La línea roja de Sánchez a Díaz: los convenios de empresa seguirán primando sobre los sectoriales
Sánchez aleja la derogación de la reforma laboral y la reduce a “algunas cosas que se hicieron mal”
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El punto 1.3 del acuerdo de coalición que establecía el compromiso del PSOE y Podemos de derogar la reforma laboral no se va a cumplir. Es una de las líneas rojas que este martes, en la reunión que mantendrán los ministros afectados en La Moncloa, el presidente Pedro Sánchez marcará como infranqueable. Ganan pues las tesis de Nadia Calviño frente a una Yolanda Díaz a la que no le quedará otra que aceptar. La ministra de Trabajo será la única representante de Podemos frente a cuatro del PSOE en la cita.
Los dos partidos que forman la coalición de Gobierno, el 30 de diciembre de 2019 pactaron que «derogaremos la prioridad aplicativa de los convenios de empresa sobre los convenios sectoriales». Es decir, que los convenios colectivos estuvieran por encima de los convenios que establecía cada empresa. Un punto que genera fricciones entre los representantes sindicales, defendidos por la ministra de Trabajo, y los empresarios, con la ministra de Economía de su lado.
Un punto que no gusta ni a la patronal ni a Calviño, que quiere «actualizar, modernizar» ese punto para «mirar hacia el futuro en materia de relaciones laborales» aseveraba este fin de semana en una conversación informal con periodistas en Roma. Los empresarios descartan llegar a cualquier consenso que implique la derogación de esa prevalencia.
En la práctica lo que supone el giro del PSOE en este punto es que un dirigente sindical no podrá decidir sobre una Pyme. Y a quien no gusta esto es a los sindicatos ni a Yolanda Díaz, que ha defiende a capa y espada el cumplimiento del acuerdo al respecto. Fuentes sindicales consultadas este lunes por OKDIARIO señalan que si es así, «el acuerdo lo firmarán Sánchez, Calviño e igual Antonio Garamendi». Los sindicatos se descolgarían.
La voluntad del presidente del Gobierno es que de la reunión prevista para este martes el Gobierno salga con una postura conjunta para encarar la negociación con los agentes sociales. De hecho la idea que tiene en la cabeza Pedro Sánchez es que este mismo miércoles, en el encuentro que mantendrán los ministerios implicados, sindicatos y patronal en la sede de Trabajo, ese documento con la posición única del Ejecutivo ya esté sobre la mesa. Y se discuta sobre él.
La realidad es bien distinta. Díaz no puede aceptar una marcha atrás en este punto, ya que los sindicatos y los votantes de Unidas Podemos se le echarían encima. De tal modo que la ministra de Trabajo llega a la reunión con una propuesta propia, muy alejada de lo que defiende Calviño y que apoya Sánchez. El líder socialista no aceptará cambios en la normativa laboral que no cuenten con el máximo consenso, porque se juega mucho en Europa, con quien se comprometió a incluir en el acuerdo a la patronal. Pero antes de llegar a esa pantalla debe desbloquear la del acuerdo interno del Gobierno. Y parece muy difícil.
“Algunas cosas”
Desde Roma, tras participar en la cumbre del G20, el presidente alejó la posibilidad de una derogación íntegra como reclama Podemos y como se recoge en el acuerdo de coalición al que se remiten a menudo. Por primera vez Sánchez verbalizaba que la modernización del mercado de trabajo consistiría en “eliminar algunas cosas que se hicieron mal en 2012”. Nada pues de “derogaremos la reforma laboral” que PSOE y Podemos firmaron en el punto 1.3 de su certificado matrimonial.
El futuro de Díaz
Si la posición que se acaba fijando es la de Calviño y Sánchez, y por tanto Díaz no puede traspasar esa línea roja de ninguna de las maneras, su posición en el Gobierno queda muy debilitada. De hecho fuentes socialistas apuntaban a este periódico el pasado sábado que «la batalla la tiene perdida». Ella misma ha dicho que si no se cumplía el acuerdo dimitiría. Por tanto, de lo que ocurra este martes se puede esperar absolutamente todo en lo que al futuro político de la vicepresidenta se refiere. Desde el PSOE, tal como reveló OKDIARIO, creen que su intransigencia tiene como objetivo “estallar el Gobierno para reforzar su propio proyecto electoral”.
Perdedores y ganadores
Si bien todo apunta a que Yolanda Díaz será la gran derrotada en el corto plazo, cosa bien distinta es lo que la posición que acabe adoptando el Gobierno pueda suponer a medio plazo. La celebración de unas elecciones generales a muy tardar en 2023 -podrían incluso ser el año que viene, si todo se rompe en cuestión de días y Sánchez no logra aprobar los Presupuestos-, permitirá a la ministra de Trabajo atacar a los que ahora son sus socios por haber incumplido.
El que tiene todas las de perder, aunque esta semana salga victorioso, es Sánchez. Díaz le pondrá en la diana poniendo en duda su ideología de izquierdas. Además, según fuentes sindicales, se puede encontrar en la calle con una huelga general. Si por el contrario se achanta y cede a las exigencias podemitas de cumplir el acuerdo y deroga la reforma laboral, los que se le pondrían en contra son los empresarios, muy reforzados tras la visita de dos horas de los hombres de negro. Además la adopción de una postura sin consenso, que no se adecua a lo que pide Europa, podría comprometer la llegada de los Fondos de Recuperación y Resiliencia a los que ha fiado su suerte.
Acostumbrado a salir indemne de sus juegos a dos bandas, sea con sus socios o con otras administraciones, la determinación y el empeño que en esto ha puesto su vicepresidenta segunda y el condicionante de la Comisión Europea a no desembolsar el dinero sin antes ver resultados, puede salirle muy caro al líder socialista. Tendrá que ver si guarda algún as en la manga en su particular manual de resistencia.