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Afganistán

Sánchez improvisa una ‘cumbre’ de la UE para hacerse la foto como líder de la evacuación de afganos

Tras casi una semana ausente en Lanzarote en plena crisis por la vuelta de los talibanes al poder en Afganistán, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha conseguido finalmente la foto más ansiada: acompañado de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen y del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, Sánchez ha tratado de escenificar el liderazgo de su Gobierno en la crisis recorriendo la zona aclimatada de la base de Torrejón donde se está alojando a los refugiados afganos que consiguen huir del país.

Rodeado de prensa internacional y acompañado de Von der Leyen y Michel, Sánchez ha conseguido por fin la imagen que Moncloa quiere trasmitir de la crisis: la de un líder comprometido con la crisis de los refugiados afganos. España se ha convertido, a petición del propio Gobierno, en el centro de acogida de personal de toda la UE. Una gran operación de marketing político.

Para alojar a todas esas personas, el Gobierno ha improvisado un campo de refugiados en la base aérea de Torrejón, justo tras los hangares donde se guarece la flota de Falcon que suele utilizar para sus viajes. Tiene capacidad para 1.000 personas, la mayor instalación de este tipo que hay ahora mismo operativa en toda la Unión Europea.

En un acto montado a toda prisa y anunciado el viernes por el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, Sánchez ha realizado una visita guiada con Von der Leyen y Michel entre las tiendas y estructuras prefabricadas que sirven como hogar improvisado para los afganos. Han conversado con algunos de los refugiados y, según fuentes oficiales, han charlado sobre el futuro reparto de los miles de personas que se planea traer a Madrid. Tras ello, los líderes tienen previsto ofrecer una rueda de prensa.

Una semana desaparecido

La crisis de Afganistán explotó el pasado domingo, con la caída de Kabul en manos de las fuerzas talibanes y la huida del país del presidente Ashraf Ghani. España organizó sus primeros vuelos hacia el país centroasiático el lunes. El primero de los aviones A400M enviados partió ese día a última hora, constatando que España era último país de la OTAN en desplegar sus aeronaves para la operación de evacuación. Toda la gestión de crisis recaía esos días, los del máximo caos en Kabul, en Exteriores y Defensa.

De Moncloa y de Sánchez no se supo nada hasta que el despegue de ese primer avión hacia Dubái era inminente. A golpe de mensaje en redes sociales, Sánchez anunció lo que todo el mundo sabía desde horas antes: el primer A400M se preparaba para salir hacia la misión de evacuación. Se rompían así las 48 horas de silencio que mantuvo al respecto desde el inicio de la crisis.

Al día siguiente, el jueves, Moncloa repite escenario. Pero esta vez, la videoconferencia implica a muchos más ministros. En ese momento ya habían llegado, de madrugada, los primeros 53 refugiados afganos.

No será hasta el viernes, 6 días después del inicio de la crisis afgana, cuando Sánchez decide poner fin a sus vacaciones de 17 días. El Falcon recoge al presidente en Lanzarote y le lleva hasta Torrejón. Su aeronave aterriza y se sitúa en el hangar del 45 Grupo de las Fuerzas Armadas.  A apenas 100 metros de donde se encuentra el hangar del 47 Grupo Mixto, donde están siendo alojados los ya 163 afganos que forman parte del grupo evacuado. Una fugaz visita del presidente, de la que no existen imágenes, y Sánchez toma el SuperPuma hasta Moncloa. Poco más tarde aterrizaría otro avión, pero Presidencia envió a Félix Bolaños a recibirlo.

Este sábado, por fin, Sánchez consigue la ansiada fotografía: la de él coliderando junto a los líderes de la Unión Europea las tareas de evacuación. Una foto que Moncloa espera colocar en muchas portadas de la prensa internacional.