La infanta no sabe nada de las cuentas de Aizoon, pero sí que Urdangarin no tiene dinero en Suiza

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La acusada Cristina de Borbón, durante su declaración.

Ha sido lo más llamativo de su declaración. La infanta Cristina ha dedicado el 99% de su interrogatorio a demostrar su absoluto desconocimiento de todo lo relacionado con las cuentas de su familia -«en casa hay división de funciones, es mi marido quien se encarga de las cuentas»- y de las finanzas de la empresa que mantenía al 50% con su esposo, Aizoon.

Sin embargo, tras buscar la indulgencia del tribunal, de acuerdo con las preguntas de su defensa, en la ignorancia y «la confianza absoluta» en su esposo, doña Cristina de Borbón ha sido capaz de intentar hacer creer a quien la acusa de que una cosa sí sabe: «mi marido nunca ha tenido cuentas en paraísos fiscales».

Sin embargo, este documento lo desmiente. El documento condujo a Anticorrupción a los depósitos suizos del ex duque. En él, la secretaria de Urdangarin, Julita Cuquerella, escribe de su puño y letra a un representante de Inversiones AgVal (Aguas de Valencia) para informarle del número de cuenta en Suiza en la que el ex duque quería que se le pagaran sus gestiones por un trasvase en Jordania.

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Carta manuscrita de la secretaria de Urdangarin con el número de una cuenta suiza del ex duque.

Resulta poco coherente esa frase final de su declaración con todo lo expresado anteriormente. La estructura de todo el interrogatorio de su abogado, Pablo López Molins, sentado junto al amigo de don Juan Carlos y padre de la Constitución, Miquel Roca, ha ido encaminada a demostrar la absoluta ignorancia y falta de participación de la hermana de Felipe VI en nada relacionado con el dinero. Precisamente, se la acusa de participación al 50% en los fraudes fiscales perpetrados por Aizoon.

López Molins ha iniciado preguntando a la infanta por su formación, «licenciada en Políticas», y si en su trabajo se dedica a temas fiscales: «no, en la Fundación La Caixa soy responsable del departamento internacional, nada relacionado con temas económicos».

Posteriormente, todas las preguntas han girado en torno a si ella conocía el número secreto de la tarjeta de crédito a su nombre en Aizoon: «no». O si ella la usaba: «la custodiaba mi marido». O si los gastos personales en supermercados y peluquerías eran suyos: «No sé quién los hizo»,

Más adelante, el defensor de la acusada Cristina de Borbón le ha preguntado si ella hacía su declaración de la Renta: «no, era el asesor fiscal de la Casa del Rey», o si sabía algo de la de su esposo: «ésa la hacía el asesor fiscal de mi marido». Siempre alejándose de todo lo que oliera a saber algo de las cuentas de la casa.

A tal punto llegaba la ignorancia de la infanta que ha llegado a afirmar que «yo confío plenamente en mi esposo, y en que ha estado siempre bien asesorado», deslizando que sus labores se limitaban a «desayunar en familia, llevar a los niños al colegio, atender mis obligaciones institucionales o profesionales y recoger a los pequeños para volver a casa».

Pero la pregunta final del abogado, que ha pasado hasta reparo para hacerla -«no es propiamente mía, sino que se la hago porque alguien lo ha dicho»- ha versado sobre las cuentas en paraísos fiscales. La infanta ha negado haber tenido dinero fuera de España, en Luxemburgo, Belice o Panamá. «Sí tengo dinero en Suiza ahora, porque vivo allí; pero nunca en ningún paraíso fiscal». Posteriormente, el abogado ha rematado: «Y su marido, le ha explicado él alguna vez si las aha tenido?». Cristina de Borbón, ahí sí, ha sido categórica, de repente ha recuperado toda la memoria: «Mi marido nunca ha tenido cuentas en ningún paraíso fiscal».

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