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Álex Lachhein: «La victoria de Trump es la muerte de la dictadura woke»

"Con Elon Musk ya no podrán censurar en X. El bulo y el fact check son un negocio al servicio de la corrección política"

"Iker Jiménez da miedo porque es un verso libre del periodismo con una legión abrumadora y fiel de seguidores"

“La victoria de Trump es la muerte de la dictadura woke”. Así lo cree el naturalista y divulgador medioambiental, Álex Lachhein. En una entrevista a OKDIARIO, Álex Lachhein habla de varios asuntos, entre ellos la campaña de boicot contra el periodista Iker Jiménez, con quien colabora desde hace 11 años. El sanchismo mediático se ha lanzado en las últimas semanas a lapidar a Iker Jiménez. La excusa: el error, reconocido por el periodista a diferencia de otros medios, sobre la posibilidad de que hubiera muchos muertos en el parking de Bonaire. Es lo mismo que dijeron los medios que lo han machacado.

Para Álex Lachhein lo que molestó al poder de su cobertura en Valencia fue mostrar, en un programa nocturno, casi a oscuras, la terrible realidad que vivían los afectados, absolutamente abandonados en un paisaje inimaginable de destrucción. La campaña contra Iker Jiménez se ha vuelto contra sus instigadores, incluido un famoso banco. Para Álex Lachhein, más allá de lo ocurrido en Valencia, «Iker Jiménez da miedo porque es un verso libre del periodismo con una legión abrumadora y fiel de seguidores».

Álex Lachhein señala: “La dictadura de las minorías woke cancela al que disiente”. Por eso ahora se van de X (la antigua Twitter): «Con Elon Musk ya no podrán censurar en X”. Para Lachhein, “el bulo y el fact check son un negocio al servicio de la corrección política».

Álex Lachhein señala que “el pilar básico de la dictadura de las minorías woke es el llamado cambio climático”. Sin temor a que le llamen negacionista afirma: “No hay cambio climático. Hay ciclo climático”. Y describe la nueva religión EVA: ecologismo, veganismo y animalismo.

Pregunta.- ¿Qué te parece la campaña contra Iker Jiménez?

Respuesta.- Iker Jiménez es un rara avis del periodismo. Lleva más de 20 años labrándose una legión abrumadora de cientos de miles de seguidores que son fieles. Yo llevo 11 años con él. Se fue, de noche, en directo, a la zona cero de la gota fría en Valencia donde no se podía, en teoría, acceder y le mostró a España lo que ocurría. La oscuridad total, la negrura, la boca del lobo y la gente desde los balcones gritando desesperada. Pidiendo agua y comida. Estoy convencido de que, gracias a ese programa, que pasará a la historia del periodismo, el ejército terminó yendo. Él lo mostró a toda España, a todos sus seguidores, que son legión. Y eso es lo que da miedo. En la segunda visita fue con 100 camiones de víveres, medicinas y artículos de primera necesidad: maquinaria, farolas, de todo… Pero tuvo que lidiar con el negocio de las ONGs, que le obligaban a dejar su mercancía en una nave y adiós muy buenas. Él tenía el compromiso de llevar directamente ese material a las víctimas. Cruz Roja es una de las ONG que está allí. El banco que canaliza las subvenciones a Cruz Roja, y que ahora está en la picota, retiró su publicidad del programa. La campaña contra Iker se ha producido fundamentalmente en una cadena de la competencia [La Sexta], que lleva años intentando que se vaya con ellos sin conseguirlo. La campaña se les ha vuelto en contra como un boomerang.

P.- ¿Cancelar socialmente a Iker Jiménez o a quien ofrece voces que se salen del marco establecido forma parte de la dictadura woke?

R.- Sí. Vivimos la dictadura de las minorías, aunque todo el mundo piensa que son mayoría. Maneja el cotarro quien está al timón y es dueño del relato y de los medios de comunicación. También, en las redes. ¿Qué ocurre? Iker Jiménez es un rara avis, un verso libre, alguien sin adscripción política, que reparte bofetadas a derecha e izquierda. En su mesa están todos los colores políticos, aunque le acusan de facha. En su mesa hay pluralidad. Iker llega a mucha gente. Mientras te dedicas a hablar de fantasmas y ovnis no pasa nada. Pero cuando te dan un programa de actualidad y cuentas cosas que ningún otro programa se atreve a contar, empiezas a tener un problema.

P.- ¿El bulo y el fact check es un negocio?

R.- Sí. ¿Quién verifica al verificador? Todo lo que no entra dentro del relato, de la corrección política, hay que cancelarlo. ¿Cómo? Muy fácil. Acusándole de mentir. Cuando la pandemia éramos negacionistas, antivacunas… un montón de adjetivos que nos ponían etiquetas. Como eso ya ha pasado de moda, ahora es el bulero, el desinformador entre los que está este medio de comunicación, OKDIARIO.

P.- Ángels Barceló, La Vanguardia… y otros anuncian que se van de X. ¿Por qué?

R.- Porque ellos, en ese universo en el que viven, acariciaban la esperanza de que Donald Trump no saliera elegido. Pensaban que iba a salir Kamala. Y Trump va a poner a Elon Musk en su gobierno. Es decir, se va a acabar la censura en Estados Unidos en las redes y esto va a salpicar a Europa. Cuando Twitter no era de Elon Musk, ellos cancelaban, insultaban y señalaban a todo el mundo y bloqueaban o pedían el bloqueo de cuentas sistemáticamente en todas las plataformas. Mark Zuckerberg [Meta] reconoció que aplicaba la censura por orden de Biden. Esto se va a acabar. Como ellos ya no están en su terreno, no dominan el relato y ya no pueden cancelar cuentas, dicen ‘vamos a desprestigiar X’. Y ahora dicen que X es el terreno del bulo.

P.- ¿Qué supone la victoria de Trump para la ideología woke?

R.- Su muerte. Él es contrario al pilar de todo el movimiento woke, que es el mal llamado cambio climático antropogénico. Un nombre que deriva del calentamiento global. Esto empezó en los 70 con el miedo a que íbamos al frío. Luego se habló de la lluvia ácida y después del agujero de la capa de ozono. Son mentiras. El agujero es estacional. Luego salió un iluminado, el primer director del IPCC [Panel Intergubernamental del Cambio Climático], Bert Bolin, sueco, diciendo que “podría ser” que uno de los cinco gases de efecto invernadero calentara la atmósfera. Hoy seguimos igual: “Podría ser”. Y, a partir de ese momento, nos hablan de “calentamiento”. En plena investigación, hubo un impasse, más de una década, donde no se calentó nada. Ya no les servía el asunto. Así que, como, según los científicos, no vamos hacia el calor sino hacia el frio, hubo que cambiar otra vez el nombre. Ya no es “calentamiento global”. Si nos congelamos ahora es “cambio climático”. Y, después de “cambio climático”, es “emergencia climática”. Según Antonio Guterres, “ebullición climática”. Así aterrorizamos y alarmamos a la población. Esto es el eje sobre el que pivota todo el movimiento woke de todas las minorías: LGTBIQ+, reemplazo poblacional, ecologismo, veganos, animalismo… Ecologistas, veganos y animalistas lo llaman ‘EVA’. Todo pivota alrededor del camelo climático. Trump es totalmente contrario a ese bulo, a ese fake, porque tiene informes de científicos, de miles de científicos, tan científicos como los del IPCC de la ONU, que dicen que la emergencia climática es una patraña. Trump va a acabar con esto.

P.- ¿Lo de llamar dana a la gota fría tiene que ver con ese cambio de la nomenclatura?

R.- Por supuesto. Hay que ir cambiando los términos para que parezca algo nuevo. Se vio en pandemia. Gota fría no da miedo. Hay todos los años en octubre. Pero las verdaderamente devastadoras son cada 20 ó 25 años. Le cambian el nombre para que parezca algo nuevo producido por el ser humano y por los mal llamados combustibles fósiles.

P.- “El cambio climático mata”, dijo Sánchez. ¿Es la excusa del mal gobernante?

R.- Por supuesto. Sánchez no dice la verdad ni al médico. Él sabe que es mentira. Lo dice todos los años después de los incendios forestales, del volcán de La Palma… Como Von der Leyen, a sabiendas de que es mentira. Hay informes científicos. El hombre no tiene capacidad de cambiar el clima de la Tierra y lo saben. Puede contaminar muchísimo, pero no cambiar el clima de la Tierra porque es cíclico. Por eso, hay que decir ‘ciclo climático’ y no ‘cambio climático’. El clima de la Tierra lo gobierna el Sol y sus movimientos alrededor. Son las variaciones orbitales o ciclos de Milutin Milanković, astrofísico serbio. El primero es la Tierra orbitando alrededor del Sol por las elipses que describe. El segundo es el eje de inclinación de la Tierra, que varía cada muchísimos años. Y el último es el eje de la Tierra hacia un sentido u otro. Esto sí afecta al clima y no a los gases de efecto invernadero. El CO2 ocupa menos del 1% de la atmósfera. Lo dice la propia ONU. Ese CO2 ocupa un 0,004% del 1% del total de los gases de efecto invernadero. Es una minucia. Según el IPCC, de ese 0,004%, el 93% es de origen natural. Es decir, que solamente el 3% de ese 0,004% sería atribuible a una supuesta acción del ser humano por el uso y quema de combustibles fósiles. Otra mentira.

P.- ¿Todo esto se ha convertido en un gran negocio?

R.- Un negocio mayúsculo. Hay un lobby. Es el negocio de los bonos del CO2, el de las renovables, el de los molinos, las placas solares… Otro de los pilares woke es el veganismo. Es el gran negocio de echar a la gente del campo y comprar sus terrenos a precio de saldo. Ahí, especulas geológicamente o plantas vegetales para la industria del veganismo. Lo siguiente es expulsar al ser humano del medio rural y meterlo en ciudades, donde es controlable. Y, si son ciudades de 15 minutos, mejor. Y si es con monedero electrónico mejor…

P.- Pero lo que describe es un plan. ¿De quién?

R.- Élites globalistas. Gente con mucho dinero que quiere hacerse más rica todavía a costa de que tú seas, cada vez, más pobre y tengas menos derechos y libertades por los que nuestros abuelos y antepasados dieron su vida. La Agenda 2030 tiene 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible llenos de eufemismos. El primero es acabar con la pobreza. ¿Cómo se hace? Acabando con los pobres. Reduciendo población. La pandemia del bicho de Wuhan, que nadie ha visto ni fotografiado, ha dejado un montón de muertos; la mayoría, pensionistas.

P.- Os llaman negacionistas. ¿Hay chantaje, vía subvenciones, a los científicos que no investigan dentro del marco establecido?

R.- Sí. Y a todos los niveles. En el cine, por ejemplo, si te sales del relato y del argumentario de izquierdas progre dominante no trabajas. El científico tiene que comer y no es, normalmente, una persona con arrestos, vehemente y combativa. La universidad o instituto en el que trabaje sus proyectos necesitan dinero. Si le amenazas con eso, el científico firma el informe que sea. También hay numerosos científicos que se han resistido a la presión. Los que no dependen de subvenciones sí alzan la voz. Como los 1.300, entre ellos dos premios Nobel, que han dicho en un manifiesto que no hay emergencia climática. Es más. Dicen que es el mayor fraude de la ciencia después del hombre de Piltdown.

P.- Hablas la religión EVA: ecologismo, veganismo y animalismo. Detrás hemos puesto la foto de un pastor con la bandera LGTBI que dice que tiene el primer rebaño de carneros homosexuales

R.- Sí. La noticia la compartí yo. La ignorancia es atrevida. Un carnero no puede ser gay porque un carnero es un borrego capado. Por eso no puede cubrir a una oveja. Como el buey es un toro capado o la pularda una gallina capada. O el capón, un gallo capado. La gente cree que el carnero puede ser gay. ¿Cómo va a cubrir a ninguna oveja si no tiene testículos? Por eso, es carnero.

P.- Trump ha anunciado el fin de cualquier financiación pública en las escuelas relacionadas con las cirugías de género o inhibidores de la pubertad en niños. ¿Qué te parece?

R.- Muy bien. Cuando uno es mayor de edad puede elegir lo que quiera. Pero los críos no se tocan. Son sagrados. ¿Quién eres tú para arruinarle la vida? ¿O quién para obligarle a comer sólo vegetales? Yo he visto fotos de esa cirugía genital con unos órganos totalmente disfuncionales que sólo son estéticos y no valen para nada. Es una aberración. Si tienes 25 años y quieres cambiarte de sexo, haz lo que quieras. Pero los críos son sagrados. Ningún periodista se rebela contra las nomenclaturas, que son muy importantes. Las personas no tienen género. Tienen sexo. Las palabras tienen género, pero las personas tienen sexo.