Desalojan un local okupado convertido en hostal ilegal para inmigrantes en Zaragoza: «Me han estafado»
Un centenar de inmigrantes subsaharianos vivían en un hostal ilegal en condiciones infrahumanas
La mayoría son temporeros que trabajan en mataderos y van viajando en busca de trabajo por España


OKDIARIO te muestra en este reportaje la cruda realidad en la que viven atrapados centenares de temporeros africanos en nuestro país hacinados en condiciones infrahumanas en hospedajes ilegales, como es el caso que se ha destapado en Zaragoza. La Policía Nacional ha desalojado dos hostales ilegales. Uno de ellos estaba ubicado en un local okupado, en la urbanización privada Parque Roma, donde pernoctaban unas 100 personas.
El precio por cama rondaba entre los 200 y los 300 euros aproximadamente, según si el huésped tenía una habitación individual o si se alojaba en literas comunitarias. Así lo demuestran los recibos de cobro que sostienen en la mano algunos de los estafados y que muestran a nuestras cámaras. La empresa que sellaba las facturas se llama Zama SL Sociedad Limitada –con dirección en el Paseo María Agustín 73 – 2 D–.
En total, el gerente del hostal que okupó ilegalmente el local para montar este hostal amasaría cada mes entre 20.000 y 30.000 euros. El gerente del establecimiento se llama Rubén F., y se encuentra en estos momentos en paradero desconocido. Además, regentaba otro hostal en el barrio zaragozano de San José, de las mismas características, que también ha sido desalojado.
La noticia no ha causado sorpresa entre la vecindad. En la urbanización sabían que, desde hacía un año y medio, en uno de los locales, pernoctaban decenas de inmigrantes.
Ahora bien, hay algo que no les ha dejado indiferente: el gerente del hostal ilegal había hecho un boquete en el local vació colindante –propiedad de una entidad bancaria–, lo había okupado para extender su negocio y ofrecer alrededor de 109 camas, tal y como confirman desde el Ayuntamiento de Zaragoza.
Consecuencia: dormir en la calle
La mayoría de ellos han pasado la noche al raso y en sus rostros se evidencia la confusión que experimentaron al llegar al hostal y encontrarse a la Policía. Sólo una veintena accedió a la opción que les ofreció la primera noche el Ayuntamiento, en coordinación con el Arzobispado de Zaragoza, para evitar que durmieran en la calle.
Algunos cuentan que prefirieron no moverse de donde estaban, pese a dormir en el raso, «porque tenemos las cosas aquí». «Y tampoco me daba tiempo de llegar a trabajar al día siguiente», explica uno de ellos.
El gerente del hostal ilegal robaba también la luz, como aseguran la comunidad de propietarios. Un negocio redondo. Tal y como denuncian los propios inmigrantes se sienten «estafados», ya que a muchos les cobró el día de antes al desalojo «consciente de que iba a ir la Policía de manera inminente», añaden fuentes del Ayuntamiento de Zaragoza, que ha gestionado para que estas personas no estén en la calle durante el tiempo que encuentren un hospedaje.
¿Quién dormía en el hostal ilegal de Zaragoza?
¿Cuál es el perfil de los inmigrantes? Ninguno de ellos son ilegales. Todos tienen permiso de residencia y contrato de trabajo. Ahora bien: son la mano trabajadora más vulnerable proveniente de países africanos, la mayoría de Senegal. Tal y como ellos mismos explican en el reportaje, llevan años viviendo de una manera itinerante, de región en región, siendo contratados para trabajos duros y sacrificados con exigentes horarios laborales en mataderos, en el campo.
Podríamos definirlos como una nueva clase social trashumante, integrada en el tejido productivo de nuestro país, que se ve abocada a pernoctar en establecimientos infrahumanos de este tipo, pues no suelen permanecer más de varios meses en la región. «Es difícil que nos alquilen un apartamento en las agencias», nos explica Mohammed, un senegalés que lleva con permiso de trabajo desde 2018 en España, y que anteriormente vivía en País Vasco en su propia casa.
«Hoy no he ido a trabajar porque no podía dejar mis cosas en la calle», relata. OKDIARIO le pregunta cómo se lo ha tomado la empresa para la que trabaja. Nos da a entender que no habrá repercusiones, porque eran conscientes del modo en el que viven todos ellos.
«Siento vergüenza, no me grabes la cara –nos dicen- yo pensaba cuando llegué a este alojamiento estaba alquilando una habitación en una casa. No esto con lo que me encontré, pero no podía hacer otra cosa. Como tampoco conozco este mundo en Europa, no sabía si era normal o no», explica Mohammed.
Se trasladó durante estos meses –llegó en febrero a Zaragoza– para trabajar en el matadero de Zuera (Huesca). Todos los días se levanta sobre las 3:30 horas de la madrugada, para coger el autobús y enganchar a las 5:00 de la mañana.
Durante todo el día del pasado lunes, se llevó a cabo el desalojo por parte de la Policía Nacional, con la ayuda de Policía Local y el Ayuntamiento de Zaragoza, a través del concejalía de Políticas Sociales, liderado por Mariam Orós, quien está «indignada» y «enfurecida» ante este hostal ilegal: «No se puede permitir que haya personas como el propietario que se aproveche de la gente de esta manera, que caiga todo el peso de la ley sobre este delincuente».
Desde este martes, el Ayuntamiento ha habilitado un espacio de emergencia del Albergue municipal –que se encuentra en estos momentos en obras– para que en un plazo de seis días pueden encontrar otro establecimiento donde residir, puesto que la mayoría de ellos pasaron la noche anterior en la calle puesto que no querían abandonar sus pertenencias que tuvieron que guardar en bolsas de basura. También decidieron sacar colchones, incluso una nevera.
¿Y los vecinos?
Uno de los vecinos de la urbanización nos habla a los micrófonos de OKDIARIO, pero nos pide que tampoco sea grabado su rostro. «Lo que está pasando aquí es una vergüenza. La culpa la tenemos los vecinos. Nos manifestamos por todo, pero tenemos que empezar por nuestra propiedad. En la zona ajardinada no se puede estar desde hace mucho tiempo. Hay inseguridad e insalubridad, y es una zona privada. No es un parque», explica indignado.
«¿Quién ha consentido todo esto? Aquí han llegado a vivir una madre, sus hijos y un bebé. Y si esto ha salido a la luz y lo han desalojado es porque ayer se reventó una tubería e inundó el garaje», explica.
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