Estupefacción por el hallazgo de una civilización de 2.500 años que reescribe la historia del Amazonas

Para que llegáramos hasta aquí, han tenido que pasar miles de años. Civilizaciones que se levantaban, desaparecían, dejaban pistas. Métodos, jerarquías, formas de entender el mundo… todo ha pasado por su propio proceso de ensayo y error. Y lo que han descubierto en la Amazonía ecuatoriana es un ejemplo que desmonta la creencia de que allí solo hubo chozas y caminos de barro.
En el valle del río Upano, a los pies de los Andes orientales, encontraron una red de ciudades enterradas bajo siglos de vegetación. Estos son restos de una civilización organizada, con calles rectas, plataformas, plazas y cultivos, que funcionaba cuando en Europa florecía Roma. Esto, cambia toda la historia.
Descubren cómo eran las civilizaciones en el Amazonas hace 2.500 años
El estudio ha sido liderado por Stéphen Rostain, arqueólogo francés que lleva más de veinte años investigando la región. Su equipo, con el respaldo del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural de Ecuador, lo publicó en 2024 en la revista Science.
Lo que encontraron no tiene precedentes: más de 6.000 montículos de tierra, muchos con forma de plataformas rectangulares, alineadas en patrones geométricos, con caminos que se extienden hasta 25 kilómetros. Algunas de estas estructuras alcanzan los 140 metros de largo y todo llevaba años ahí, oculto bajo la maleza.
En total son al menos 15 asentamientos, cinco de ellos de gran tamaño, conectados entre sí. Las ciudades de Kilamope y Sangay sobresalen del resto. Kilamope, por ejemplo, tiene una extensión comparable a la meseta de Giza o a la avenida principal de Teotihuacán. En sus centros hay plazas, viviendas, espacios ceremoniales y restos de herramientas agrícolas.
En esos espacios se cultivaba maíz, batata y yuca. Se molían semillas con piedras, se almacenaban en jarras, algunas aún con restos de chicha. Y lo más llamativo es que había planificación urbana, zanjas defensivas y canales para controlar el agua.
Algunas estimaciones hablan de entre 15.000 y 30.000 habitantes; otras se atreven a decir que fueron más de 100.000. Es una sociedad compleja, con trabajo colectivo e infraestructura.
¿Cómo descubrieron una ciudad enterrada bajo la selva?
El descubrimiento vino con un avance tecnológico monumental. El LIDAR (Light Detection and Ranging), un escáner láser aéreo que lanzó pulsos desde el aire y, al registrar el tiempo que tardaron en rebotar sobre la superficie terrestre, fue capaz de generar un mapa en 3D del terreno, incluso bajo la vegetación más densa.
Rostain, que llevaba años viendo fragmentos sin lograr conectar las piezas, por fin pudo ver el dibujo completo de una ciudad enterrada.
La exploración, que se aceleró en 2015 gracias a la financiación estatal, acabó convirtiéndose en un antes y un después para la arqueología amazónica. Hasta entonces, la selva se consideraba una barrera natural, demasiado hostil para albergar algo más que pequeñas comunidades de cazadores.
Que una civilización amazónica tuviera esa escala y ese grado de organización hace 2.500 años lleva a hacerse nuevas preguntas, desde las rutas de comercio hasta las formas de gobierno.
El Amazonas también fue un espacio de civilización densa y planificada, agrícola.