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Sánchez exige a Junts y ERC saber si apoyarán los Presupuestos de 2025 antes de la investidura en Cataluña

Sánchez quiere marcharse de vacaciones con certidumbres respecto a qué pasará en otoño

Sánchez Junts ERC
Sánchez, Montero y Bolaños. (Foto: EP)
Joan Guirado
  • Joan Guirado
  • Corresponsal de Gobierno y Casa Real. Siguiendo la actividad del presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y del Rey de España. También política catalana.

Pedro Sánchez tiene prisa para saber si Junts y ERC están dispuestos a apoyar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2025. Tras un año sin cuentas públicas, con una prórroga de las de 2023 como consecuencia del adelanto electoral en Cataluña, y el temor de Sánchez a que Junts y ERC no le apoyasen los números, el presidente ha trasladado a ambos grupos separatistas que antes de finales de junio -cuando se producirá en Cataluña el primer debate de investidura- deben trasladar a Moncloa si están dispuestos a negociar y aprobarlos. Sánchez quiere marcharse de vacaciones con certezas sobre qué va ocurrir en otoño en la política nacional.

La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, afirmó hace unos días que lleva trabajando en los Presupuestos Generales del Estado de 2025 desde el mes de abril y que su intención es presentarlos «a finales del mes de septiembre o principios de octubre» para poder aprobarlos antes de que acabe el año. Una voluntad que no dependerá únicamente de ella, ya que el devenir de la política catalana y el empeño de Junts y ERC de querer exprimir aún más a Sánchez, tanto con el cupo fiscal como con el referéndum, y su propia investidura en Cataluña en el caso de Carles Puigdemont, influirán también en la tramitación de los PGE.

Montero, en una conversación informal con los periodistas tras una reunión del Consejo de Ministros, dijo que el Ejecutivo «está en condiciones de cumplir la hoja de ruta» para aprobar las cuentas públicas antes de llegar a 2025. «Ahí es donde estamos, más allá de que algunas de las actuaciones puedan ser inmediatas o se hagan en septiembre como se viene haciendo en los últimos años, por ejemplo, respecto a la aprobación del techo de gasto», precisó la ministra. Pero también admitió que con los dos partidos catalanes, a los que ya ha prometido un trato fiscal singular -que ha generado un fuerte rechazo en el resto de autonomías-, «no va a ser fácil».

Para la vicepresidenta segunda del Gobierno, «lo ideal» sería que, por lo menos, las líneas maestras del presupuesto llegaran al Congreso ya discutidas, habladas y acordadas con los socios parlamentarios del Gobierno. «Por tanto, las reuniones son siempre muy tempranas, son mucho antes de que empiece su tramitación en el Congreso de los Diputados, aunque luego se concreta vía enmienda todo aquello que quieren plantear los diferentes grupos políticos», incidió.

Montero, que recordó que ya «hay una parte del trabajo hecho de las cuentas fallidas del año pasado» –que Sánchez decidió retirar al no tener el beneplácito de ERC y Junts–, reconoció también que el sí de los catorce diputados de ambas formaciones van a ser los más difíciles de amarrar. No teme ni por los de Sumar, ni por los de Podemos, ni por los de Bildu, ni por los del PNV, ni por el del BNG, ni por el de Coalición Canaria ni por el de José Luis Ábalos. Únicamente admite preocupación por la tarea que supondrá, y las concesiones que tendrán que hacer, por los votos independentistas.

«Tenemos todavía meses por delante para seguir dialogando, para seguir discutiendo y, sobre todo, para contrastar y para constatar que hay voluntad de realmente aprobar los presupuestos», aseveró. Y es que si el Gobierno constata que no hay voluntad, especialmente por parte de Junts y ERC, Sánchez volverá a renunciar a aprobar unas cuentas públicas con todo lo que ello conlleva. Incluso podría ser un adelanto electoral. Eso, de facto, supondría también la ruptura de la confianza entre los catalanes y el PSOE y, según lo que afirmó Ferraz en su momento, cuando se firmó el pacto de investidura, también lo suscrito en dicho acuerdo de Bruselas.

«El diálogo siempre está presente, las necesidades están expresadas y nos conocemos bien, yo creo que el Gobierno tiene mucho entrenamiento en lo que significa el pacto con los grupos y, por tanto, saben que en el presupuesto tenemos bastante prudencia a la hora de preparar las cuentas», expresan fuentes gubernamentales. «Cuando el acuerdo se produce, se cuenta en su totalidad porque, hasta que no hay acuerdo en todo, no hay acuerdo en nada y esto significa que no tiene tampoco ningún interés el ir planteando cada minucia que puede presentar el presupuesto», remarcan en el complejo presidencial, donde prometen trabajar «duro» para sacar adelante unas «buenísimas» cuentas públicas para el bienestar de los ciudadanos.

En Moncloa y en el PSOE la sensación que cunde es la de pesimismo. Hasta el punto de que el propio Sánchez, antes de saber la posición de Junts y ERC, transmitió a algunos de sus colaboradores no hacer grandes esfuerzos en la elaboración de dicho presupuesto. Pues una repetición electoral en Cataluña, un escenario cada vez más factible, dejará sin opciones la gobernabilidad del Estado.

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