Albert Rivera dimite de la presidencia de Ciudadanos, renuncia a su acta de diputado y deja la vida pública. Una decisión que llega después de la debacle electoral que protagonizó la formación naranja este domingo tras pasar de 57 escaños a 10 diputados en menos de seis meses.
«Dejo la política, dejo la vida pública» ha sentenciado. «También en coherencia con lo que soy, de dónde vengo y con lo que pienso de la vida y de la política. Pero permitidme que siga mi camino, que me dedique y sirva a quienes más quiero. Que me dedique a mi familia. Voy a ser mejor padre, mejor hijo y mejor pareja, mejor amigo, es lo que creo que se merece» ha anunciado.
El catalán se ha despedido tras la reunión con la Ejecutiva Nacional del partido. “Nunca me he escondido y siempre he tratado de ser coherente y valiente. Dimito para que un congreso elija el rumbo y el futuro de este proyecto político. Creo que, sea justo o no, es lo responsable”, ha afirmado.
Rivera cede el testigo a alguien que no sólo elijan los militantes de Ciudadanos, si no que lidere el centro derecha con las mismas ganas con las que él dirigió su partido.