Antonio Bañuelos (Real Unión de Criadores de Toros de Lidia): «Urtasun es un sectario»
El ministro de Cultura suprimió el Premio Nacional de Tauromaquia, pero el Senado, nueve autonomías y la Fundación Toro de Lidia lo asumieron
“Urtasun incumple la ley, roza la prevaricación y debería dimitir”, dice la Unión de Criadores, nuevo Premio Nacional de Tauromaquia
El cineasta catalán Albert Serra también fue galardonado con el Premio Nacional por sus ‘Tardes de soledad’ sobre Roca Rey
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«Urtasun es un sectario total». Así califica Antonio Bañuelos, presidente de la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia, al ministro comunista de Cultura del gobierno de Pedro Sánchez. Urtasun suprimió de un plumazo, en septiembre, el Premio Nacional de Tauromaquia que concedía el ministerio desde 2013. Una muestra más de la «cancelación» (término de moda) que práctica la izquierda totalitaria en España con todo lo que no le gusta. Su decisión incumple la ley y ha sido recurrida ante la Audiencia Nacional. Bañuelos señala: «Urtasun roza la prevaricación y debería renunciar al cargo».
El Senado, nueve comunidades autónomas y la Fundación Toro de Lidia asumieron el nuevo Premio Nacional de Tauromaquia. Fue fallado en Toledo hace unos días con el presidente socialista castellano-manchego, Emiliano García-Page, como anfitrión. La Real Unión de Criadores de Toros de Lidia y el cineasta catalán Albert Serra, autor de Tardes de soledad sobre Roca Rey, fueron los galardonados. Page pidió retirar al ministro Urtasun la competencias de tauromaquia. «Es como poner al lobo a cuidar las ovejas», dijo.
En este ambiente de acoso al mundo del toro por el gobierno socialista de Sánchez y de su ministro de Cultura, hablamos con Antonio Bañuelos. En la entrevista desmonta los argumentos falaces contra los toros, cuenta el mimo y esfuerzo de la crianza del toro bravo, la joya ecológica que son las dehesas, la herencia cultural de la tauromaquia, el valor económico de un sector que da trabajo a miles de personas y las dificultades que están teniendo para salir, aún, de la brutal crisis que supuso el Covid. «Sigue siendo un gran agujero», dice.
El Rey: «Apoyo total»
La Real Unión de Criadores de Toros de Lidia cumple 120 años en abril. Antonio Bañuelos cuenta con enorme satisfacción que el Rey Felipe VI ha aceptado la Presidencia de Honor. Y destaca el apoyo que están sintiendo de Don Felipe: «A los tres días de ser elegido presidente tuve una llamada de la Casa Real. Era 2020, en plena pandemia. El Rey era consciente de la situación y del peligro que había de perder un patrimonio nacional como es el toro de lidia, independientemente de la afición o no que se tenga. Siempre recibimos su apoyo. Para nosotros es muy importante. Nos invitó al Palco Real en la Corrida de la Beneficencia de 2022, la primera tras el Covid. Fue un hito».
El Rey ha mostrado su apoyo también al gran Libro Verde de la historia de la ganadería de bravo que la Unión de Criadores está elaborando, provincia a provincia, en colaboración con las comunidades autónomas: «Nos ha enviado su foto dedicada».
Sánchez y Urtasun
Por contra, Antonio Bañuelos transmite el abandono del Gobierno: «Hay un cierto diálogo con Planas y cero diálogo con Urtasun. ¿Una reunión con Sánchez? ¿Para qué? La utilizaría contra nosotros». Bañuelos describe las reuniones con cargos inferiores de los ministerios en el ámbito de la ecología o del transporte animal. El nivel es patético: «Son políticos de moqueta. No han pisado el campo nunca. Tienen un desconocimiento profundo, total. Y un gran sectarismo. Sólo les importa ‘que no me quiten el puesto’».
Recuerda Antonio Bañuelos que el ministro Urtasun, delante de los Reyes, negó el saludo a El Juli en el último Premio Nacional de Tauromaquia: «Le define. Su falta de respeto y de educación». La inquina de Urtasun a los toros viene de lejos, desde que era eurodiputado y se dedicaba en Bruselas al malmeter: «Intentó que nos quitaran la PAC, que es un sustento imprescindible para las ganaderías».
Urtasun: tiro por la culata
La prohibición del Premio Nacional ha tenido un efecto indeseado para los antitaurinos. «Las prohibiciones unen mucho, ha habido una reacción», constata Antonio Bañuelos. Urtasun dijo que los toros ya no interesan a los españoles. Bañuelos contesta: «Lo dijo entre la Feria de Madrid y la de Abril, los únicos eventos en el mundo que llenan 25.000 localidades 30 días seguidos. En 2022 hubo 300 eventos taurinos más que en 1999. Nadie había unido antes a nueve comunidades que representan a 30 millones de personas, al Senado y a una fundación para salvar los premios».
Antonio Bañuelos destaca, particularmente, la reacción de los jóvenes: «Las entradas para público joven se venden en 24 horas. Sean 100, 1.000 ó 2.000. La temporada pasada, en Santander, cientos de chicos estuvieron toda la noche en la taquilla de la plaza esperando que abrieran».
Bañuelos también destaca que, cada vez, hay más peticiones de festejos populares con toros en la calle: «Se multiplican en todas las provincias. Quieren estar cerca del toro, ver su mirada, vivirlo. Una parte importante pasa a interesarse por la corrida de toros después. El año pasado hubo más asistencia que nunca a las corridas y de público joven». Es el valor cultural del toro, avalado por siglos: «La tauromaquia pertenece al pueblo. España no se entiende sin el toro y el toro no se entiende sin España»
Antonio Bañuelos destaca el valor económico del sector: «Crea miles de trabajos y fija la población en el campo. El agricultor puede vivir en la ciudad e ir al campo a sus labores. El toro de lidia necesita atención constante. Son vasos de sangre en contínua ebullición. Tienen peleas por definir el macho alfa de cada cercado, por su sitio donde descansar, por una sombra donde comer. Con 500 kilos, hay muchos percances y hay que estar totalmente pendiente de ellos».
Mimo y cuidado
Bañuelos describe el detallado cuidado de la crianza del toro bravo: “La alimentación es proporcionada y condimentada desde que deja la leche por unos piensos de calcio. Cada edad tiene su pienso. Cada etapa del año se va compensando, en energía y proteínas, con el pasto natural y el clima. Fabricamos un atleta que va a hacer un esfuerzo de 20 minutos, cumplidos más de cuatro años”.
El presidente de la Unión de Criadores recuerda la obligación de cuidar al toro bravo que es “una joya genética única con muchas variantes de encastes genéticos únicos. El toro no es un solo toro. Son encastes ya generacionales. Debemos conservar la genética y la llevanza de los libros de raza”.
Escuchando a Antonio Bañuelos, uno es consciente del mimo que hay en la crianza del toro bravo. Y de que nadie puede darles lecciones de ecologismo: “En las dehesas, alrededor del toro, se crea un ecosistema único. El toro bravo es el único animal que dispone, en extensivo, de una hectárea para su vida. Se crea una biosfera, que supone también un sumidero de carbono”.
Bañuelos desmonta la falacia del “maltrato animal” que usó el ministro Urtasun para suprimir el premio: “Urtasun opina sin saber nada. Es un desconocimiento total. Hay estudios de varias universidades sobre el umbral del dolor del toro en el momento de su interpretación de la bravura, en el momento de exaltar la bravura al estar fuera de su hábitat. Con 500 kilos, una puya y un caballo delante, se produce un choque de una tonelada de peso. Empuja y vuelve otra vez y vuelve otra vez. En ese momento no siente dolor. Su bravura no se lo permite. Es un animal único en esa especie”.
El campo, harto
Antonio Bañuelos describe el hartazgo del campo por la normativa europea (“que el acuerdo con Mercosur agravará”) y el acoso del gobierno de Sánchez con sus leyes ecologistas dogmáticas. Aún sufren las crisis del covid: “Fue la primera vez que se suspendieron los festejos. Dos años de parón. Mientras, el toro consume a diario y tiene una edad perecedera: a los seis años no se puede lidiar. Se acumularon momentos muy duros viéndoles desfilar en camiones al matadero. Se perdieron muchos sementales y muchísimo dinero. Hubo también menos consumo y es un producto perecedero. Aún arrastramos aquello”.
Bañuelos recuerda que las ganaderías “no dejan de ser una empresa normal y corriente en la que se fabrica un producto que es el toro a través de una primera materia, que es la vaca nodriza. Así de fácil. Y tiene momentos muy ingratos y desoladores”. Necesita rentabilidad.
Por eso, Antonio Bañuelos destaca la importancia del Premio Nacional de Tauromaquia. “Supone el reconocimiento y apoyo a cientos de ganaderos que, desde hace 120 años, han transmitido generacionalmente este noble oficio de selección de un animal único donde el aprendizaje es contínuo por muchos años que lleves”.
Los toros del frío
Bañuelos fue un pionero. Criar toros bravos en su finca ‘La Cabañuela’, a más de 1.000 metros y con las temperaturas de Burgos fue todo un reto convertido en éxito. Se les conocen como ‘los toros del frío’.
Bañuelos recuerda el hito que, quizá, les lanzó definitivamente, Enrique Ponce (de retirada este año) indultó a ‘Gamarro’ en El Plantío en 1999. Desde entonces, 8 indultos: “Llevo 31 años. Desde muy pequeño sentí la afición por la cría del toro de lidia más que por lo que ocurre en la plaza. Es más una afición al campo. Desde muy pequeño iba a las ganaderías de Salamanca y hablaba con el mayoral y el vaquero. Quería aprender todo: los movimientos del toro, la selección, la alimentación. Es apasionante y decidí matar el gusanillo. Con mucha ilusión hemos hecho camino al andar. Un parto, un tentadero probando un semental nuevo o tentando un semental que llevas siguiéndole desde que nació… Todo eso queda en la retina”.
¿Y sigue amando la vida que eligió?, le preguntamos. Antonio Bañuelos responde: “Unas pocas pero grandes satisfacciones compensan muchos momentos de soledad, disgusto y duda”.
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