La pasividad de Pedro Sánchez: la ley le obliga a actuar ante los rebrotes
La pasividad con la que el Gobierno de Pedro Sánchez asiste a la proliferación de rebrotes del coronavirus en distintos puntos del país, y especialmente en Cataluña, choca con la ley y la propia Constitución que, pese al reparto de competencias, reserva un papel protagonista a la Administración del Estado en su función de «coordinación».
Esto implica que el Ejecutivo no debe actuar como un mero espectador ante una pandemia que, según llegaron a admitir desde el propio Gobierno, podría estar ya en la segunda ola. Por ahora, y pese a la evidencia de los datos, Pedro Sánchez se mantiene impasible.
El reparto competencial no es excusa para rechazar cualquier tipo de actuación. El Gobierno, tras el fin del estado de alarma, delegó toda la gestión en las comunidades autónomas, y no piensa alterar, al menos en el corto plazo, esa hoja de ruta.
La Ley General de Sanidad, por ejemplo, establece que «sin menoscabo de las competencias de las comunidades autónomas», a la Administración del Estado sí le corresponden «los servicios de vigilancia y análisis epidemiológicos y de las zoonosis», además de «la coordinación de los servicios competentes de las distintas Administraciones Públicas Sanitarias, en los procesos o situaciones que supongan un riesgo para la salud de incidencia e interés nacional o internacional». Es decir, el Gobierno tiene la obligación de vigilar la evolución de la pandemia y la omisión de medidas ante una situación crítica, en su caso, también sería su responsabilidad.
En la Constitución
La propia Constitución, en su artículo 149.1.16, establece como «competencias exclusivas» del Estado «la sanidad exterior», «las bases y coordinación general de la Sanidad» y la «legislación sobre productos farmacéuticos». Es decir, de nuevo se atribuye al Gobierno un papel de tutela y, por tanto, de máxima responsabilidad ante los riesgos sanitarios.
Pese a que los rebrotes se multiplican por todo el país, el Ejecutivo socialcomunista mantiene un perfil bajo y expresa mensajes contradictorios.
La pasada semana, María José Sierra, jefa de Área del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad -y portavoz técnica en sustitución de Fernando Simón- admitió incluso que podríamos estar ante una segunda oleada de coronavirus, y asumió que existía «transmisión comunitaria» en «algunas áreas».
«Nunca ha dejado de haber transmisión del coronavirus, hemos bajado mucho la curva, pero no ha desparecido», admitió Sierra. Dijo también que «en cuanto el virus ha tenido espacio para transmitirse» se han producido «brotes importantes».
Sin embargo ahora, y especialmente tras el anuncio de varios países europeos de imponer severas restricciones al turismo, el Gobierno intenta trasladar públicamente que la situación está «bajo control».
La ministra de Exteriores, Arancha González Laya, ha insistido en las últimas horas en que los grandes brotes de Barcelona, Zaragoza y Lérida «están controlados», y ha considerado que lo que hay que hacer es «tranquilizar» y «dar un mensaje de confianza». «España tiene rebrotes, esto no es inusual», ha aseverado la ministra.
Más sorprendentes fueron las afirmaciones de la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, quien ha asegurado que «hay rebrotes porque tiene que haberlos, porque hay contagio».
Torra: «La situación es crítica»
Una versión que contrasta con la ofrecida por el presidente catalán, Quim Torra, quien ha alertado este lunes de que la «situación es demasiado crítica como para no darle importancia».
Torra ha descrito un escenario pesimista y ha avisado que «en demasiadas partes» de Cataluña ya se está «en a la antesala de la situación previa de marzo», en alusión a cuando la pandemia se descontroló.
Los datos desde luego no son esperanzadores y confirman que los contagios no dejan de subir en la comunidad. Este lunes se han notificado 724 nuevos casos en la región, lo que revela que la situación es preocupante.
Entre tanto, la oposición reclama a Pedro Sánchez que salga del inmovilismo. El líder del PP, Pablo Casado, ha insistido este lunes en que es posible actuar ya sin necesidad de recurrir al estado de alarma, la única medida contemplada por el Gobierno en el caso de que la situación se descontrole todavía más.
El dirigente ‘popular’ ha propuesto una reforma de la Ley Orgánica de Medidas de Salud Pública, que permita al Gobierno actuar con medidas inmediatas como las cuarentenas, confinamientos o limitación de movimientos, para hacer frente a los rebrotes. Sería una modificación ‘exprés’ que agilizaría la contención del virus.
Casado ha asegurado que apoyará al Gobierno para que reaccione y evite una situación crítica, como ocurrió en marzo, aunque ha lamentado que Sánchez «vuelve a ir por detrás de los acontecimientos» y se «lava las manos» pese a la evolución de la pandemia.
El líder de la oposición ha opinado que el Ejecutivo está «desbordado o pasivo» y ha criticado que, pese a ello, enfatice su gestión: «Más humildad, menos autobombo, menos pasillos de aplausos y menos propaganda», ha reclamado.