Cataluña ciudadana
«La Cataluña que no se veía, que permanecía escondida elección tras elección emergió ayer para lanzar un mensaje claro a la lista de Romeva-Junqueras.
Cataluña quiere seguir siendo parte de España. Cuando la gente se mueve ni siquiera el control de los medios, la intoxicación educativa y el miedo sistémico implantado en cada uno de los territorios de Cataluña le sirven para ganar.
Ayer ganó la política de fondo, ayer ganaron los que no hacen el indio, ni hablan por Manitú, ayer ganaron los ciudadanos hartos de leyendas del pasado, de mitos y cuentos y sentimentalismos de terruño y periferia.
Ayer venció la sensatez de un proyecto trufado de naranja maquillado con la empatía de un líder bailongo. La lectura de esta campaña es clara. Los catalanes le dijeron al molt honorable: no te queremos más con sonrisa impostada flanqueado por el verdadero cap de todo esto, Oriol Junqueras y por el testaferro Romeva.
Mas pidió a la mayoría silenciosa que aceptara su derrota, algo predecible de quien ha hecho de la megalomanía la sinrazón y la verdad embargada a los motivos de su existencia política.
Ciudadanos sale vencedor, ya no sólo quiere ser alternativa al bipartidismo sino que ha conseguido serlo también del nacionalismo. Muchos se preguntaban si hoy nos tendrían que pedir el DNI o pasaporte cuando llegáramos a Barcelona».
La fotografía me la dio un taxista nada más conocerse los resultados. Gracias a Dios, la locura no siempre vence. La Cataluña silenciada, que no silenciosa, lanza un órdago al resto de España. La manipulación tiene su enemigo en la imparable voluntad de un corazón ilusionado, cuando éste se suma a otros convierte a una simple ola de ilusión en un tsunami de cambio.
25 diputados, una campaña de idea y fondo y una frase repetida hasta la saciedad, y en cada ciudadano catalán: imposible, es solo una opinión.