No es Calatrava: en EE.UU. lo llaman ‘El arquitecto de Nueva York’, pero es valenciano e hizo los mejores edificios

La has visto mil veces en películas y en series, y forma parte del imaginario colectivo sobre la ciudad de Nueva York. La estación Grand Central Terminal tiene un elemento clave patentado por un arquitecto valenciano, y no es Calatrava. Su responsable: Rafael Guastavino.
Rafael Guastavino emigró desde Valencia a los Estados Unidos a finales del siglo XIX y su historia familiar no deja indiferente a nadie. Pero lo que sin duda marcó su legado fue su labor arquitectónica al otro lado del charco.
Suyas son algunas soluciones de diseño que has visto cientos de veces sin darte cuenta en las películas de Hollywood, pero sobre todo, Guastavino destacó por revolucionar la forma de construir edificios, una labor que le valió el sobrenombre de Arquitecto de Nueva York.
El revolucionario arquitecto valenciano que revolucionó la ciudad de Nueva York
Rafael Guastavino, nacido en Valencia en 1842, emigró con su familia a los Estados Unidos en 1881 huyendo de España, donde se le buscaba por fraude. Meses después, su mujer regresó a Valencia y Guastavino se quedó solo con su hijo en Nueva York.
Allí prosperó como arquitecto en una ciudad que periódicamente se veía afectada por incendios colosales, producto de técnicas de construcción y materiales que necesitaban una renovación.
Guastavino, a través de su empresa Guastavino Fireproof Construction Company, patentó la bóveda tabicada con ladrillo de plano inspirándose en la arquitectura tradicional valenciana.
¿Por qué Rafael Guastavino fue tan importante en Estados Unidos?
Justamente, fue la bóveda tabicada lo que le dio tanta fama, ya que permitía construir grandes cúpulas diáfanas sin estructuras metálicas y mucho más resistentes al fuego.
En Estados Unidos se bautizó esta técnica de construcción como el Guastavino System y se difundió rápidamente entre los principales arquitectos americanos.
Bajo la dirección del hijo de Guastavino, Rafael Guastavino Roig, fue cuando la empresa alcanzó su máximo esplendor. El legado de Guastavino sigue presente en todo tipo de edificios públicos, iglesias y capitolios.
Algunos ejemplos son la cúpula de la iglesia de San Juan el Divino en Nueva York o el Great Hall de Ellis Island. Pero, sin duda, el edificio más reconocible de la obra de Rafael Guastavino es la estación Grand Central Terminal de Nueva York.
Por desgracia, Guastavino no fue profeta en su tierra, ya que hubo que esperar muchos años para que recibiera el reconocimiento de los valencianos. Por suerte, en 2022 se inauguró una estatua en su honor en la plaza de la Reina.
El gran legado neoyorquino del arquitecto valenciano Rafael Guastavino
El edificio más emblemático en el que la empresa de Guastavino dejó su impronta es la estación Grand Central Terminal de Nueva York. Inaugurada en 1913, todavía es un símbolo de la arquitectura neoyorquina precisamente por ese laberinto de bóvedas diseñadas por el arquitecto valenciano.
Las cúpulas de este monumento no sólo son espectaculares desde la apreciación artística, sino que además constituyen una proeza acústica.
Uno de los atractivos del edificio es la Whispering Gallery, un espacio de la estación donde los visitantes pueden susurrarse mensajes desde esquinas opuestas gracias a la forma y los materiales de las bóvedas.
Si no has estado en Nueva York, seguro que has visto la Grand Central Terminal en películas o series. La estación sirve de escenario en películas tan míticas como Con la muerte en los talones, The French Connection, Armageddon o incluso en cintas de animación como Madagascar.
La estación tiene un lugar en el corazón de los habitantes de Manhattan hasta tal punto que, cuando en 1968 las autoridades se plantearon demolerla para construir nuevos edificios, la sociedad se opuso en masa.
Por ejemplo, Jacqueline Kennedy, ex primera dama de los Estados Unidos, encabezó a un grupo de personalidades que se opusieron, con éxito, a la demolición. ¿El culpable de todo ese cariño al monumento? Un valenciano.