Perdió la cabeza: El último año del reinado de Fernando VI
Existe mucha leyenda y muchas historias alrededor del monarca Fernando VI, uno de los más queridos, según cuentan las crónicas de la época, por la población española. Se caracterizó por un carácter conciliador, ayudado siempre por su esposa, Bárbara de Braganza, que consiguió evitar entrar en conflicto con Inglaterra, se consolido a España como neutral en conflictos europeos, y creó el Catastro para conocer la realidad del país. Entonces, con estos 12 años de buen reinado, ¿cómo pudo perder la cabeza en su último año como rey y de vida?
Antecedentes familiares
Fernando VI no era ni mucho menos el elegido que todo el mundo pensaba para sustituir a su padre Felipe V. Este, a pesar de reinar el país de manera ordenada, vivió un declive similar o peor que el que años después sufriría su hijo. Se cuenta que el rey Felipe sufría de un trastorno bipolar grave y a veces se creía una rana. La Corte del reino se convirtió en un lugar extraño donde los ministros tenían que reunirse de noche, y se producían situaciones más cercanas a un circo que a una Corte Real.
Felipe abdicó en favor de su hijo Luis durante seis meses. Volvió más loco todavía. Lo que sorprendió fue que una vez murió, en extrañas circunstancias -se tragó la lengua-, el reinado pasó a Fernando, que se había convertido años antes de Príncipe de Asturias.
Matrimonio con Bárbara de Braganza
Uno de los hechos más importantes en la vida de Fernando, el futuro rey, fue casarse con la infanta portuguesa, Bárbara de Braganza. A pesar de ser un matrimonio de conveniencia dictado por los padres de ambos para lograr una alianza mutua entre España y Portugal, Fernando VI acabó perdidamente enamorado de su esposa.
Muchos dicen que su locura comenzó cuando su mujer, enferma, murió en 1758, víctima de un posible cáncer abdominal. A raíz de la muerte de Braganza, que se había trasladado hasta Aranjuez para intentar mejorar su estado de salud, Fernando VI jamás volvió a ser el mismo.
Las locuras del rey Fernando
Una vez muerta la esposas querida del rey Fernando VI, muy querida también por el pueblo español, el rey comenzó su descenso a los infiernos y empañaron su reinado, tan trabajado en los últimos años.
Este periodo de decadencia personal del monarca duró un año. Un intenso año que se conoce como «el año sin rey». Y es que a Fernando Vi se le aceleró enfermedades personales con la melancolía de no ver más a su esposa. Durante varias fases de su reinado, Fernando ya se había ausentado por motivos depresivos, pero en este último año de 1758 a 1759, nada pudo contener sus locuras y su delicado estado de salud.
¿Qué pudo hacerle cambiar tanto? Según muchos historiadores especialistas en este momento histórico, se baraja la hipótesis de que Fernando entró en un estado de demencia degenerativa ocultada por la depresión que sufrió tras la muerte de su mujer , tal y como expresaron los investigadores Santiago Fernández-Menéndez (Hospital Universitario Central de Asturias), José M. González-González (Área Asistencial de Gijón), Víctor Álvarez-Antuña (Área de Historia de la Medicina) Julio Bobes (CIBERSAM) en un estudio reciente.
La cuestión fue que Fernando VI siguió los alocados pasos de su padre y se convirtió en un estorbo para la Corte más que un rey que mandara.
En este año, el opio era lo único que conseguía relajarlo, además de amagar con ahorcarse en varias ocasiones con las cintas de sus camisas. Además, el carácter del monarca se volvió violento y tuvieron que reducirlo en varias ocasiones para evitar que mordiera a gente de palacio.
A principios de año, Fernando VI ya no podía moverse de la cama. Su demencia se aceleró y no podía ni articular un discurso con sentido. Murió el 10 de agosto de 1759, sin descendencia porque era impotente. Su trono lo heredó Carlos III, su hermano.
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