Sánchez plantea en la UE limitar los sueldos de los directivos de bancos privados y sus dividendos

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Pedro Sánchez.
Carlos Cuesta

El Gobierno de Pedro Sánchez se ha posicionado abiertamente en favor de la restricción y control público de los sueldos de los banqueros y de los dividendos de las entidades financieras. Lo ha hecho en la última reunión del Eurogrupo el pasado mes de mayo. El escenario de la última cruzada antiliberal de Pedro Sánchez fue la última reunión del Eurogrupo el pasado mes de mayo en Lisboa. España defendía su optimismo económico en base a las previsiones de Nadia Calviño.

«Las perspectivas de crecimiento son positivas, no sólo para España, sino para el conjunto de la eurozona. España es uno de los países que tiene una previsión de crecimiento más intensa y por tanto será uno de los motores de crecimiento de la zona euro a partir de este año», mantenía la vicepresidenta económica, Nadia Calviño.

Pero el Gobierno español decidió incorporar un mensaje más en su defensa: el de la necesidad de atar en corto a las entidades financieras en dos áreas: los sueldos de sus cúpulas y el reparto de dividendos. El primero de los puntos, el de la limitación pública de los sueldos privados de la banca, fue argumentado en base a la necesidad de dar un ejemplo moral por parte de los altos ejecutivos de banca.

El segundo, el de controlar los dividendos, fue defendido en base a la necesidad de reforzar la salud financiera de los bancos. El debate estaba servido. Y es que, como argumentan fuentes comunitarias conocedoras de la discusión, “las propuestas implicarían la fuga de directivos y de la propia capitalización bursátil de los bancos europeos hacia entidades ajenas a la regulación comunitaria con tal de poder cobrar u operar de forma libre y tal y como paga y reclama el mercado”.

Pero lo cierto es que la idea de limitar sueldos y libertad de dividendos a los bancos ha estado desde hace tiempo en la agenda del PSOE.

Sueldos y bonus

Nadia Calviño, de hecho, ha trasladado ya al Banco de España su preocupación sobre los sueldos y bonus de los altos ejecutivos de banca, especialmente en un escenario marcado por los fuertes ajustes de plantilla del sector. «Creo que los salarios y bonus de los ejecutivos bancarios deben estar alineados con la evolución del sector y la economía en su conjunto», afirmó en una videoconferencia la vicepresidenta española.

Se trata del mismo mensaje que ofreció en plena sesión de control al Ejecutivo en el Congreso, cuando aseguró que desde hace años el Gobierno trabaja activamente en alternativas para evitar los despidos y calificó de inaceptables los elevados sueldos y bonus que cobran los directivos de banca, que en su opinión no se corresponden en absoluto con la situación económica del país, especialmente en entidades que están anunciando fuertes recortes de personal y cierre de oficinas.

Ahora ese mensaje se convierte en bandera socialista en el corazón de Europa. Y, por si fuera poco, se suma a la reclamación de una mayor exigencia de control en materia de reparto de dividendos de forma que, parte del premio que los bancos conceden a sus accionistas al cierre de cada ejercicio, pase a reforzar su estructura financiera con el propósito de evitar posibles pérdidas de solvencia o liquidez de las entidades.

El Gobierno de Pedro Sánchez, de hecho, ante los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) que se han iniciado en el sector bancario español para intentar ajustarse al nuevo panorama y evitar problemas en el futuro, ha lanzado una cruzada contra el salario de estos directivos a la que se han sumado los sindicatos UGT y CCOO.

Las grandes entidades sostienen que los sueldos de sus directivos están avalados completamente por los accionistas en las juntas generales y que, como empresas de titularidad privada, no hay ninguna diferencia entre la gestión societaria de un banco con la del resto de empresas del Ibex 35.

Así lo han reiterado fuentes financieras en un contexto en el que la banca se ha colocado en el punto de mira tras anunciar dos de las principales entidades españolas sus planes para despedir a miles de empleados. El Gobierno, ahora, lejos de relajar esta tensión, introduce en la variable la petición de limitación de dividendos.

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