Desafío en Cataluña

Lloros podemitas en la mesa del Parlament: «Estais rompiendo Cataluña y tensionáis el país»

La portavoz de los 'comunes' rompió a llorar y acusó a los independentistas de "romper Cataluña"

lazos amarillos
La portavoz de Catalunya en Comú, Elisenda Alamany.
Joan Guirado

La situación llegó a tal punto que, según personas presentes en la Junta de Portavoces, la portavoz podemita Elisenda Alamany, rompiera a llorar acusando a JXCat, ERC y la CUP de “jugar con el país”. Alamany, muy dolida por todo lo que estaba sucediendo después que dos días antes su partido apoyara el rechazo a la suspensión de los diputados, acusó a los independentistas de “tensionar el país”.

Reunión muy tensa

Tras su intervención, en una junta de portavoces muy tensa precedida de una reunión de la mesa donde saltaron las chispas entre el vicepresidente Josep Costa y el letrado mayor Joan Ridao, se hizo el silencio sepulcral ante las lágrimas de la diputada podemita. Con ánimo de poner un poco de cordura al sinsentido, el portavoz del Partido Popular Santi Rodríguez tomó la palabra para aconsejar a JXCat y ERC que hiciesen uso de la fórmula avalada por el juez Pablo Llarena, del diputado designado.

Aunque ahora, en el independentismo, todos hablen de unidad y parezca que la situación de tensión ha vuelto a calmarse, la realidad es que el catalanismo tardará a recuperarse de los estragos que causó la crisis de los diputados suspendidos la semana pasada en el Parlament. Horas antes, en los pasillos de la cámara catalana, Josep Costa y el portavoz de Esquerra Sergi Sabrià se lanzaban mutuos reproches.

Las contradicciones eran constantes y todos querían mostrarse ganadores. Tenían la fórmula, pero no querían aplicarla. Al final, tras gritos e insultos entre ellos, el presidente del Parlament Roger Torrent decidió suspender la reunión de la mesa posterior y el pleno.

Reuniones para salvar la situación

A última hora una reunión de urgencia entre Quim Torra, Elsa Artadi, Albert Batet, Pere Aragonès, Ernest Maragall y Sergi Sabrià intentaba reconducir la situación. En ella se acordó la celebración de una comparecencia conjunta entre el presidente y el vicepresidente para el día siguiente, cuyo anuncio se publicó en la agenda oficial de ambos aquella misma noche.

En la rueda de prensa, que empezó casi una hora tarde, en la solemnidad de la sala gótica del Palau de la Generalitat, los dos partidos que forman el Govern querían demostrar unidad y visibilizar que habían zanjado la crisis -aunque fuese en falso-. Tras una ardua negociación en el contenido de la rueda de prensa, lo qué retrasó su inicio, Torra y Aragonès se conjuraron para dar estabilidad al ejecutivo hasta como mínimo las sentencias del juicio del 1-O. Estabilidad y unidad, que hablando en privado con los consejeros, parece no existir por el tono con el que hablan de sus compañeros.

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