Cartaya, la localidad de Huelva donde la okupación y la inmigración ilegal inflan a votos a Vox
Visita a Cartaya, una localidad de Huelva, engullida por la okupación y la inmigración ilegal
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La localidad de Cartaya (Huelva) se ha visto engullida por la inseguridad, debido a la okupación y la inmigración ilegal. Durante su visita, OKDIARIO comprueba cómo la fuerza que más creció en las últimas elecciones y posiblemente la más votada sea Vox. ¿Por qué?
Bernardo Hurtado, candidato de Vox a la Alcaldía en las elecciones del 28 de mayo, analiza que es «por la inseguridad. Por lo que ocurre aquí por las noches. Por la okupación. Por la inmigración ilegal. Aquí no somos racistas. Desde Vox defendemos la inmigración legal. Pero, la inmigración legal». Hurtado señala que no hay sitio en Cartaya para personas «que vengan aquí a crear problemas y que luego se metan en una casa de un compañero, como ha pasado hace dos días, yo creo que no es una persona que venga a buscarse la vida aquí», en referencia a uno de los grandes problemas de esta localidad y el conjunto del territorio español.
Además, se comprueba cómo viven los okupas. Allí conviven con inmigrantes ilegales sin agua, sin luz y a más de 40 grados de temperatura. Están rodeados de basura, cajas y excrementos en un edificio en el que apenas se puede respirar. Incluso OKDIARIO entabla conversación con uno de los que se lleva por un agujero del edificio, un somier, mientras bromea con que lo ha vendido.
«Cuando una persona viene aquí con su contrato, como le pasa a cualquier ciudadano y es uno más. Pero, los de aquí, lo que reclamamos es seguridad», asegura el candidato de Vox, mientras se queja de que «Cartaya está moribunda. Se está muriendo por la inseguridad. El autóctono ya no tiene trabajo como tenía».
En esta línea, el presidente de Vox Huelva, Rafael Segovia, recuerda que «el problema es la inmigración ilegal, y de alguna manera la inmigración ilegal la está auspiciando el propio Gobierno español y el europeo».
Durante la visita, unos inmigrantes reconocen sonriendo que «no, los españoles no son racistas». Mientras, uno de ellos apunta las similitudes con Marruecos: «Las infraestructuras, las temperaturas son muy parecidas». Sin embargo, hay una gran diferencia: el euro.
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