de arrebatar el poder a Mugabe en las elecciones de 2008 y forzó un acuerdo que le convirtió en primer ministro.

El secretario general del Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), Douglas Mwonzora, ha contado al diario ‘NewsDay’ que Tsvangirai tiene previsto mantener este encuentros este jueves. El líder opositor ha permanecido los dos últimos meses en Sudáfrica recibiendo tratamiento contra un cáncer de colon.

Por otra parte, según las informaciones de los medios locales, también se habrían producido algunos arrestos, el más sonado de todos el del líder de la Liga Juvenil del ZANU-PF, Kudzai Chipanga, uno de los más acérrimos defensores de que Grace Mugabe siga los pasos de su marido. También está detenido el ministro de Economía, Ignatius Chombo, otro aliado de la primera dama.

El ascenso de Grace Mugabe

La esposa del mandatario, de 52 años, ha ido ganando relevancia y poder a la sombra de su marido en los últimos tiempos. Con el apoyo declarado de las juventudes y de un grupo conocido como G-40, Grace aspiraba hasta los sucesos de este miércoles a convertirse oficialmente en vicepresidenta del partido en el congreso que el ZANU-PF tenía previsto celebrar en diciembre.

Los expertos coinciden en destacar que el Ejército no ha cesado públicamente a Mugabe y ha seguido refiriéndose a él como su comandante, para apuntar que no estaríamos en un golpe de Estado al uso, puesto que tampoco ha habido una suspensión de la Constitución. Sin embargo, parece evidente que el veterano dirigente no es quién tiene ahora mismo las riendas del país.

«Es un golpe en todo menos en el nombre. Los soldados han tomado efectivamente el control del Estado zimbabuense», ha incidido el analista zimbabuense Alex T. Magaisa, para quien «no hay ninguna duda de que esto marca el final de una era» en el país.

En su opinión, el «mayor error cometido» por el presidente, más allá de intentar crear una «dinastía Mugabe» y cesar a Mnangagwa, ha sido «olvidar de dónde venía». «No ha sido la gente la que le ha mantenido en el poder en sus años de crepúsculo sino el poder de los militares. Como garantes de su autoridad, el Ejército tenía el poder de retirar esa garantía como han hecho ahora», ha escrito Magaisa en ‘African Arguments’.

«Irónicamente, el monstruo que Mugabe creó y que le apoyó cuando estaba en peligro ha vuelto para consumirle. Su presidencia vivió por las armas y ahora ha sido neutralizada por las armas», ha resumido el experto.

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