Dolors Bassa acusa de machista al independentismo en su libro: «Forcadell y yo recibimos menos atención»

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Carme Forcadell, Dolors Bassa y Raül Romeva a su llegada al Tribunal Supremo. (Foto: Francisco Toledo)

La ex consejera de la Generalitat Dolors Bassa ha publicado un libro titulado ‘Cargadas de razones’ en el que relata su estancia en la cárcel después de ser condenada por el referéndum ilegal del 1-O. En el libro, que ha escrito junto a su hermana Montse, diputada de ERC en el Congreso, se queja de que tanto ella como Carme Forcadell reciben menos atención, mediática y de sus propios compañeros, que los golpistas presos como Junqueras o Turull, o incluso que el fugado Puigdemont.

En varios pasajes del libro, Bassa critica, en pasajes del libro recogidos por Europa Press, que las presas independentistas reciben menos atención que los golpistas: «Carme (Forcadell) y yo sufrimos una discriminación en comparación con los compañeros presos políticos».

Además resalta que, a diferencia de ellos que están juntos en la prisión, tanto ella como Forcadell se encuentran en cárceles separadas. La independentista condenada también traslada que han planteado en varias ocasiones estar juntas en la prisión de Wad-Ras de Barcelona, pero lo han denegado porque solo hay mujeres en prisión preventiva o con condenas muy cortas. Mientras la Generalitat se afana por sacar de la cárcel lo más rápido posible a los responsables de la sedición independentista del 1-O, parece no atender las peticiones de Bassa y Forcadell, que fueron condenadas en el mismo juicio que sus compañeros en la sedición.

Además, Bassa desautoriza en su libro que sean los golpistas presos quienes marquen el rumbo de las decisiones políticas referentes a la independencia de Cataluña: «Yo me inclino por el planteamiento de la izquierda abertzale, que tiene muy en cuenta a los presos y los protege, pero los deja al margen de las negociaciones y las decisiones políticas del país». Aunque sí reclama más atención a sus opiniones: «Me gusta que me pidan la opinión porque tenemos la autoridad moral para opinar, naturalmente, pero ni quiero ni puedo ser decisiva en nada», argumenta, aunque reconoce diferencias en el seno del independentismo en cuanto a este tema, sobre todo de otros golpistas presos.

Bassa explica también cómo vivió el ingreso a la cárcel de Alcalá Meco en Madrid, dice que al principio lo pasó mal pero poco a poco se fue adaptando, vivió con alegría cuando pudo salir en libertad bajo fianza unos meses y después describe la tristeza de cuando volvió a ingresar en prisión en marzo de 2018. Destaca cómo tenía que mentir a sus familiares diciéndoles que estaba bien y cómo intentaba que nadie la viera llorar: «No quiero que ningún funcionario ni ninguna interna me vean llorar».

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