Crónica de campaña 5

Mal: vuelve la euforia a la derecha

Mal: vuelve la euforia a la derecha
Pablo Casado y Pedro Sánchez se cruzan antes de comenzar el debate en Atresmedia
  • Carlos Dávila
  • Periodista. Ex director de publicaciones del grupo Intereconomía, trabajé en Cadena Cope, Diario 16 y Radio Nacional. Escribo sobre política nacional.

Este mismo viernes tres personajes influyentes de la sociedad española: un empresario con antecedentes políticos respetado en todos los ámbitos, un político del PP en activo y un periodista de afiliación socialista coincidían en el análisis: “Pablo Casado puede ser presidente, a la andaluza o a la madrileña, pero presidente”, me indicaba el citado empresario, también abogado del Estado y notario. “A Pablo le sopla el viento el viento en el trasero”, sentenciaba el político, y el colega nada partidario de que la derecha vuelva a gobernar sostenía: “Pedro Sánchez se ha equivocado y el error le puede llevar a la derrota”.

Son tres declaraciones domésticas y sintomáticas de una nueva realidad: la euforia vuelve a la derecha. Y no es que los deseos sumen más que la apuesta por una realidad gratificante, sino que de aquella depresión por la derrota clamorosa de abril, ya parece quedar muy poco. De aquel fatuo Sánchez, que ya desde aquella noche electoral se encaminó a la repetición también queda poco. El hartazgo general por su prepotente liderazgo y sus sostenidas falacias han calado de tal modo que el electorado le hace totalmente responsable de que apenas en una mes los españoles distraigamos otro domingo acudiendo a las urnas.

Y no es sólo esto porque, además, como sugiere el periodista mencionado: “A Pedro le puede salir el tiro por la culata” y añade que «no valora el agujero que le está haciendo Errejón”. Aunque parece que ya ha empezado a darse cuenta, por eso ha puesto a su gurucillo Redondo a ingeniar nuevos productos que puedan atemperar la situación de alarma que es perceptible en La Moncloa. Por eso están paseando el cadáver de Franco de cementerio en cementerio, por eso han colocado al jefe en el pedestal escéptico de la ONU, vendiéndole como la única solución institucional de España, y por eso el gurucillo anda, de foro en foro, entreteniendo al personal con el espantajo de esa, mayoría cautelosa que, dice, volverá a llenar de votos el zurrón de Sánchez.

La derecha asiste esperanzada a estos juegos de orfebrería cateta y va contando escaños de provincia a provincia. Transmite que esta vez recuperará diputados en Álava y en Vizcaya y pronostica un segundo parlamentario en Valencia y el primero de Alicante. Y eso por no hablar de Madrid, donde, por cierto, es probable que el PSOE no repita victoria. Al fin, estas elecciones pueden denominarse ya las de la “lucha por los restos”. Errejón, el invento malvado de Sánchez para destruir a Podemos, quizá le cause una gorda avería al aún presidente. La derecha está alegre, incluso eufórica. Hay partido pero ahora mismo no hay noticias incontrovertibles de cambio de régimen político.

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