Gramona cumple 100 años

Gramona
Celebración de los 100 años de las bodegas Gramona

Las cifras redondas son ideales para conmemorar cosas. Y como aquella película de Carlos Saura donde la inimitable Rafaela Aparicio, cumplía un siglo como madre de la saga, la prestigiosa bodega Gramona celebra de manera simbólica la primera etiqueta de la familia. Aunque en realidad, estas generaciones tienen su punto de partida hace 140 años, cuando el primero de la dinastía comenzó con el vino. Todo desde un origen eminentemente agrícola y de campo, no burgués ni de dinero. Luego se ha ido escalando en la leyenda de un espumoso nacional que siempre ha mirado de tú a tú a las burbujas francesas e Internacionales.

Por la pandemia de COVID-19, la inauguración del centenario se aplazó hasta febrero de 2022, con un acto en el Palau de la Música de Barcelona, al que siguió una jornada en las viñas de la familia, en Sant Sadurní d’Anoia, que congregó a más de 500 personas, y para la que se organizaron ocho catas temáticas, con la asistencia de 40 bodegas de toda Europa.

Luego en octubre dos encuentros, en Palma de Mallorca y en Londres, para compartir el aniversario con clientes y amigos. El broche se ha puesto con una excepcional cata en Madrid esta misma semana con el Gotha del vino presente.

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Como ellos mismos legan: «Los miembros de la familia Batlle empezamos a trabajar como viticultores en el Penedès a mediados del siglo XIX. Unos años más tarde, en 1881, construimos nuestra primera bodega, el Celler Batlle (que hoy da nombre a uno de nuestros vinos espumosos más preciados, homenajeando a esta rama de la familia), y empezamos a embotellar nuestro propio vino. En 1921 la tercera generación, liderada por Pilar Batlle, quien se casó con Bartomeu Gramona, de familia propietaria de tabernas en Barcelona e impulsores de la revista La Vid Catalana, pionera en el mundo de las cabeceras enológicas en aquel entonces -, construyeron las cavas donde a día de hoy continúan descansando las botellas de espumoso. Sus hijos, además de seguir con el negocio familiar, fueron pioneros en la apuesta por la larga crianza de estos vinos. La quinta generación, formada por los primos Jaume y Xavier, seguimos al frente de la casa, fomentando el respeto por el entorno desde el trabajo en la tierra hasta la elaboración en bodega. La sexta generación, con Roc y Leo Gramona a la cabeza, continúan con el legado familiar explorando nuevas formas de expresar el terruño, siempre creciendo y enriqueciéndose de su historia».

Dos familias, los Batlle y los Gramona unieron sangres y aprovecharon la filoxera para crear su historia. La que narra el viaje a Champagne por rutas entre alcornoques gerundenses. La punzante carta de emoción que posee el espumoso. El salto hacia la excelencia se marca con la quinta generación, cuando los primos, Xavier y Jaume hicieron una apuesta de modo visionario por la necesidad de hacer comprender el mensaje de la calidad y la larga crianza. Frente al tópico, que proclamaba que fuera del epicentro de Reims no era posible esos vinos para transcender, y solo había cabida para cavas jóvenes, afrutados y especialmente baratos. Contaron desde el principio con la complicidad de sumilleres como el gran Custodio López Zamarra en el mítico Zalacain de entonces, y con la de los principales escritores de vino. Hoy son un modelo de respeto y de calidez. Todas las celebraciones de este centenario, de hecho finalizaron en una comida en un petit comité selecto con muchos de los que compartieron, compartimos, ese sueño y cantamos la necesidad de esa propuesta hermosa y radical.

Gramonax

Además, en Gramona hay una alianza por una viticultura coherente, por lo biodinámico en sus 450 hectáreas, que como declara Jaume, es algo más que un método de trabajo, «una manera de transformar a las personas». Toda la filosofía sostenible y toda la espera en las cavas silenciosas, se expresa en unas burbujas que tienen preñada nuestra cultura de los últimos lustros.

Tanto como esos III lustros que ya enamoraban a Pepe Carvalho, el heterodoxo detective de Vázquez Montalbán, y que es icono de cualquier comida o mesa de tronío. Además también Gramona se ha embarcado en la reivindicación de la dignidad mediante la gestación de la marca colectiva Corpinat, para buscar hermanamiento con quién comparte esa ideología de lo excelente en el interior del Penedés.

Lo más importante es que, cuando de modo inminente estos dos admirables primos Jaume y Xavier pasen a la condición de jubilados excelsos, los dos primos de la nueva hornada como son Roc y Leo sin duda trazarán caminos por escribir. Y si no, ahí está la penúltima aventura, Gramona Innoble 318, como espumoso con la misma variedad, y por vez primera de combinación de tres añadas (de ahí el nombre: 15,16 y 17, con el tiraje en 2018), en una nueva vuelta de tuerca hacia un vino hondo y con clase. ¡Vivan los primeros 100 años de Gramona!

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