«Ni preguntas del G20 ni internacionales»: el enfado de la jefa de prensa de Sánchez con los periodistas
A los jefes de prensa les gusta tenerlo todo controlado. Hasta el punto de dificultar todo lo posible la tarea de los periodistas, pese a no ser esa su función. Este martes, en Bali (Indonesia), la jefa de prensa internacional de Pedro Sánchez, Carmen Pérez, demostró en público y en voz alta su enfado por no haber podido controlar las preguntas que se le hicieron al presidente español.
Pese a que fue ella misma, como es habitual a dedo y a comunicadores que salvo excepción sabe que no van a poner contra las cuerdas a su jefe, la que dio los turnos de palabra en la rueda de prensa. Aún así, al finalizar, Pérez espetó un sonoro «ni preguntas del G20, ni preguntas internacionales». Se le preguntó principalmente por la reforma del delito de malversación y la polémica de la ley del sólo sí es sí. Su queja, con un posado visiblemente enfadada, provocó que incluso Emma Aparici -una asesora de Sánchez-, le prestase atención.
Las comparecencias en el extranjero son una de las pocas ocasiones en las que los periodistas españoles pueden a preguntar a Sánchez, dado que prácticamente no comparece en España a diferencia de otros mandatarios. Por eso se aprovecha, pese al rechazo de Pérez, para preguntarles temas en clave nacional.
No es la primera ocasión que Carmen Pérez, que llegó a la Secretaría de Estado de Comunicación procedente del canal de televisión Cuatro de la mano de Miguel Ángel Oliver, hace comentarios en público de esta forma desprestigiando el trabajo de los periodistas que habitualmente cubren las actividades del presidente del Gobierno.
Son habituales sus faltas de respeto e incluso salidas de tono cuando se le reprocha que no cumple con sus obligaciones como responsable de relaciones con la prensa. Pérez está más pendiente de figurar en el protocolo que de dar información que ayude a los periodistas a construir sus crónicas y a hacer fácil su cobertura. No es extraño que, en cumbres internacionales, no llegue a aparecer en todo el día por la sala de prensa como sí hacen otros colegas suyos de otros países. Pero siempre sale en las fotos. Una actitud que producen malestar y hartazgo entre los periodistas que cubren Moncloa que a menudo denuncian incluso que Pérez ni coge el teléfono ni responde a los mensajes. Es una tónica habitual en los últimos meses en la SEC.
Desde su llegada a la dirección de comunicación internacional de la presidencia del Gobierno, ha cambiado sustancialmente la forma de trabajar y la relación de la Secretaria de Estado de Comunicación con los periodistas. Ya no hay planificación. Antes, a excepción de un viaje provocado por una urgencia, los periodistas sabían con un cierto margen cuál iba a ser la agenda semanal del presidente. Ahora, en ocasiones, se comunican viajes al extranjero difíciles de gestionar logísticamente con un par de días de margen. Carmen Pérez cobra un sueldo anual de 97.665,06 euros.
También es habitual recibir una vez ya montados en el avión el programa de lo que se va a hacer en las ciudades a las que va Sánchez sin dejar margen para tomar decisiones. Desde hace unos meses, además, su departamento -que tiene relación con la organización de las distintas cumbres internacionales- ya no avisa a los periodistas para que se acrediten en tiempo y forma.
A la hora de repartir los turnos de palabra, Pérez, también tiene una metodología particular favoreciendo siempre a los mismos medios. Como cuando elige a los periodistas que pueden viajar gratuitamente en el avión presidencial, rompiendo la tradición de premiar a aquellos que cuando se lo tienen que pagar acuden a los actos internacionales del Gobierno.
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