Errejón, juzgado por un delito de maltrato

El testigo confirma al juez el «patadón» de Errejón al jubilado con cáncer

Íñigo Errejón
Íñigo Errejón sentado en el banquillo junto al denunciante durante el juicio. (Foto: Efe)

Visto para sentencia el juicio por un delito de maltrato a Íñigo Errejón que denuncia Alberto, un jubilado de 68 años y enfermo de cáncer, por recibir una patada del diputado. Uno de los testimonios ha sido el de un testigo llamado Miguel Ángel que confirma que vio «un patadón» del diputado de Más País. «Le dio una patada frontal que le movió del sitio. El denunciante no le había insultado. Luego ya sí le llamó ‘hijo de puta’, ‘cabrón’ y me pidió que llamara desde su teléfono a la Policía porque el mío no tenía batería», ha afirmado. Una vecina que no es amiga del denunciante ha ratificado que vio que al pensionista hacer gestos de dolor agudo tras el encontronazo con Errejón y, por eso, llamó a la Policía.

Por su parte, Errejón ha negado que diera esa patada. Dice que se sintió mal porque le llamó «rojillo» y como vio que se acercaba para hacerse un selfie «le apartó» dedicando apelativos como «payaso». Admite que, como aparece en el vídeo desvelado por OKDIARIO, le dijo desde la distancia al denunciante tras la bronca: «¡Ven aquí!». «Era el colmo que yo me tuviera que ir de ahí cuando alguien me estaba insultado», ha indicado el político, que ha subrayado que tenía prisa por irse porque justo empezaba el toque de queda y la jornada de reflexión del 4M.

Íñigo Errejón ha declarado que el hombre le abordó con «actitud burlona». «Errejón, rojillo, ¿cómo no te vas a hacer una foto conmigo?, que hasta tengo una con Monedero», le dijo el pensionista a Errejón, según el líder de Más País. «Yo no he pegado una patada en mi vida. Le aparto la mano que se acercaba para agarrarme para un selfie después de cuatro o cinco negativas por mi parte. Entonces Héctor Tejero, compañero de trabajo mío, me dijo: ‘Vámonos de aquí que este es un busca ruinas’».

«Surrealista»

La situación era «surrealista total», según la vecina que ha testificado. Ha asegurado que en el contexto de la agresión había una persona de raza negra en actitud ebria formando jaleo. Errejón y sus testigos han comentado que sospechaban que quería robar. «Esto suele pasar en Lavapiés», ha criticado el parlamentario madrileño.

La defensa del diputado ha llamado a declarar a tres testigos. Los tres trabajadores de Más País. Han coincidido en que no hubo patada y señalan que la persona con rasgos africanos les generó desconfianza. El abogado de Errejón se ha adherido a la Fiscalía que mantiene que «no hay prueba de cargo» para dictar sentencia condenatoria.

El diputado, preguntado si este caso ha erosionado su imagen pública, ha comentado: «Esto me ha generado incomodidad. Llevamos un año con esta cuestión. No es agradable para tus conocidos o familiares leer determinadas cosas en los medios». Errejón ha esgrimido, victimizándose, que «los medios de comunicación quieren inflar determinadas noticias y uno mismo otras. Por eso eres más escueto en preguntas que creo que son difamatorias o negativas y te extiendes más en las que le quieres dar más difusión». El diputado dice que no habló del tema hasta 36 horas de la exclusiva de OKDIARIO porque hasta los martes no tenía su rueda de prensa semanal en el Congreso. No lo comentó en Twitter, según dice, para no darle más difusión al caso.

«Dolor agudo»

El denunciante ha ratificado que recibió la patada. «Cuando él me pega la patada siento un dolor muy grande como pellizcos», ha señalado tras insistir en que a raíz de lo sucedido le pidió a su amigo que llamara a la Policía. Ha negado que se dirigiera al diputado con insultos o malas maneras. Ha asegurado que no tiene ningún tipo de animadversión contra Errejón. «No tengo ni simpatía ni lo contrario, sólo quería una foto con un famoso, pensé que sería más simpático», ha comentado. Del mismo modo, ha negado ser de «ultraderecha», como ha dicho Errejón. «Soy del Partido Popular», ha defendido. «Fue una patada de desprecio. Me sentí como un gusano», ha insistido, como dijo en la fase de instrucción.

El dolor le duró en ese momento unos minutos. Al día siguiente esto se agudizó y acudió a su cita con su oncóloga. «Esto hay que operarlo. Si le llega a dar desde más cerca de la hernia, tendría usted las tripas fuera», le dijo otro facultativo en urgencias. El denunciante ha comentado: «Si me aprieto fuerte aquí, todavía me duele».

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