Hacienda cree que la buena sintonía con el PNV permitirá aprobar en junio el techo de gasto de 2018
La buena sintonía que en las últimas semanas se detecta en las relaciones con el PNV, y su disposición hacia los Presupuestos Generales del Estado (PGE) ha llenado de optimismo al ministerio de Cristóbal Montoro, de cara a que, a ese primer acuerdo, le sigan otros aún más decisivos como la aprobación del techo de gasto de 2018, base para construir las cuentas del año que viene.
De hecho, en fuentes de Hacienda, restan importancia al hecho de que ése pueda ser el principal handicap para que se complete la legislatura. Si existe una mayoría favorable a aprobar los PGE que ahora se preparan –y que resultaría de la suma de Ciudadanos, PNV, Coalición Canaria y Nueva Canarias– no tendría por qué haber obstáculo, sostienen, para que prosperen las siguientes. Esa es la teoría. De hecho, los PGE de 2018 son la auténtica prueba de fuego del Ejecutivo, y la prioridad absoluta para Rajoy. Un termómetro decisivo para calibrar la duración y estabilidad de la actual legislatura. Y la conveniencia o no de anticipar las elecciones.
Aunque los nacionalistas vascos niegan públicamente la mayor, el acuerdo para que los próximos Presupuestos puedan superar el trámite parlamentario estaría, a falta de flecos, prácticamente ultimado.
El propio Aitor Esteban, portavoz parlamentario, descartó este martes que el pacto se hubiese completado, aunque sí admitió que su grupo está «a la espera” de que el Gobierno les diga «algo», lo que se interpreta como la contrapartida del Ejecutivo a sus principales demandas, a saber, la renovación del Cupo, más inversión en infraestructuras-sobre todo en alta velocidad-y el compromiso del Gobierno de no bloquear el dinero que el País Vasco paga al Estado por las transferencias no transferidas, y que está pendiente de acuerdo desde 2007.
Los nacionalistas también quieren algún acuerdo para la retirada de los recursos judiciales contra las leyes vascas-a lo que el Ejecutivo de Rajoy ya dio el visto bueno- y alguna cesión de competencias.
Así las cosas, el escenario es benévolo y en eso también influye que PP y PNV hayan cerrado en las últimas horas el pacto para que, con la abstención de los populares, las cuentas vascas puedan salir adelante en la Cámara de Vitoria. Un deshielo que podría culminar en la reunión entre Mariano Rajoy e Íñigo Urkullu que, con insistencia, ha solicitado el lehendakari. La última se produjo en septiembre de 2014.
Un paso más en las relaciones que insufla un inesperado optimismo en el departamento que dirige Cristóbal Montoro, donde hace unas semanas se admitían todas las reservas sobre las conversaciones con los peneuvistas. La suma de PNV, con Ciudadanos y Coalición Canaria, permite al Gobierno superar el primer peldaño parlamentario, el de las enmiendas a la totalidad que presentarán PSOE, Podemos y los independentistas. Para la aprobación necesita de un voto más, que, según esta vía, vendría del diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo.
La disposición de Quevedo es muy positiva, como así constató el PP tras una primera toma de contacto con el coordinador general, Fernando Martínez-Maillo. La gran demanda del diputado no es otra que las cuentas públicas incluyan la agenda canaria, y eso parece plenamente digerible para el Ejecutivo. Precisamente, fue eso mismo lo que ya hizo que esta formación votara a favor en la investidura de Mariano Rajoy.
2018, clave para la gobernabilidad
Así, pues, si los Presupuestos se aprueban –en torno a junio– el Ejecutivo trataría de hacer valer esa mayoría para votar, de seguido, el techo de gasto de 2018. La obligación con Bruselas llevaría a votarlo antes del 30 de junio.
Por entonces, el PSOE ya habrá superado su congreso. Y ello será decisivo para que se pueda configurar una nueva mayoría. Aunque se descarta con Pedro Sánchez, no así si la nueva secretaria general es Susana Díaz.
Esa confluencia de fechas será crucial para asegurar la solidez de los próximos Presupuestos, y también para que la aritmética parlamentaria sea, a priori, más favorable al Ejecutivo. En el PP no hay dudas de que, con Sánchez, los cauces de diálogo serían nulos. Con Díaz «sí se podría negociar, y llegar a acuerdos». Entre ellos, los ansiados pactos de Estado que Rajoy tendió en su día al PSOE y que marcan su agenda de prioridades. como Educación, violencia de género, pensiones o financiación territorial.
De hecho, en 2018 entrará en vigor el nuevo mecanismo de financiación autonómica, que envuelve a los barones socialistas con responsabilidades de gobierno. 2018 es además clave para la consolidación de la recuperación económica y, en consecuencia, la imagen de España en la escena internacional, y también para la cuestión territorial. Es el año en que Puigdemont planea celebrar las que ha denominado ‘elecciones constituyentes de la República catalana’.
De ahí que, en el entorno de Montoro, se insista en que la prioridad es que las cuentas salgan con el mayor respaldo posible, porque ello ira en pro de la estabilidad. «Hablar con todos», sigue siendo la consigna.