Crisis del coronavirus

Sanidad recomendó Pfizer tras un ensayo con 600 personas a las que ni siquiera se les puso AstraZeneca

Pfizer AstraZeneca
Pelayo Barro

El Ministerio de Sanidad insiste en recomendar la segunda dosis de Pfizer a aquellas personas que se hayan vacunado de la primera con AstraZeneca. Alrededor de cinco millones de personas. Su recomendación, contraria al criterio de la mayoría de expertos e incluso al de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), se basa en las conclusiones preliminares de un estudio encargado por el Gobierno que ha recibido críticas de investigadores: no se ha usado ni una dosis de AstraZeneca.

La imagen de colas de pacientes esperando a ser inoculados de nuevo con AstraZeneca, junto a colas vacías de personas para vacunarse con Pfizer, han hecho daño a la credibilidad del Ministerio de Sanidad. El Gobierno de Sánchez se ha quedado solo en su recomendación. En las primeras 48 horas desde que se reanudó el uso de AstraZeneca se inyectaron más de 43.000 dosis a nivel nacional. Prácticamente 9 de cada 10 españoles están eligiendo el compuesto británico para su segunda dosis.

Los motivos por los que Sanidad optó por llevar la contraria incluso a la EMA no están claros. Para tratar de darle una base científica a su posición, el Gobierno le encargó a toda prisa al Instituto de Salud Carlos III (ISCII) un ensayo clínico -el primero que hacía este centro de referencia para la pandemia- sobre los efectos que produce Pfizer entre la población vacunada con AstraZeneca.

La conclusión preliminar de ese estudio, denominado CombiVacs y que ni siquiera ha finalizado aún, advertía que «la administración de una segunda dosis de la vacuna de Pfizer contra el Covid-19 en las personas que han recibido la primera dosis de AstraZeneca, produce respuesta inmune fuerte y efectos secundarios de leves a moderados en personas menores de 60 años».

Pfizer o nada

El ensayo se ha realizado en una muestra de 600 voluntarios que ya habían sido inoculados con AstraZeneca. A 400 de ellos se les puso la segunda dosis de Pfizer, y los 200 restantes fueron utilizados como grupo control. No se les inoculó nada, ninguna dosis. Es decir, las conclusiones del estudio compararon la inmunidad y los anticuerpos generados por una segunda dosis de Pfizer con la inmunidad de un grupo al que no se le puso segunda dosis.

En ningún momento se utilizó AstraZeneca en este estudio. Pese a ello, el Gobierno utilizó sus conclusiones preliminares para advertir que era más seguro vacunar con Pfizer que con el compuesto de la Universidad de Oxford. De ahí partió su recomendación que, en vista de las estadísticas de vacunación de Sanidad, no ha recibido el respaldo de la sociedad.

Ensayo teledirigido

Las críticas al ensayo, que incluso ha sido calificado de acientífico, han sido numerosas. Por ejemplo, Daniel Prieto-Alhambra, investigador de farmacoepidemiología de la Universidad de Oxford, aseguró que «no nos proporciona suficiente información sobre la seguridad de combinar las vacunas, que es justamente la motivación manifiesta para no dar una segunda dosis de AstraZeneca».

«Los datos presentados no pueden usarse como justificación para cambiar de estrategia de vacunación», insistió el investigador español. Las críticas del sector también se dirigieron a la ausencia de novedad del ensayo, que ya había sido realizado anteriormente a nivel internacional. Además, se reseñó que la muestra utilizada, los 600 voluntarios, era muy escasa para obtener un resultado. Fue, básicamente, un ensayo ‘teledirigido’ para sustentar el criterio del Gobierno sobre el uso de Pfizer.

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