Se hunden las inscripciones para la Diada: 42 de los 49 tramos están vacíos y solo hay uno completo
El gobierno separatista de Cataluña ha decidido trasladar su choque definitivo con la legalidad al calor de la Diada del 11 de septiembre, para la que se busca una movilización sin precedentes de cara al referéndum independentista que debería de tener lugar 20 días después. Sin embargo, la Cataluña real está más cerca de lo que reflejó el CIS catalán en julio (que el independentismo pierde respaldo social) de lo que pretende el gobierno encabezado por Carles Puigdemont.
La movilización de este año se realizará en el cruce entre la calle Aragón y el paseo de Gracia de Barcelona. El objetivo es formar un gran signo de suma (+) coincidiendo con la campaña por el ‘sí’ a la independencia de cara al referéndum del 1 de octubre.
Como suele ser habitual desde que los independentistas transformaron la Diada en una performance para ser televisada por TV3, la manifestación se divide en tramos que pretenden asegurar una distribución equitativa de los participantes. Pues bien, a tres semanas de la Diada, como se observa en el gráfico, solo uno de los 49 tramos acotados para la celebración está completo. En otros 42, su ocupación es baja. Son datos de la Asociación Nacional Catalana (ANC), que participa activamente en la organización del evento.
Según la ANC, son 50.000 los inscritos a día de hoy. El año pasado, a finales a agosto, se anunció que eran 100.000 los apuntados. Para evitar la imagen de fracaso, la Diada de 2016 se descentralizó con actos en Barcelona, Berga, Lérida, Salt y Tarragona. La marcha viene perdiendo peso desde 2013, cuando una cadena humana se desplegó en la línea litoral de Cataluña. Aquel año eran 300.000 los inscritos por estas fechas de agosto. En 2015 eran 170.000 los inscritos para formar parte de la Vía Libre por la Meridiana de Barcelona y los organizadores solicitaron más porque reconocían que el ritmo de apoyo era “insuficiente”.
La desmovilización del independentismo viene reflejándose en las encuestas. Según la última del organismo demoscópico de la propia Generalitat, el 49,4 por ciento de los catalanes rechaza la independencia, frente a 41,1 que lo avala. Un año antes, los partidarios de la secesión alcanzaban el 47,7 por ciento y apenas un 42 por ciento la rechazaban.
Mientras el respaldo social al independentismo retrocede, el Ejecutivo de Puigdemont llega al momento decisivo de la ruptura con la Constitución sumido en un mar de dudas después del cerco judicial que el Gobierno de Rajoy ha tejido sobre él.