Errores y aciertos de esta precampaña
Programas de televisión, fotos de unidad, fotos de familia e incluso, acusaciones de todo tipo, son algunos de los ejemplos que marcan un nuevo tiempo en la política española.
¿Alguien podía imaginar a José María Aznar visitando a Bertín Osborne con Ana Botella, a Felipe González en el Hormiguero o a Adolfo Suárez retransmitiendo un partido de fútbol?
Que la irrupción de los nuevos partidos ha hecho cambiar el prisma desde el que algunos veían la política es una realidad. Pero, ¿son todo aciertos?
Como «alumnos» de esta nueva forma de hacer política, los representantes de los cuatro principales partidos han aprobado o suspendido, dependiendo de las asignaturas.
MARIANO RAJOY
El actual presidente del Gobierno se está esforzando mucho en dar una imagen más cercana. Aunque es un hombre celoso de su intimidad y al que no le gusta en exceso salirse del guión establecido, en estas últimos meses se ha visto presionado por la aparición de dos líderes nuevos, jóvenes, espontáneos y carismáticos.
Se nota que Rajoy ha sido sometido a sesiones de coaching interminables por parte de sus asesores, entre ellos, al que todos señalan, Jorge Moragas.
Su intervención en la COPE para comentar un partido de fútbol junto a su hijo pequeño, fue sin duda un golpe de efecto y uno de los grandes aciertos de la precampaña. Nunca antes habíamos visto una imagen del presidente con uno de sus vástagos con tanta naturalidad.
Otro de los ‘aprobados’ y, en este caso, ‘con nota’, que recibe el presidente del PP es el de la gestión de los atentados de París. La rueda de reuniones en Moncloa con los líderes de los diferentes partidos fue todo un acierto. De repente, veíamos a Rajoy como un hombre de consenso, esa palabra que tanto ha faltado durante la legislatura y por lo que tanto se le ha criticado.
El gran suspenso se lo lleva por su ausencia en la firma de adhesión al pacto antiyihadista del resto de partidos. Si lo que pretendía era no dar más protagonismo a un Rivera al alza, se equivocó. Todos los periodistas buscaban al líder de Ciudadanos, las cámaras lo retrataban sólo a él y, al final, la foto y la portada fue suya.
Sobre los debates, la crítica es generalizada:»tendría que debatir con todos». es cierto que los periodistas y los españoles saldríamos ganando pero él, quizás no.
Cuando estamos a menos de un mes para las elecciones, con los datos de las encuestas a su favor y subiendo, y cuando la popularidad de Albert Rivera se dispara como la espuma, lo mejor, es sin duda no acudir. ¿Por qué sólo con Sánchez?. Por dos motivos principales: 1) Rajoy necesita a un Pedro Sánchez fuerte, un jefe de la oposición que ayude a perpetuar el bipartidismo que tanto les favorece y con el que ha debatido en muchas ocasiones en el Congreso y 2) eliminar a Rivera de la ecuación del debate que más titulares va arrojar es una estrategia no sólo legítima sino inteligente.
ALBERT RIVERA
El candidato a la Presidencia del Gobierno por la formación naranja es, quizás, el que menos errores ha cometido en el último mes.
Ha sustituido su imagen de «nuevo» por la de un hombre de estado. Se posicionó desde el primer momento al lado del Gobierno y solicitó en más de una ocasión adherirse al pacto contra el terrorismo consiguiendo que Ciudadanos entrara a formar parte de ese restringido club de los partidos principales de nuestro país.
A sabiendas de que ni el PP, ni el PSOE, ni siquiera Podemos, mandarían a sus principales candidatos a la firma del pacto, él sí lo hizo, obteniendo como resultado la foto y el titular de la jornada.
En cuanto a sus apariciones en los medios, Albert Rivera no ha variado ni un ápice de su estrategia desde el principio de los tiempos de Ciudadanos. Ha demostrado estar igual de cómodo con el jefe de informativos de Telecinco, Pedro Piqueras, que con Jordi Évole, Pablo Motos o la mismísima María Teresa Campos.
También ha sido el protagonista de la polémica más agria de esta precampaña. Juan Carlos Monedero insinuó de forma más que clara que Rivera consumía cocaína. Su respuesta, inmediata y contundente. Lo llevará a los tribunales. Un acierto más y una manera de dejar claro que en la batalla electoral no todo vale.
PEDRO SÁNCHEZ
El líder del PSOE no lo está teniendo tan fácil. Combinar la imagen de un político serio tradicional con la de un candidato joven que quiere hacer nueva política no es una combinación fácil de ejecutar.
Su batalla electoral no tiene un rival claro. Da la sensación de que es el candidato al que todos pueden arañar votos, lo que le sitúa en una de las posiciones más incómoda. Su partido tampoco se lo pone fácil. Mientras él se empeña en distanciarse de Ciudadanos, voces socialistas no paran de salir para decir que es mejor aliado que Podemos.
En cuanto a su política de comunicación, podría decirse que está siguiendo los pasos del presidente del Gobierno. El programa de Bertín Osborne, el debate a dos, el Programa de Ana Rosa. Todos aciertos.
Como fallos, su no asistencia a la firma del pacto, lo que le habría dado alguna portada y más de un titular.
La duda está en su presencia en el debate a cuatro. De todos los actos previstos, éste es, sin duda, en el que Sánchez más se la juega. Aunque a su favor tiene que le da valor, con esa imagen dejará claro que no teme a nada ni a nadie.
PABLO IGLESIAS
El líder de Podemos ha hecho una precampaña de idas y venidas. Lanzando mensajes que después contradecía.
Su principal error: sus dedazos.
Un político que aparece de la nada predicando y adoctrinando sobre un sistema de primarias y que, tan sólo un años después, coloca a dedo a sus principales candidatos pierde su credibilidad, no sólo ante la ciudadanía sino también hacia los suyos que, poco a poco le van abandonando, y ahí están los resultados de las encuestas para demostrarlo.
En cuanto al pacto antiyihadista pasa exactamente lo mismo. Tras su primera reunión con Mariano Rajoy aseguró que no estaba en nada de acuerdo con lo que se manifestaba en dicho acuerdo, días más tarde: » aunque no estamos de acuerdo nos gustaría participar como oyentes» y, días más tarde:» bueno, hay varios puntos en los que no estamos de acuerdo».
En cuanto a los medios, tras una primera fase en la que estaba en todos los platós, pasó a ser «el político nuevo del plasma», sólo participaba en programas donde se sentía a gusto y prácticamente siempre, a través de un dúplex, esto es, nunca en plató. Ahora, vuelve a sus inicios. El Hormiguero, Jordi Évole, y esta sábado, María Teresa Campos.
Al acercarse el 20D, su «tic tac» ya no es aquel «TIC TAC». Ya sabe que no asaltará el cielo y sueñan con levantar apenas dos metros de la tierra.
Menos de un mes para el 20D. Menos de un mes para que sepamos quién será el próximo presidente del gobierno de nuestro país. Menos de un mes para que los candidatos a ostentar este puesto cometan los menos errores posibles. Sólo el tiempo y los españoles decidirán cuál de los cuatro ha sido.