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Parecen torreznos pero están en uno de los locales más castizos de Madrid: los turistas ni se acercan

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Gallinejas. Imagen: Barcex.
  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

Salir de tapas es ir a por unas patatas bravas, una tortilla, unos pinchos, torreznos y poco más. Pero con la gran oferta gastronómica de Madrid… ¿qué es realmente auténtico?

La respuesta es un bar de toda la vida, con comida castiza, de esa que los turistas no ven en folletos cuando planean su viaje a España y mucho menos encontrarán recomendada por influencers en TikTok.

En Madrid no es fácil dar con ellos, pero vale la pena buscarlos y vivir la experiencia de la comida auténtica madrileña, que sin duda lo merece.

El restaurante con verdadera comida castiza

Este es el caso de El Mirador de San Isidro, un restaurante situado en la Calle de Toledo, 171, muy cerca de la Pradera de San Isidro. Es un sitio que conserva la esencia de los bares de antaño, esos donde se come bien.

En su carta hay de todo: raciones, carnes, arroces, pescados… pero si bajas la vista, casi al final del menú, encuentras un pequeño espacio para los que realmente buscan probar la cocina madrileña más auténtica:

  • Entresijos – 1,80 €
  • Gallinejas – 2,00 €
  • Zarajos – 4,00 €
  • Mollejas – 16,50 €
  • Patatas sebo – 3,50 €

Estos platos no se suelen encontrar en los bares típicos, y eso es precisamente lo que hace especial a este sitio.

¿Qué diferencia hay entre gallinejas y entresijos?

Puede que esto sea lo que más llama la atención de todo, y realmente parecen torreznos, pero no tiene nada que ver.

Las gallinejas son la tripa del cordero. Cada cordero tiene una sola gallineja en forma de espiral. Se fríe en su propia grasa, lo que le da ese sabor potente y esa textura crujiente por fuera, pero jugosa por dentro.

Por otro lado, los entresijos son el mesenterio del cordero, es decir, los pliegues de grasa que sujetan la tripa al estómago. Al freírse, quedan dorados y crujientes, pero con un punto más meloso que las gallinejas.

A cientos les encanta, pero a los turistas puede que les convenza más la idea de comer unos pinchos o un bocadillo de calamares. Sin embargo, los que se animan a probarlos suelen repetir.

¿Qué dicen los clientes de este restaurante castizo?

Las opiniones en general son buenísimas. Tiene una media de 4,2 en Google, algo que dice mucho. Muchos destacan el ambiente de taberna tradicional, la atención del personal y, por supuesto, la comida.

«Siempre busco sitios para comer unos buenos entresijos y unas buenas gallinejas, y el Mirador de San Isidro tiene raciones de fritura con la cantidad perfecta para dos personas. Un sitio castizo que, si quieres comer casquería, no te puedes perder», comenta un cliente habitual.

Otro usuario destaca la variedad y la calidad de la comida: «Fuimos a cenar cinco personas y nos gustó bastante. Probamos zarajos, gallinejas, entresijos, hamburguesa, huevos rotos con jamón… y estaba todo muy rico y bien preparado

Lo que más se repite en las reseñas es que es un bar auténtico, sin postureo y con comida de verdad. Además, no sólo las gallinejas tienen fama: los callos a la madrileña, la carne a la piedra y los menús del día reciben buenos comentarios.

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