La carta de un guardia civil harto del Piolín: “Sacadnos de este suplicio”

Guardia Civil
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Carlos Cuesta

Mil agentes de Guardia Civil y Policía Nacional siguen hacinados en el famoso barco Piolín. Mil agentes con una dieta insana, plagada de «pasta de lunes a lunes, mañana y noche, durante 40 días», «que cuando vas a pedir carne te dicen los mismos que sirven: «Pide lo otro que la carne no hay quien se la coma». Donde «la ensalada, con suerte la vemos una vez a la semana al medio día y los lácteos desde que llegamos el día 21 de septiembre no los hemos vistos por ningún lado». Con un plus neto en ingresos para 40 días de «572 euros». Rellenando los platos con una «sopa de lentejas que te puedes imaginar, caldo marrón con unas 50 ó 60 lentejas flotando, todo un manjar».

Y todo ello amenizado con la convivencia en unos «camarotes, sin ventilación, con lo que no puedes airear los mismos salvo que dejes la puerta abierta», «la ropa está en los pasillos colgada al igual que los zapatos, no hay ventanas en los camarotes ni espacio físico para dos personas». Porque los habitáculos «tienen una medida de 3.80 de fondo por 2 metros de ancho para gente que mide como mínimo 1.85. Tampoco hay armarios para guardar la ropa…».

Se trata de extractos de una de las cartas remitidas al exterior por un guardia civil, cansado ya de un «sacrifico» que hizo gustoso, pero que no puede entender que, a fecha de hoy, y con los Mossos, en teoría, totalmente controlados, se les siga manteniendo en estas condiciones en Cataluña.

A continuación se reproduce íntegramente la carta, a la que ha tenido acceso OKDIARO, y que refleja el hábitat en el que viven los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, aún a fecha de hoy, cuando los Mossos deberían estar haciendo ya la labor para la que cobran de todos los españoles.

«Buenas noches, te cuento como va esto de defender a España desde un barco de los Looney Tunes.
Llevamos aquí desde Septiembre, el único ingreso que nos han hecho han sido 720 euros brutos, con la correspondiente reducción.
Las condiciones de vida en el famoso barco del Piolín, no son ni por asomo las contratadas. Empezando por la comida, algo esencial según la Pirámide de Maslow es una auténtica bazofia. Para desayunar, salchichón, cereales y pan, eso cada día. El café sabe a colonia. De hecho, cuando desayunamos nos tenemos que bajar al bar a pedir un café 1,20 € si quieres café, claro.
Con respecto a la comida, según Estado Mayor, es muy saludable comer pasta de lunes a lunes mañana y noche durante más de 40 días y sumando. Un segundo, carne, que cuando vas a pedir te dicen los mismos que sirven, pide lo otro que la carne no hay quien se la coma. La ensalada, con suerte la vemos una vez a la semana al mediodía y los lácteos desde que llegamos en septiembre, no los hemos visto por ningún lado. Si quieres yogures, vete al Mercadona que el Estado te lo pagará con tu sacrificio.
Con respecto a la cena, es más de lo mismo, pasta de primero, como te dije antes de lunes a lunes mañana y noche, eso no cambia, una vez a la semana, lentejas, que desde que estoy aquí hemos descubierto que las lentejas se cenan, pero no te creas que son tupidas, no, es sopa de lentejas, te puedes imaginar, caldo marrón con unas 50 ó 60 lentejas flotando, todo un manjar. Si no, sopa de pimiento, literal, unos trozos de pimiento verde, rojo y amarillo flotando en un plato con un caldo que mejor no te digo el color que tiene.
¿ Qué pasa con todo esto? pues que la gente ni come, ni cena en el barco, se tiene que gastar el dinero en comer fuera. Buscarse la vida, si quieres comer medio decente, dinero que, por cierto, no te corresponde por estar en el barco al cubrirte, estancia, alojamiento, comida y lavandería que ahora iré paso a paso:
Estaremos alrededor de 1.000 personas. La comida más o menos la he detallado. La lavandería, como comprenderás después de tener pagada la misma por el EM, lo más normal no es que la gente se vaya a la calle a lavar la ropa aún teniéndola pagada en el barco.
Desde que estamos aquí, no he llevado ropa a la lavandería del barco porque, o  viene igual que va ( SIN LAVAR), o te la pierden, o viene rota y lo más curioso es que nadie se hace cargo de los desperfectos. Por eso el 80%, y entre ellos yo, preferimos llevar la ropa a las lavadoras/secadoras, que por 10 euros te la traes limpia y seca con seguridad. Dinero que no te reembolsan al estar cubierto ese gasto como alojamiento por la SES, al igual que la comida (delicatessen para quien quiera venir al barco a degustarla). De hecho, no aparece por allí ni Dios.
Con respecto a la limpieza, deja muchísimo que desear. Hasta el punto de que tenemos que comprar lejía  y otros productos para limpiarnos el baño, limpiamuebles para quitar el polvo y  limpiacristales para limpiar los espejos. La aspiradora, con suerte aparece cuando cambian las sábanas, o sea, una vez a la semana y durante cinco minutos.
Los camarotes, no tienen ventilación, con lo que no puedes airear los mismos salvo que dejes la puerta abierta. La ropa está en los pasillos colgada al igual que los zapatos, no hay ventanas en los camarotes, ni espacio físico para dos personas. Tienen una medida de 3.80 de fondo por 2 metros de ancho para gente que mide como mínimo 1.85. Tampoco hay armarios para guardar la ropa que, o la dejas en la maleta o la medio colocas donde puedes. Armarios no hay en ningún camarote. Resulta difícil de entender que este barco de travesía de un día o dos, sea muy válido para meter a 1.000 personas más de mes y medio. Lo peor de todo, que no tienen pensamiento de que esto vaya a mejorar.
Pagan a diario 140.000 €, un gasto innecesario cuando podrían buscarnos otro sitio donde estar. La gente, después de tanto tiempo está comenzando a no  poder dormir, yo también tengo insomnio y si duermo es durante el día, por la noche un par de horas y el resto despierto por la ansiedad que genera estar allí enlatado, pero eso no sale en ningún lado, eso lo sufrimos los que estamos viviendo allí como si fuéramos marinos de ultramar. Los olores de heces y pis en la popa del barco son exagerados. Al lado tenemos una fábrica química, imagina lo saludable que es el aire que todos aquí respiramos. Las condiciones en las que el Gobierno nos tiene, son no pésimas, mucho peor que eso, lamentables, y nadie hace nada por solucionarlo, a pesar de multitud de quejas.
Instalaron wifi en el barco pero únicamente está disponible en el bar del mismo y rellanos de las escaleras entre plantas (4, 5 y 6, 7). Dijeron al Estado Mayor que había wifi en todas las habitaciones  (camarotes), lo que no es cierto, de hecho, en las interiores por no haber, no hay ni cobertura de teléfono móvil.
El aire acondicionado o funciona caliente o no funciona y el calor que hace en un camarote todo el día dando el sol y sin poder abrir una ventana al no haberla, resulta una tortura. Otra cosa son las vistas, coches de Seat a un lado y a otro.  Vivimos en un barco de travesía de dos días, imagina la habitabilidad cómo es para alojar a 1.000 personas.
Lo único que queremos es que nos saquen de ahí.  Que nos lleven a algún sitio donde haya árboles y podamos ver algún pájaro, aunque sea un gorrión.
La gente hoy mismo me preguntaba  y vienen preguntando que si hay psicólogo en la comandancia, que quieren verlo porque tienen ansiedad y estrés. Eso es lo habitual, pero como pagan 95€ diarios/ brutos, que son 78 euros para los mandos y menos para los guardias, está todo pagado. Estamos fuera de la orden general de servicios, hacemos las horas que tengamos que hacer y por supuesto sin librar ni un puto día, o estás trabajando de presente o estás de localización de 30 minutos, 1 hora u hora y media. Imagínate MÁS DE UN MES Y MEDIO sin poder desconectar, y pendiente del teléfono por si te llaman para salir corriendo. Más de mes y medio, sin ver a la familia y sin vistas de poder ni verla, ni que vengan a verte al no saber si vas a poder estar con ellos o tendrás que trabajar.
Los que estamos en el barco, somos los más perjudicados en todo. No nos corresponde ni un euro, hacemos servicios en instalaciones críticas mañana, tarde y noche y cuarteles de GC, cosa que no hacen ni en Gerona, ni en Lérida.
También te digo que no lo hacemos por el dinero, para mí, eso ya es lo de menos, yo con que me saquen del barco y me lleven a otro sitio me conformo, aunque no me paguen nada.
Por eso, este es un mensaje de socorro. A nosotros no nos hacen ni puto caso y por eso necesitamos de vuestra ayuda, la ayuda de toda la gente que nos quiere y nos apoya, los ciudadanos. Según los representantes de la Secretaria de Estado y Seguridad, estamos como reyes en el barquito del Piolín, lo que dista muchísimo de la realidad, tal y como te he relatado. Los jefes frenan mucho al personal, pero a los jefes también se les acaba la paciencia al ver esta triste realidad.
Creo que esta tomadura de pelo está llegando al límite, una cosa es que vengas para un par de semanas y otra que se prorrogue indefinidamente en el tiempo hasta que se solucione el problema de Cataluña. Han tenido tiempo más que de sobra para buscarnos otro alojamiento pero es más cómodo tenernos enlatados en un barco, con una comida despreciable, una limpieza inexistente, un trato pésimo y un clima difícil. Cada día se agudiza más la situación personal del barco. La tensión, el malestar, el cansancio, provocará aún mayores desavenencias, y peleas. A pesar de que debemos permanecer unidos.
Por todo lo que he contado y sufrimos, que es lo que realmente pasa en el barco, ojalá pudieseis conseguir que nos trasladaran a otro sitio mañana mismo, aunque fuese a un cuartel militar, pero que tengas sensación de libertad y no de estar viviendo una odisea y sentirte como un presidiario en la cárcel, sin poder dormir y sin poder descansar.
Esta es mi vida, nuestra vida, antes de aplicar el 155 y después. Ojalá, nos podáis sacar del suplicio este del barco. Un abrazo».

 

 

 

 

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