El Rey Abdalá dio 100 millones a Juan Carlos I por montar una conferencia religiosa en Madrid

Juan Carlos
El rey Abdalá de Arabia y Don Juan Carlos

En julio de 2008 Madrid acogía la Conferencia Internacional del Diálogo, un encuentro interreligioso de culturas costeado por Arabia Saudí aunque acogida por España y auspiciada por el entonces rey de Arabia Saudí, Abdalá Bin Abdulaziz Al-Saud, que tenía gran interés en celebrarla.

Entre los convocados figuraban algunos de los grandes especialistas del diálogo entre religiones y entre civilizaciones, además de destacadas jerarquías de las tres grandes religiones abrahámicas monoteístas (judaísmo, cristianismo e islam) y de otras muchas creencias.

Congregó a unos 300 religiosos, de medio centenar de países, musulmanes, cristianos, budistas, sintoístas, confucianos y judíos. Fue la primera vez que los saudíes invitaron a un acto a miembros de esta comunidad. También asistieron personalidades laicas, como el ex primer ministro británico, Tony Blair.

El rey Abdalá había tenido un hondo empeño en organizar este encuentro interreligioso, por lo que pidió ayuda al Rey Juan Carlos I para que la organizara en España, sólo 15 días antes de que se celebrara, según reveló el ex ministro Miguel Ángel Moratinos en un obituario laudatorio que fue publicado el 26 de enero de 2015 y dedicado al rey Abdalá, fallecido tres días antes, y tal y como recuerda hoy Ignacio Cembrero en Elconfidencial.com.

Este mismo medio asegura también que «el rey Abdalá se marchó satisfecho de Madrid el 19 de julio de 2008 no sin antes expresar su agradecimiento a don Juan Carlos por su colaboración y acogida que, le dijo, quería recompensar, según fuentes conocedoras de la organización del evento. Para recibir esa retribución el jefe del Estado ordenó desde el palacio de la Zarzuela, a su letrado suizo, Dante Canónica, que pusiera en pie una estructura financiera para recibir la donación saudí. La fundación Lucum fue creada el 31 de julio de 2008, según reveló el diario la Tribune de Genève».

Dicha fundación «quedó registrada en un documento en la Notaría Novena del Circuito de Panamá y su presidente era Arturo Fasana, que gestiona desde Ginebra la fortuna de don Juan Carlos. El 8 de julio de 2008 Lucum recibió, en su cuenta en el banco suizo Mirabaud, 100 millones de dólares (83 millones de euros al cambio actual) transferidos desde el Ministerio de Hacienda saudí por orden del rey Abdalá. El dinero no salió del bolsillo del monarca cuya fortuna fue evaluada, por la revista ‘Forbes’ en 2011, en 21.000 millones de dólares (17.400 millones de euros)», añade Cembrero en Elconfidencial.com.

Así pues, este medio sostiene que el pago de los 100 millones por parte de Arabia Saudí a don Juan Carlos no guardaría ninguna relación con las presuntas comisiones cobradas por la adjudicación a España del tren de alta velocidad entre Medina y La Meca. El Rey Don Juan Carlos sí hizo gestiones con las autoridades de Arabia Saudí, a principios de la década pasada, para que un consorcio de empresas españolas obtuviese el megacontrato del AVE saudí por el que también pugnó personalmente el presidente francés Nicolas Sarkozy.

Investigación de la Fiscalía

Como se recordará, la Fiscalía del Tribunal Supremo asumió la investigación que llevaba el fiscal anticorrupción Luis Pastor sobre las comisiones irregulares en la construcción del Ave a La Meca, porque una de las «personas involucradas en los hechos investigados era el entonces Rey, hoy Rey Emérito, Juan Carlos de Borbón».

La Fiscalía General del Estado explicó que «la investigación se refiere a la Fase II de la construcción de la línea de ferrocarril de alta velocidad, el llamado ‘AVE del desierto’, que une las ciudades de Medina y La Meca, en Arabia Saudí».

Y añadía que: «Esta investigación se centra, precisamente, en delimitar o descartar la relevancia penal de los hechos que ocurren con posterioridad al mes de junio de 2014, momento en que el Rey Emérito dejó de estar protegido por la inviolabilidad que el artículo 56.3 de la Constitución española reconoce al Jefe del Estado. Resulta preciso, pues, la práctica de nuevas diligencias que afectan directamente al Rey Emérito, quien -como es sabido- se encuentra aforado ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo».

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