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El entorno de Sánchez avisa de nuevas purgas: «Ya no le debe nada a los frikis»

Pedro Sánchez prevé deshacerse de todos los colaboradores más cercanos que le auparon a la secretaría general en 2017

Adriana Lastra y Pedro Sánchez
Adriana Lastra y Pedro Sánchez
Joan Guirado

En el PSOE nadie es imprescindible excepto Pedro Sánchez. Y cuando alguien ya no le sirve, el presidente socialista se lo quita de encima. Por eso, pese a que a lo largo de los últimos años algunos nombres se han asociado indiscutiblemente al jefe del Ejecutivo, en esta nueva etapa del partido no estarán a su lado. Desde Francisco Salazar, el hombre que le acompañó a recorrer Andalucía durante las Primarias de 2017, hasta el economista Manuel Escudero, responsable económico del PSOE. En el entorno del presidente aseguran que tras cuatro años «ya no le debe nada a los frikis». Es decir, que una vez se ha asentado en el poder, ya no necesita a los únicos que creyeron en él cuando nadie lo hacía. Los más leales.

La baja más significativa tras el congreso de Valencia, previsto para mediados de octubre, será la del hasta ahora secretario de Organización, José Luis Ábalos. El ex ministro de Transportes, Agenda Urbana y Movilidad abandonó su responsabilidad orgánica antes de ser uno más en la lista de ‘cadáveres’ de Sánchez. El pasado 10 de julio, al conocer que no seguiría como ministro pidió a Sánchez que le anunciase si lo recompensaría en el partido. «No vas a seguir en la Ejecutiva», le espetó el presidente. En ese momento, presentó su dimisión.

La misma suerte correrá su ex jefe de gabinete adjunto, Francisco Salazar, recolocado ahora como presidente del Hipódromo de la Zarzuela con más de 110.000 euros de sueldo. La previsión es que no repita como secretario de Acción Política. Ambos fueron los responsables de la recogida de avales en 2017, cuando Sánchez se autoproclamó como el ‘candidato de la militancia’.

Quienes tampoco van a seguir en su puesto en la dirección federal del PSOE serán Manuel Escudero, actual secretario de Área de Política Económica y Empleo, y el portavoz que casi nunca ejerció como tal -y alcalde de Valladolid-, Óscar Puente. Todos ellos, como también José Antonio Rodríguez Salas, Odón Elorza, Francisco Polo o Magdalena Valerio, defensores del sanchismo, tienen ya un pie fuera del nuevo equipo que Pedro Sánchez está diseñando de cara a los próximos cuatro años.

Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, vicepresidente primero del Congreso y principal azote de Susana Díaz en Andalucía, sí podría repetir, aunque aún no las tiene todas consigo. También es duda Adriana Lastra, a la que algunos ya ven fuera. El nuevo gabinete estará formado por caras jóvenes, procedentes del mundo municipal y con un perfil político poco marcado para que nadie le haga sombra al líder.

Al quitarse de encima a los hombres y mujeres que le han sido más leales en los últimos cuatro años -aquellos que le devolvieron a la planta cuarta de Ferraz tras el convulso Comité Federal que le obligó a dimitir- Pedro Sánchez repite la misma operación que en el Gobierno. Liberarse de ‘cargas’ y de favores que se ha visto obligado a devolver hasta ahora, y pasar a tener las manos completamente libres para hacer lo que quiera. Al fin y al cabo es lo que mejor se le da. El secretario general del PSOE volverá a su esencia, a los socialistas con los que se juntaba cuando era un militante de base, para reconstruir un partido que hoy en día es muy dependiente de su líder. En esa labor, Óscar López tendrá un papel fundamental.

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